Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1618
Capítulo 1618:
Los guardias habían sido dados de baja en el ejército después de terminar su servicio, así que también tenían las manos manchadas de sangre.
No obstante, ¿Cuánta sangre podían derramar en épocas de paz? Nunca se compararía con la sangre que manchaba las manos del ejército. Por lo tanto, los guardias enseguida asintieron en respuesta para indicar su entendimiento.
“No se preocupe. La vigilaremos de forma cautelosa”.
“Vayan”.
La mujer agitó la mano y los ahuyentó para que se fueran de la habitación.
De forma apresurada, los guardias se fueron con Rita bajo custodia.
Luego, ella cerró la puerta y se apresuró a chequear cómo estaba Amber.
“Señorita Amber, ¿Cómo se siente?”.
Amber levantó la cabeza; tenía una expresión aturdida y la mirada perdida.
Cuando vio la preocupación reflejada en la expresión de María, quiso hablar, pero no pudo hacerlo. Su apariencia preocupó aún más a María.
“Señorita Amber, ¿Qué sucede? Por favor diga algo. Dígame qué sucede, no me haga preocupar”.
“María”, dijo al final, pero la voz reflejaba burla en sí misma y desesperación.
“¿Por qué soy la hija de la Familia García? ¿Por qué?”.
Si bien le había dicho a Rita que no creía que fuera la verdadera Rita, sabía muy bien que ella no mentía. En efecto, en verdad era ella. Todo era demasiado coincidente. De hecho, era tan así que no podía negar la cruel verdad sin importar cuán reacia estuviera a admitirla,
Primero, Enrique había secuestrado a Rita de la Residencia García hacía veintisiete años y luego había adoptado a Amber tres días después: todo era demasiado coincidente.
Segundo, tenía el mismo lunar rojo que se podía encontrar en la muñeca de Rita.
También estaba el asunto del cabello y ni hablar de que, por algún motivo, siempre se había sentido incómoda cuando veía a la Familia García demostrarle amor a Tania.
Ser testigo de la trágica situación en la que había caído esa familia tampoco la alegraba. Por el contrario, se sentía muy apesadumbrada.
¿Qué quería decir eso? Significaba que estaba influenciada por el vínculo sanguíneo de su cuerpo y que ella era la verdadera Rita García, tal como lo había dicho Rita antes. Por desgracia, ese era precisamente el motivo por el cual no podía aceptar la verdad.
Si ella era Rita García, entonces ¿Qué era su supuesta venganza de la Familia Reyes? ¿Esa no sería otra broma cruel? Vengarse de sus padres biológicos por el bien de sus padres adoptivos… ¿Qué pensaría el mundo de ella si se esparciera la noticia?
¿El público la acusaría de ser cruel e inescrupulosa? Ni siquiera le importaban sus padres biológicos. Después de todo, le habían dado a luz, incluso aunque no hubiera crecido con ellos y no la hubieran criado, le habían dado el regalo de la vida.
Vengarse de ellos… ¿Qué más podría ser sino cruel e inescrupuloso? Por otro lado, si no se vengaba de la Familia García, el público la condenaría por ser desagradecida con la Familia Reyes que la crio y la tildarían de mocosa desagradecida.
Sin importar la decisión que tomara al final, su elección seria errónea.
Cuando María escuchó lo que dijo, se sobresaltó por la sorpresa.
“¿De qué está hablando, Señorita Amber? ¿Qué está diciendo? ¿A qué se refiere con que es la hija de la Familia García?”
‘¿Por qué no puedo entender nada de lo que dice?’.
Amber no le explicó, cerró los ojos y de repente sintió un dolor punzante en el abdomen inferior. De inmediato, empalideció y tomó la mano de María con miedo.
“María, me duele el abdomen. María…”, dijo con voz temblorosa.
Después de escuchar que le dolía el abdomen, se olvidó de la frase “hija de la Familia García” y, de forma apresurada, tocó el timbre de emergencia que estaba sobre la cama. Nerviosa, chequeó la condición de Amber.
“No se asuste, Señorita Amber. El médico estará aquí pronto, así que no se asuste. Déjeme echarle un vistazo, todo estará bien; no le sucederá nada”.
A esas alturas, Amber sentía tanto dolor que comenzó a llorar. Le sujeto la muñeca con fuerza y su respiración se tornó agitada.
“María, ¿Voy a perder al bebé?”.
El dolor era insoportable. Además, era intermitente y no podía evitar preocuparse de que le sucediera algo malo al bebé en su vientre. María enseguida le tapó la boca a Amber, horrorizada.
“No diga tonterías, Señorita Amber. ¿Por qué perdería a su bebé? No sucederá eso, nunca. No diga disparates y tampoco piense tales delirios. Estoy aquí y me quedaré con usted. No dejaré que nada le suceda. Por favor, tenga confianza en sí misma. Tiene que creer en usted”.
Amber se apoyó en los brazos de María; se sentía muy débil. Sin mencionar que el dolor era tan intenso que comenzó a sudar. Ver a Amber en ese estado la asustó y estaba tan nerviosa que estaba por echarse a llorar.
Mientras trataba de consolarla, de forma constante, rogaba que los médicos llegaran lo más pronto posible.
Al parecer los dioses oyeron sus plegarias, ya que no me pasó mucho tiempo hasta que se abrieron las puertas y varios ginecólogos entraron apresurados a la habitación. Sin esperar a que la saludaran, arrastró al primer médico hacia la cama.
“¡Apresúrese! Por favor, examine a la joven ama. Dice que le duele el abdomen y el dolor casi hace que se desmaye”.
Cuando los médicos escucharon cuál era la situación, no se atrevieron a demorarse más y se apresuraron a revisarla. Amber era la esposa de Jared, el jefe de la Familia Farrell, por lo que, si algo le sucedía, él sin duda estaría furioso. En cuanto a los médicos, ninguno de ellos saldría ileso.
Los médicos enseguida le hicieron una revisión simple con expresiones solemnes.
“Rápido, llévenla a la sala de emergencias”.
Llevaron a Amber sin perder más tiempo.
Afuera de la sala de emergencias, María estaba a punto de llorar.
‘¿Por qué la joven ama de repente terminó en la sala de emergencias?’.
Sabía que el dolor repentino en la parte del abdomen inferior no era normal; era evidente que era grave. No obstante, no se imaginó que la situación sería tan severa que la llevarían a la sala de emergencias.
‘Bajo estas circunstancias, ¿Sobrevivirá el bebé?’.
Estaba muy nerviosa y se paseó por todo el pasillo. Luego, sacó el teléfono y enseguida contactó a Jared. Más allá de todo, él necesitaba saber cuál era la situación.
En ese momento, Jared estaba en el Grupo Farrell. En un principio, le había prometido a Amber que la acompañaría todo el día en el hospital.
Por desgracia, recibió una llamada de Teo que le informaba que había documentos importantes en la compañía de los cuales él tenía que encargarse en persona.
Como Teo en ese momento inspeccionaba las subsidiarias, no podía entregarle el documento y tampoco se sentía seguro pidiéndoles a las otras secretarias que se lo llevaran. Eso era porque el documento era muy importante; estaba relacionado con la confidencialidad de la compañía.
Debido a la persuasión de Amber, Jared no tuvo opción más que irse del hospital para ir al Grupo Farrell, pero planeaba regresar después de que se encargara de los asuntos.
Justo cuando estaba por terminar de procesar el documento, escuchó que le sonaba el teléfono. Se puso el abrigo y lo levantó. Un solo vistazo hizo que su mirada ensombreciera al instante.
‘¿María? ¿Por qué me está llamando ahora? ¿Podía ser que algo ha sucedido en el hospital?’.
Antes de irse, le había instruido que lo llamara si sucedía algo en el hospital.
Además, no era un secreto que solo se iba del hospital por algunas horas como mucho. Si no era nada importante, ni María ni Amber se comunicarían con él, pero María lo llamaba, por lo que era muy probable que hubiera sucedido algo.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar