Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1680
Capítulo 1680:
María sacudió la cabeza.
Julia se limpió las lágrimas.
“Como sus padres, la hemos perjudicado. Tadeo y yo nunca esperamos que Amber nos perdonara o quisiera conocernos. Solo queríamos compensarla porque le debemos mucho”.
En ese momento, la puerta se abrió y Amber salió con un vestido blanco. Caminó hacia María, pretendiendo no haber escuchado la conversación.
“¿Es lindo?”, preguntó.
Julia y María asintieron, fascinadas.
“Es hermosa”.
María le tomó la mano y la hizo girar mientras asentía.
“Es hermosa, tiene una gran figura con curvas. Su cuerpo es perfecto para este tipo de vestido”.
“Si, tienes una cintura tan pequeña y una piel tan suave. Te ves increíble”, dijo Julia con felicidad.
Quería imitar a María, tocando a Amber, pero se contuvo por miedo a que la rechazara. Sin embargo, estaba feliz al ver a Amber tan hermosa en su vestido.
Amber estaba sonrojada por los cumplidos, por lo que bajó la cabeza, avergonzada.
“No me gusta el área del estómago. Se ve abultada”.
Se tocó la panza. Aunque no se veía en el espejo, ese vestido era tan ceñido que ponía énfasis en esa zona.
“Eso no es nada”.
María rio.
“Está embarazada, no gorda. De cualquier forma, puede utilizarlo después de dar a luz y cuando esté en forma. Solo estamos probándolo hoy”.
“María tiene razón”.
Julia asintió.
Al escuchar ese comentario, Amber dejó de preocuparse.
“Me pondré mi ropa”.
“Pruébese otro atuendo antes”.
María le dio otro vestido.
Julia asintió y miró a Amber con ojos brillosos. Después de escuchar eso, Amber quiso reír para sus adentros.
‘¿Piensan que soy una modelo?’.
Sin embargo, estaba feliz de probarse la ropa para ellas. Por eso, no dudó y se cambió de inmediato.
Durante la próxima hora, estuvo probándose cada atuendo, además de aquellos de embarazadas. Por otro lado, Julia y María comenzaron a tomarle fotos.
Una de ellas se las enviaba a Jared, mientras que la otra a Tadeo.
Todavía estaba oscuro en donde se encontraba Jared, pero seguía leyendo los documentos en su habitación de hotel.
Cuando escuchó que su teléfono sonaba, lo tomó y observo. Al ver un mensaje de María, frunció el ceño.
‘¿Un mensaje de María?’.
Jared había tenido una videollamada con Amber hacía dos horas.
‘¿Algo le sucedió a Amber?’.
Al pensar en eso, dejó su trabajo, apoyando la lapicera. Entonces, miró los mensajes. Sin embargo, no eran malas noticias como pensaba. Solo eran unas fotos. En estas, Amber se probaba diferentes vestidos antiguos con una hermosa sonrisa.
Se veía preciosa. Aunque su belleza no era tan despampanante ya que no estaba peinada o maquillada, Jared pensó que se veía muy linda de todas formas. Su mirada se enterneció. Después de guardar las fotos, llamó a María.
“¿Joven Amo Jared?”.
María espero a que Amber se alejara para probarse otro vestido para atender el teléfono.
Julia levantó un poco la cabeza cuando escuchó que Jared llamaba.
Desafortunadamente, María no puso el altavoz, así que, no importaba cuanto intentara, no podía escuchar ni una palabra de lo que decía. Al final, se dio por venida y se enfocó en la puerta de la habitación donde estaba Amber, esperando que saliera en otro vestido.
“¿Qué sucede, Señora María?”.
Jared se apoyó en su silla.
“¿De dónde salieron esos vestidos?”.
Aunque no era un experto en moda, podía darse cuenta de que los vestidos eran de gran calidad y no eran fáciles de conseguir.
El bordado y los diseños eran hechos a mano por algún diseñador famoso sin duda; no eran vestidos que se pudieran comprar con facilidad.
Cuando María se dio cuenta de la razón por la que llamaba, se rio.
“Esos vestidos son de la Señora García. La Gran Señora García se los hizo hace años. Algunos son para embarazada y otros son vestidos normales. La Señora García dijo que nunca los usó antes, así que se los regaló a la Señorita Amber”.
“Ahh”.
Jared asintió. Había adivinado.
Solo una gran bordadora como Paulina García podía confeccionar esos vestidos.
“¿Qué piensa, joven amo? ¿Le gustan?”, preguntó María, sonriendo.
“Si”. Sonrió.
“Qué pena que la Señorita Amber no tenga un peinado y maquillaje. Oh, será demasiado tarde prepararla cuando nazca el bebé, pero sé que se vería increíble”.
Las mujeres que daban a luz siempre resultaban ser más voluptuosas después.
Esos vestidos antiguos se verían mejor si la persona era más delgada. Aunque Amber se veía muy bien en ese momento, se vería despampanante después de tener al bebé.
Lo que dijo María hizo que Jared imaginara cómo se vería Amber peinada y maquillada. Entonces, su mirada se ensombreció y dijo con voz ronca:
“Mi esposa es la mujer más hermosa y natural”.
“Sí, señor”.
María asintió, sonriendo.
“¿Dónde está?”, pregunto Jared.
“Fue a cambiarse. Todavía quedan dos vestidos por probar, Le pasaré el teléfono cuando salga”.
“Muy bien”.
Pronto, Amber salió en otro vestido. Julia se acercó a ella para enderezar el vestido con la mano. El atuendo era considerado un vestido gótico con múltiples capas que debían de ser acomodadas una vez puesto; si no, se vería desordenado.
Este era hermoso al extremo. Si Amber tuviera un sombrero, se vería como una mujer noble salida de una pintura. Amaba el vestido; en realidad, era su favorito de todos los que se había probado.
Mientras Julia seguía acomodándole el vestido, le sonrió a Amber con admiración.
“Eres tan hermosa. Sabía que este vestido te quedaría”.
“Gracias”, susurró Amber mientras bajaba la mirada.
Julia se quedó perpleja por un momento antes de sacudir la cabeza, alegre.
“No debes agradecerme. Te lo mereces”.
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