Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1652
Capítulo 1652:
“¿Qué hay sobre ti?”.
Su voz sonaba baja ya que hablaba bajo su abrazo.
“¿Quieres que lo vea? ¿Debería hacerlo?”.
Quería escuchar lo que alguien más pensaba y opinaba en ese momento porque no quería tener que enfrentar la decisión sola.
Estaba abrumada y se sentía presionada, Jared la miró desde arriba y le preguntó: “¿Quieres saber la verdad?”.
Amber se mordió el labio.
“¿Por qué te preguntaría si no quiero saber la verdad?”.
“Es verdad”.
Jared rio.
“Muy bien, te diré lo que pienso”.
“Bien”. Asintió.
Miró al cielo.
“Cariño, en verdad pienso que deberías ir a verlo”.
Las pupilas de Amber se encogieron un poco. Nunca esperó que esa fuera su opinión.
“¿Por qué?”.
Lo miro, confundida.
“Sabes de nuestra historia, el odio que sentimos y la mala relación entre Tadeo y yo. ¿Por qué piensas que debo verlo?”.
“Porque es tu padre biológico”.
Jared bajó la mirada a su rostro.
“Porque es un padre que en verdad te ama. Si no te amara y le preocupara que hubieras sido criada por su enemigo, por supuesto, podrías decidir no verlo, pero no es esa clase de persona; por el contrario, no le importa. Sabe que eres su hija y está muy feliz por ello. Lo verás por esa razón nada más. Creo que, además del odio que sientes hacia él, te sientes confundida, ¿No?”.
Entendía como se sentía Amber. Aunque abrió la boca, no pudo decir nada. Jared le tocó la cabeza con gentileza.
“Entonces, ve a verlo. No le queda mucho tiempo. Por supuesto, no digo que lo trates como a tu padre. Solo espero que no te arrepientas en el futuro”.
“¿Por qué piensas que me arrepentiré?”.
Jared apretó el puño.
“Porque te conozco bien. Siempre fuiste sentimental. Tadeo sigue vivo y no puedes olvidar el odio entre las familias. Pero, una vez que muera, ese odio desaparecerá y no te sentirás más presionada. Cuando eso suceda, quizá pienses en él, el padre que te amo profundamente pero nunca te crio, incluso te lastimó. También sabrás que no te crio, pero te perjudicó, todo debido a la enemistad de los pasados veinte años, ya que te secuestraron. Pero ahora sabes bien que, si no te hubieran robado, te habría atesorado como a una piedra preciosa y su amor por ti no habría sido menos que el de Enrique, quizá aún más. Pensaras en eso y te arrepentirás de no haberlo visto por última vez”.
Amber cerró los ojos y comenzó a llorar aún más fuerte. Jared la consoló, dándole palmaditas en la espalda.
“Bueno, bueno, no llores. No te digo esto para presionarte, pero espero que puedas entender y no arrepentirte en el futuro. No debes tratarlo como a tu padre, pero deberías verlo. De esa forma, incluso si piensas en él en el futuro, no te arrepentirás”.
“Yo… Yo lo pensaré”, dijo con voz ahogada.
Aunque sabía que tenía razón, habían sucedido tantas cosas entre ella y los García. No podía acceder a verlo de inmediato después de escuchar a Jared.
Debía tranquilizarse y escuchar su corazón para saber lo que en verdad quería. Jared sabía lo que estaba pensando, así que se estiró y apago la luz.
“Muy bien. Está bien. Todavía hay tiempo, así que descansa y no te apresures. Duerme ahora”.
“Muy bien”. Amber asintió.
La mañana siguiente, Tadeo se despertó inusualmente temprano. Julia se sorprendió al verlo.
“Querido, ¿Por qué te levantaste tan temprano?”.
Incluso desde que su salud había empeorado, solo se despertaba por tres o cuatro horas al día en la tarde. Era muy extraño que se despertara tan temprano.
“No puedo dormir”.
Tadeo sonrió con debilidad.
“Estoy esperando la llamada”.
Miró al teléfono a su lado. Julia también lo miró y se dio cuenta de a quien estaba esperando.
Se puso nerviosa y preguntó: “Tadeo, ¿Piensas que Amber vendrá a vernos?”.
Tadeo movió la boca.
“No lo sé. Esa muchacha es diferente a nosotros”.
Movió la cabeza con lentitud.
“Hemos hecho mucho para herirla, y nuestras dos hijas adoptivas también la atacaron, así que el odio hacia nosotros solo crecerá una vez que sepa de su identidad. Incluso si sabe que somos sus padres biológicos, quizá no pueda dejar ir el resentimiento de inmediato y nos acepte como esperamos. Por eso, quizá no quiera vernos; debe sentir odio hacia nosotros todavía”.
Se cubrió el rostro, apesadumbrada.
“Todo es nuestra culpa. No la protegimos ni la vigilamos lo suficiente, así que Enrique la secuestró. También es nuestra culpa como padres no haberla reconocido antes; sino, nada de esto habría sucedido. Dime, Tadeo, ¿Por qué no la reconocimos? Se parece tanto a su abuela. ¿Por qué no sospechamos nada desde el principio?”.
“Debido a Enrique”.
Tadeo suspiró.
“¿Quién habría pensado que él, que nos odiaba tanto, no asesinaría a nuestra hija y decidiría criarla en cambio?”.
Si hubiera sido él, nunca habría podido hacer lo mismo y criar a la hija de su enemigo como propia. Por eso, asumió que Enrique era igual y nunca pensó que fuera su propia hija, aunque se parecía tanto a su madre. Después de todo, muchas personas se parecían en el mundo.
“Tadeo, ¿Qué si Amber no quiere vernos?”.
Julia estaba muy preocupada; tenía miedo.
Tadeo dudó un momento, sin saber que decir. Ella lloró con tristeza.
“Pero quiero verla. Quiero ver a mi hija. Cuando me enteré de que Amber era mi hija, me puse muy feliz. Cuando estaba con Tamara, sin embargo, era completamente indiferente y estaba tranquila, pero ayer me sentí tan entusiasmada al saber que Amber es mi hija. No pude dormir en toda la noche; pensé en reunirme con ella, decirle cuanto la extrañé, cuanto la amo y lo mal que me siento. Tadeo, amo tanto a mi hija, En verdad quería verla y darle el amor maternal que no pude durante los pasados veinte años”.
Al ver a su esposa llorando de esa manera, Tadeo también se sintió mal; se sentía como ella; sin embargo, como hombre, podía contener sus emociones y razonar más que ella.
De hecho, él tampoco había dormido bien la noche anterior. También se preguntaba cómo podía compensar a Amber como su padre si ella lo aceptaba.
¿Lo llamaría “padre”?
“Tadeo”.
En ese momento Julia bajó las manos y lo miró.
“Si Amber no quiere venir a vernos, ¿Deberíamos ir nosotros? Como padres, le debemos demasiado. Deberíamos ser quienes toman la iniciativa, ¿No? Quiero verla, darle muchos regalos y decirle que hemos preparado ropa y juguetes para ella todos estos años; yo…”.
Capítulo 1439
Fue interrumpida por el teléfono de Tadeo que sonaba en la mesa de luz. Julia miró al celular.
“¿Es Amber?”.
“Es Jared”, respondió Tadeo, intentando controlar sus nervios.
Estaba decepcionada, pero tuvo una pequeña esperanza.
“Es Jared, eso es bueno también. Son esposos, así que su teléfono también es de Amber. Quizá nos llamó para decirnos que accedió a vernos. Rápido, Tadeo, contesta”.
Julia le urgió. Al escucharla, a Tadeo le temblaron las manos, No podía tomar el teléfono, pero quería responder rápido, así que estiró una mano para agarrar el celular y lo puso en su oreja.
“Soy yo”, dijo Jared.
A Tadeo le brillaron los ojos cuando lo escuchó. Julia tuvo una reacción similar.
Sin embargo, el seguía siendo racional.
Pronto volvió en sí y preguntó: “Sé que llamas por lo que hablamos ayer, ¿No es así?”.
Del otro lado del teléfono, Jared miró a su esposa, incapaz de entender su expresión.
Levantó un poco la barbilla y respondió: “Sí, lo llamo para decirle que mi esposa accedió a reunirse con usted”.
Entonces, Julia se cubrió la boca de inmediato y comenzó a llorar de felicidad.
“Amber accedió a vernos. Tadeo, ¿Lo escuchaste? Amber accedió. Nosotros… Nosotros podemos verla ahora…”, lloró.
Aunque Tadeo no dijo nada, tenía los ojos rojos y llorosos.
“Si, lo escuché”.
La voz de Tadeo sonaba alegre.
Después de escuchar su reacción al otro lado del teléfono, Amber, que usualmente estaba serena e indiferente, no pudo evitar morderse el labio con fuerza. Tenía un sentimiento casi indescriptible de envidia, plenitud y cariño.
Ni siquiera Jared pudo evitar ponerse sentimental al pensar en lo cruel que había sido el destino. Si Tadeo no hubiera sido tan malo; si Enrique no hubiera secuestrado a Amber, ella habría recibido tanto amor por la Familia García como lo hizo con sus padres.
Aunque no servía de nada pensar en eso, ya que era parte del pasado.
“Presidente Farrell, ¿Cuándo vendrá Amb a vernos?”.
Tadeo la llamó igual que Julia lo hacía.
Era la primera vez que la llamaba por su apodo, así que se sintió algo incómodo y extraño. Jared la miró.
Ella observó el teléfono y, al final, dijo con suavidad: “Mañana”.
Tadeo y Julia la escucharon. Ella se entusiasmó tanto que tomó el teléfono.
“Muy bien, muy bien. Mañana, entonces. Amb, tú…”.
Estaba a punto de preguntar por su estado actual y su salud; pero antes de que pudiera terminar la oración, se dio cuenta de que no había tono del otro lado de la línea. Se apresuró a revisar el teléfono y se dio cuenta que habían cortado. Julia apoyó el celular, decepcionada.
“Nos cortaron”.
“Está bien”.
Tadeo le tomó la mano y la consoló.
“La muchacha no está acostumbrada a nosotros todavía y debe dejar ir muchos sentimientos albergados en su corazón. Es normal que no quiera hablar con nosotros. No sabe que decir y cortar el teléfono también le permite evitar esa incomodidad. Cuando nos veamos mañana, tendremos la oportunidad de hablar de muchos temas”.
Motivada por sus palabras, asintió de acuerdo.
“Sí, es mejor hablar en persona y más sincero que por teléfono. Estoy muy feliz de que Amb haya accedido a vernos. Pensé que nunca lo haría”.
“Sí, si la muchacha asimiló la situación, ya me siento satisfecho”. Tadeo asintió.
Julia guardó el teléfono.
“Ahora debo comprar comida y preparar algo delicioso para ella. Nunca cociné para Amber antes, así que no sé qué le gusta, pero la vi comprando pastel de arándanos. Como le agradan, sus gustos deben ser similar a los míos. Cocinaré lo que me gusta, Tadeo, iré a hacer las compras sola, tú quédate a descansar. Si sucede algo, llama a la enfermera. Me iré ahora”.
Después de decir eso, tomó su bolso y se apresuró a salir, entusiasmada. Al ver eso, Tadeo no pudo evitar sonreír. Sabía cuánto Julia amaba a su hija.
Debido a su salud, pensaron que nunca podría tener un hijo ya que intentó durante tantos años sin éxito que incluso había perdido la esperanza; sin embargo, un día los llamaron del hospital para decirles que la fertilización in vitro había sido exitosa y que podían proseguir con la transferencia del embrión. Nadie sabía que tan entusiasmados y felices se sintieron en ese momento.
Después, su esposa se quedó embarazada cada día, protegía al bebé en su vientre. Le cantaba e incluso le impartió educación prenatal. Como pareja, esperaron ansiosos el nacimiento de su hija.
Habían ordenado joyería con anticipación: un conjunto de collares de madre e hija que representaba la bendición más profunda de su padre ante la llegada de la niña al mundo.
Sin embargo, ¿Quién hubiera sabido que Enrique le arrebataría a su hija solo un mes después de haber nacido? Desde ese momento, el estado mental de Julia se vio perjudicado ya que casi enloqueció.
Incluso Tadeo estaba mal mentalmente. Si no hubiera sido por el deber de sostener a la Familia García y la Compañía Trident, habría enloquecido también. Después de todo, era su única hija.
Para tranquilizar a su esposa, no tuvo más opción que adoptar a una bebé que había sido abandonada y que tenía el mismo tamaño que su hija; estaba en un orfanato.
Con la bebé nueva, el estado mental de su esposa mejoró, pero sabía que su amor por Tania, la niña adoptiva, no era absoluto, aunque la amara. Julia nunca pensó en cocinarle a Tania y nunca lo hizo; tampoco le había comprado ropa en persona.
Julia entendía la diferencia entre una hija biológica y una adoptiva, y solo estaba dispuesta a darle su amor maternal a su verdadera hija.
Tadeo era igual. Sabía que no era una buena persona y la hija que había criado tampoco, pero nunca le aconsejó no seguir sus pasos y no convertirse en una mala mujer. Eso era porque Tania no era su hija biológica.
Si hubiera sido su hija verdadera, nunca habría permitido que se convirtiera en alguien como él porque podría protegerla mientras viviera, pero, si fallecía y su hija se convertía en un ser aborrecible, ¿Quién podría reemplazarlo para cuidarla?
Entonces, aunque odiaba a Enrique, también debía admitir que había educado bien a Amber y la había hecho el tipo de persona que añoraba. Tadeo se preguntó si le habría enseñado a Amber los mismos valores si él la hubiera criado.
‘Quizá no’.
Al fin había encontrado a su hija biológica, así que Julia comenzó a demostrar todo su amor maternal por Amber.
Cuando estaba embarazada, prometió cocinarle, trenzarle el cabello y comprarle ropa, pero nunca pudo cumplir esas promesas con Tania y Tamara después de que le arrebataron a Amber. En ese momento, al fin podía cumplir sus promesas. La razón era porque su hija había regresado.
Al final, Tadeo vio a Julia sonreír de nuevo.
Era la misma expresión que cuando se quedó embarazada.
‘¡Qué maravilloso!’.
Cerró los ojos y sonrió con entusiasmo, pero esa sonrisa desapareció después de un momento. Luego; tomó su teléfono e hizo una llamada.
“Soy yo”.
La voz de su asistente resonó del otro lado del teléfono.
“Sí, Presidente García”.
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