Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1639
Capítulo 1639:
En realidad, el consejo de la Señora Lyon no era diferente a lo que Jared y Cole le habían dicho, aunque en parte era algo que los hombres jamás habían hablado, que era que Amber debería seguir su corazón.
La Señora Lyon le expresó su apoyo sin importar si escogía reconciliarse con Tadeo y Julia o si decidía continuar o no con su venganza de enviarlos a prisión.
Amber era Amber; sin importar lo que pensara o hiciera, no cambiaría el hecho de que aún era su adorable y hermosa ahijada en la mente de la Señora Lyon.
La mujer lo dijo con la esperanza de que no se confundiera ni se perdiera a sí misma por el cambio de identidad. Después de despedirse de la Señora Lyon y Cole, Jared regresó a la habitación y se sentó de nuevo al borde de la cama.
“Cariño”.
Colocó con gentileza el brazo alrededor de los hombros de Amber.
“¿Has pensado en reconciliarte con Tadeo y Julia?”.
La expresión de la mujer cambió un poco ante la pregunta, pero pronto se tranquilizó.
Negó con la cabeza y dijo: “Jamás lo pensé. Independientemente de lo que sienten por Rita, no tengo intención de reconciliarme con ellos. Es cierto que no saben que soy su hija, pero el daño que le causaron tanto a la Familia Reyes como a mí es real. No sé cómo enfrentarlos ni soy capaz de retomar nuestra relación”.
¿Acaso no traicionaría a los Reyes si escogía reconciliarse con ellos? Además, les guardaba rencor. Los detestaba por no cuidar bien de ella, por ser tan crueles y por adoptar a Tania.
Había muchos obstáculos entre ellos y no podía olvidar ninguno con facilidad, así que no había manera de que pudiera reconciliarse con ellos.
“¿Entonces, has pensado en encontrarte con ellos?”, preguntó Jared.
No estaba sorprendido por su elección, dado que hacía bastante sabía que ella tomaría esa decisión.
“Encontrarme con ellos, mmm…”.
Amber vaciló.
Reconciliarse con Tadeo y Julia era un asunto bastante diferente así decidía reunirse con ellos o no. Después de todo, a Tadeo no le quedaba mucho tiempo de vida; jamás podría verlo si se negaba a reunirse con él.
No obstante, no le apetecía reunirse con ellos, dado que no sabía cómo enfrentarlos.
Al ver lo dubitativa que se veía, Jared le acarició el cabello mientras decía: “Dado que no estás segura, solo tómate tu tiempo para pensarlo en lugar de apresurarte. Aún queda tiempo para que lo pienses bien antes de decidir si te reunirás con ellos o no”.
“Ajá”, murmuró Amber, dado que estaba de acuerdo con él.
Justo entonces, María entró para servirles diferentes comidas para la cena. La cena de Jared era común, pero la de Amber, María la había preparado especialmente para ella, por lo tanto, tenía un sabor más amargo.
“Joven Ama Amber, hice un gran esfuerzo para aprender a preparar esto de una antigua amiga mía en mi ciudad natal en Orsalles, que me dijo que esto se adapta mejor al paladar de las mujeres embarazadas como usted. ¡Pruébelo!”, exclamó María.
Amber tomó una cucharada de omelet y se la llevó a la boca. A diferencia de los omelets comunes, ese tenía un sabor agridulce. Por lo general, no habría estado acostumbrada a ese sabor, pero, en se momento, pensó que sabía muy bien.
‘Nada mal. Sabe bastante bien’.
“Gracias, Señora María”, dijo mientras asentía con una sonrisa.
La mujer estaba encantada de ver que a Amber le gustó el omelet.
“No tiene que agradecerme”, respondió sonriendo.
“Está bien siempre y cuando le guste. De acuerdo, dese prisa y coma. Señorita Amber, debería dormir un poco después de comer”, sugirió mientras se volteaba a mirar a Jared.
“Por cierto, Joven Amo Jared, la Gran Señora Farrell llamó en la tarde, dijo que tenía algo que hablar con usted y pidió que la llamara cuando estuviera despierto”.
Jared hizo una pausa mientras sostenía una cuchara.
“¿La abuela dijo sobre qué se trataba? ¿Pudo haber descubierto lo que le sucedió a Hojita?”.
Amber también miró a María con nerviosismo, dado que no quería que Rosa se preocupara por ella. En verdad se sentiría mal por preocuparla a una edad tan avanzada. Además, haría que pareciera egoísta.
Al ver lo tensa que se veía la pareja, María se dio cuenta de lo que los perturbaba.
“No se preocupen. La Gran Señora Farrell aún no sabe lo que les sucedió a ustedes dos. Probablemente, llamo al Joven Amo Jared para discutir cómo realizar una ceremonia conmemorativa por el aniversario de la muerte del Amo Homero, dado que se aproxima la fecha”, explicó la mujer sonriendo.
El Amo Homero que María mencionó era nada menos que el difunto padre de Jared, Homero Farrell. Tras escucharla, Jared suspiro aliviado al instante.
“Ahora que lo pienso, el aniversario de la muerte de mi padre es dentro de pocos días. Entendido; llamaré a la abuela más tarde. Gracias por decirme, María”.
“No es nada, Joven Amo Jared. Muy bien, entonces, no los entretengo más tiempo. Debo preparar los ingredientes para mañana”, dijo la mujer.
A continuación, se dio la vuelta y regresó a la cocina.
Amber se volvió hacia el hombre.
“Debemos asistir a la ceremonia conmemorativa de tu padre en el aniversario de su muerte, ¿Verdad?”.
Jared asintió: “Por supuesto, pero tú no tienes que ir. No gozas de buena salud, así que iré solo”.
“No”.
Amber negó con la cabeza.
“¿Cómo voy a ausentarme a la ceremonia conmemorativa de tu padre? Además, no es que no pueda moverme. No hay problema con que pase unas pocas horas fuera del hospital”.
Tras escucharla decir eso y al ver coma insistía en ir, Jared reflexionó por un momento y, al final, aceptó. Después de todo, no la había dejado conocer a sus padres, así que esa era la oportunidad para que lo hiciera.
“Está bien, te llevaré”, dijo mientras le acariciaba el cabello.
“Ajá”, respondió Amber.
“Solo llama a la abuela ya que se dormirá en cualquier momento”.
“De acuerdo, lo haré”, dijo Jared mientras sacaba su teléfono para llamar a Rosa.
No quedaba mucho tiempo para que se hiciera la hora en la que se suponía que Rosa estaría durmiendo, así que tendrían que esperar hasta el día siguiente si no la llamaba en ese instante.
Poco después, Rosa atendió la llamada; Jared puso el teléfono en altavoz así Amber podía escuchar la conversación.
“Amb, ¿Por qué me llamas tan tarde?”, se escuchó la voz amigable y alegre de Rosa a través del teléfono.
A Jared se le crisparon los labios.
‘¿La abuela lo dice a propósito? ¡Realicé esta llamada a través de mi teléfono! No creo que no lo haya notado, pero me ignora y dice que Hojita fue quien realizó la llamada, ¿Acaso todavía existo para ella?’.
Al ver la expresión sombría del hombre, Amber rio a carcajadas cubriéndose la boca.
“Abuela, no te despertamos, ¿Verdad?”, comentó la joven.
“No”, respondió Rosa sonriendo.
“Mientras más envejezco, más me cuesta conciliar el sueño, así que sigo de buen ánimo. No me despertaron; todo lo contrario, estoy feliz de que pudieran llamarme y hablar conmigo”.
“¡Excelente! Nos preocupaba perturbar tu sueño”, explicó Amber sonriendo.
“Bueno, abuela, María acaba de decirnos que llamaste a Jared por la tarde y pediste que te llamara cuando despertara, por eso él te llamó ahora”.
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