Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1672
Capítulo 1672:
“De ahora en adelante, antes de que tu próximo juego comience, nos informarás y le harás compañía a Amber para hacerla feliz”.
“¿Qué me darás?”.
Se le iluminó la mirada.
Jared quería regañarlo al principio, pero después pensó que Tomás solo servía para eso, así que abandonó la idea.
“Te daré el doble de mesada”.
“Muy bien”.
Tomás accedió sin dudarlo, ya que temía perder la oportunidad.
‘Poder venir a acompañar a Amber cada día para pasar el tiempo y ganar el doble de mesada… ¿Quién no quería esto?’.
“No te preocupes, Jared”.
Tomás se puso de pie y se golpeó el pecho.
“Cuando estés ocupado, cuidaré a Amber de manera consciente, meticulosa y concienzuda para que sea feliz”.
Tenía expresión seria como si le hubieran contado una tarea importante. María y Amber rieron sin control a su lado. Solo Jared estaba molesto.
‘Parece que me olvidé de hacerlo estudiar y lo apoyé demasiado en el básquetbol. Debo empezar a obligarlo a estudiar más de ahora en adelante’.
En ese momento, Tomás solo sabía que tendría más mesada para el futuro, pero no sabía que tendría más tarea también. Si lo supiera, se arrepentiría de haberse metido en ese embrollo.
“Por cierto, Jared. ¿Qué hiciste más temprano?”.
Amber preguntó de pronto.
Después de despertar, no vio a Jared, así que Amber pensó que había regresado a la compañía. Sin embargo, María le dijo que no fue al trabajo, por lo que sentía curiosidad de donde estuvo esas horas.
Jared parpadeó cuando escuchó la pregunta de Amber y respondió: “Dijiste que querías dejar ir a Tamara, así que me encargué de eso”.
Eso era mitad verdad y mitad mentira; había dejado ir a Tamara, pero se la había entregado a Timoteo. No era su problema lo que le hiciera a la mujer.
Amber asintió: “Ya veo”.
No le hizo más preguntas de Tamara. Se sentía incómoda y no quería preocuparse por ella. Jared sabía que no preguntaría más, así que pretendió haberla dejado ir, pero la llevó a otro lado.
Tomás, que estaba sentado cerca, preguntó: “¿Quién es esa Tamara de la que hablan?”.
Se veía confundido y molesto al escuchar ese nombre.
‘Ese nombre suena horrible’.
Jared lo miro y dijo: “No es de tu incumbencia. Es tarde, así que deberías irte. Haré que alguien te lleve”.
Tomás miro por la ventana y vio las luces de la calle brillando afuera. En verdad era tarde.
Se puso de pie y dijo: “Muy bien; entonces, me iré ahora, sino madre me llamará otra vez. Amber, vendré a verte a ti y a mi sobrina mañana”.
“Muy bien; nos vemos”.
Amber sonrió y asintió.
‘Parece que Tomás quiere que tenga una hija’.
Desde que se despertó en la tarde, le estuvo diciendo que tenía una niña en la panza. Aunque ella le explicó que era un asunto de probabilidades y que no estaría segura hasta que el bebé naciera, él dijo que creía que era una niña.
A pesar de eso, sin importar que resultara ser, Amber amaría a su bebé. Sería lindo que fuera una niña al final ya que su tío la amaría.
“Haré que alguien te lleve”, dijo Jared.
También se puso de pie y se preparó para acompañar a Tomás hasta el ascensor mientras hacía que un guardaespaldas lo acompañara. Después de todo, era hermano menor y no se sentía cómodo si volvía a casa solo.
Jared le acarició el pelo a Amber y dijo: “Cariño, espera a que vuelva”.
Amber murmuró en respuesta y le dijo que fuera.
“Ve. Mientras más pronto vayas, más pronto regresaras”.
“Muy bien”.
Jared saco la mano y respondió con gentileza.
Sin embargo, cuando se giró, su expresión se volvió enojada.
“Vamos”.
“Jared, cambiaste de humor tan rápido. Estabas siendo amable con Amber, pero ahora estás enojado conmigo”, dijo Tomás, mientras le temblaba el labio.
“¿Eres Amber?”.
Jared lo miró, molesto y le habló, enojado.
Tomás murmuró y respondió: “No, pero soy tu hermano menor. Eres tan malo con tu propio hermano. Es demasiado”.
“Si fueras más listo, no sería malo contigo. ¿Quién te dijo que fueras así de tonto? Eres el más estúpido de la familia”, dijo, sin piedad.
Tomás se quedó sin palabras y camino, enojado. Amber y María los escucharon pelear y movieron la cabeza, ya que les parecía gracioso.
“Al Joven Amo Jared le gusta molestar al Joven Tomás”, dijo María.
Amber bebió un poco de leche y dijo: “Puedo entenderlo. Tomás es como un barril de explosivos, Reacciona ante el mínimo comentario, lo que le impide a los demás no burlarse de él”.
“Exacto, el Joven Amo Tomás siempre ha sido así desde niño. No ha cambiado en nada. Cada vez que le dicen algo, se enoja, pero no es desagradable. En cambio, hace que lo molesten más y más. Podría decirse que creció con las bromas de su hermano mayor”, dijo María mientras se sentaba a su lado y cortaba fruta.
Amber asintió.
“Por suerte, no heredó los malos hábitos de Jorgelina, sino sería más divertido molestarlo”.
“Eso es porque tiene buenos genes”, dijo María, sonriendo.
“Gracias a Dios ni Jared ni Tomás son como su madre; sino tendrían un carácter terrible. La madre del Joven Amo Jared estaba obsesionada con su relación amorosa; en cuanto a la madre de Tomás… no la mencionemos mejor. En cualquier caso, si ambos se parecieran a ellas, sería terrible y sería el fin de la Familia Farrell”.
Amber se estremeció al pensar en lo que dijo María mientras intentaba imaginar cómo serían los dos hombres si se parecieran a sus madres.
“Tiene razón. Si se parecieran a ellas, sería aterrador”, respondió.
“Sí, es por eso que la Gran Señora Furtado a veces suspira aliviada de que no fue hereditario”, dijo María mientras cortaba una manzana en pedacitos.
Amber preguntó con curiosidad: “María, ¿Sabe cómo conoció a Jorgelina el padre de Jared? ¿Y cómo se enamoraron?”.
Quería preguntar eso hacía mucho tiempo, pera se había contenido de interrogar a Jared porque quizá no sabía la historia completa. Además, era información del pasado de su padre, lo cual sería difícil de hablar.
Así que evitó hacerlo, pero, en ese momento, el tema había surgido y solo estaba María allí, así que no pudo resistirse y le preguntó.
Quería saber qué clase de brujería había utilizado Jorgelina para enamorar al padre de Jared. ¿Podía ser simplemente porque quería a alguien nuevo a quien mirar?
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