Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1607

Capítulo 1607:

Fuera de sus cabales, Amber solo podía dejarlo proceder. Se sintió tan querida y apreciada al ver cómo él se preocupaba por ella, que no se enfadaría con él por eso.

Efectivamente, después de que Jared atendiera la llamada, la Señora Lyon de inmediato le preguntó por el embarazo de Amber, cómo se sentía, cómo estaba el niño y detalles así.

Con paciencia, el respondió a todas sus preguntas. Además de ocultarle Lo débil que estaba Amber, respondió con cautela a todas las demás preguntas.

Jared procedió siguiendo las instrucciones de su esposa, porque ella no quería preocupara la Señora Lyon. De lo contrario, dada la personalidad de la mujer, la visitaría con frecuencia.

Como Amber no quería causarle demasiados problemas, pensó que debía ocultar algunos detalles si era necesario. En definitiva, ya había suficientes personas preocupadas por ella.

Cuando la Señora Lara supo que tanto Amber como el bebé estaban bien, respiró aliviada. Antes de colgar, le aconsejó que cuidara bien de la joven y le mencionó que la visitaría tan pronto como estuviera disponible.

Aún no había dejado el teléfono que comenzó a sonar de nuevo. Esa vez era el abuelo de Amber, Leonardo, quien llamaba.

Como destacado arqueólogo, él trabajaba en las antiguas tumbas de los bosques profundos y muy pocas veces se podía comunicar con él.

De lo contrario, después de que Amber se volvió a casar, lo habría llamado enseguida en lugar de enviarle un mensaje de texto porque sabía que, aunque lo llamara, podría no recibirlo. Entonces, no le contó nada de su embarazo y solo le dijo que se había casado.

Para su sorpresa, Leonardo tomó la iniciativa de llamarla cuando se supo de su estado y, esa vez, Jared no atendió, sino que dejó que lo hiciera Amber. Sabía que había extrañado a su único familiar y le permitió atender a pesar de la preocupación por la radiación.

Resultó que el anciano no sabía nada de su matrimonio ni de su embarazo. Fue su asistente quien por casualidad vio la noticia en Internet durante su hora de descanso.

Tras verla, pensó que él debía saberlo, ya que era su único familiar vivo. Por lo tanto, condujo hasta las montañas y se lo contó a Leonardo, quien entonces la llamó desde un teléfono satelital.

En cuanto oyó su voz, los ojos de Amber se tornaron vidriosos y a la vez se le entrecortó la voz, sobre todo al oírlo disculparse por haberla descuidado durante los últimos meses. Por ello, la invadieron sentimientos de felicidad y tristeza, entre tanto le caían lágrimas por el rostro.

Acongojado al verla llorar, Jared tomó el teléfono y se encargó de la conversación; era la primera vez que él hablaba con Leonardo. Anticuado y estricto, este era un anciano que solo se mostraba agradable cuando estaba con Amber, pero no con Jared, su nieto político.

Eso empeoraba por el hecho de que Jared había lastimado a Amber en el pasado y su actitud hacia él no era la mejor.

Leonardo le hablaba como si fuera un extraño, pero eso no molestaba al Señor Farrell y tampoco se enfadaba por ello, porque sabía que ningún anciano podía ignorar todo lo malo que había hecho antes. Por esa razón, fue muy paciente y escuchó con humildad la reprimenda.

Quizá fue por esa actitud por lo que Leonardo lo trató un poco mejor después, sobre todo tras enterarse de que Jared estaba en el hospital en ese momento cuidando de Amber. Como resultado el anciano se volvió aún más amable.

Tenía que ser cortés con él, porque él no estaba al lado de Amber y era en Jared en quien podía confiar para cuidarla. Si no era amable, este podría ser cruel con su nieta.

Como el Señor Farrell había puesto la llamada en altavoz, ella pudo darse cuenta de lo que significaba el cambio de actitud de su abuelo y eso la disgustó aún más; solo su familiar dejaría de lado su dignidad por ella.

Tras terminar la llamada, Jared la miró a los ojos enrojecidos y le dio dos pañuelos descartables.

“No llores. Te llevaré a visitar a tu abuelo si lo extrañas. Podremos ir a verlo si conseguimos algunos contactos”.

Ella tomó los pañuelos y se secó las lágrimas.

“Ya veremos. Hace mucho que no oía su voz y no pude contenerme porque estoy triste y feliz al mismo tiempo”.

“No hay problema”.

Jared la abrazó.

“Tu abuelo ha dicho que solicitará licencia y te visitará cuando estés a punto de dar a luz. Con tu familia a tu lado, podrás tener a nuestro hijo con tranquilidad”.

“Lo sé. Lo he oído todo”.

Amber se sorbió la nariz.

“Estoy muy contenta porque es verdad que hace mucho que no lo veo”.

“Pronto, pronto. Solo unos meses más y podrás volver a verlo”.

Tras darle un beso en la frente, añadió: “Incluso dijo que te traerá un regalo”.

“Si, estoy ansiosa por ello”, admitió sonriendo.

Mientras conversaban, volvió a sonar el teléfono y esa vez era Cole.

Inmediatamente, el rostro de Jared se ensombreció y refunfuñó con el ceño fruncido: “¿Por qué llama este hombre?”.

“¿Por qué sino para preguntarme por mi embarazo?”, dijo Amber riéndose entre dientes.

“¿Por qué tiene que preguntar por eso?”, murmuró Jared, molesto.

Deslizó el pulgar por el teléfono y contestó la llamada. En cuanto lo hizo, escucho la voz fuerte de Cole.

“Amb, y yo que me preguntaba porque te vuelves a casar con Jared, ese maldito desgraciado, cuando todavía tienes que vengarte. ¡Te ha dejado embarazada!”.

‘¡¿Maldito desgraciado?!’.

Jared se mantuvo furioso por un momento. Al final, dejó de reprimir el enojo y lo regañó de forma poco amistosa:

“¿Estás buscando que te mate, Cole?

Cole, que estaba al otro lado de la línea, se sobresaltó por la sorpresa.

“¡Maldición! ¿Por qué contestas tú? ¿Dónde está Amb?”.

‘¡Maldita sea! ¡Es Jared quien contestó la llamada! ¿Eso quiere decir que lo que dije…?’.

Tras pensar en eso, se quedó sin aliento y se alarmó.

‘¡Estoy acabado! ¡Me escuchó insultarlo! Me debe estar guardando rencor ahora mismo’.

“¡No lo sé!”.

Jared no podía molestarse en responderle y estaba claro que no quería que hablara con Amber, por lo que enseguida cortó después de desestimarlo con indiferencia.

Tras observar la expresión sombría del hombre, Amber se tapó la boca porque le causaba gracia.

“Ya está bien, no te enojes. Así es Cole”.

“Ese maldito realmente me insultó. ¿Escuchaste lo que gritó?”.

Jared dejó el teléfono y la miro, indignado.

Amber asintió.

“Sí. No solo escuché, sino que también lo escucho con frecuencia”.

Cada vez que Cole lo mencionaba, decía que era un “maldito desgraciado” o “ese desgraciado”, así que no estaba sorprendida de que lo hubiera insultado de esa forma por teléfono.

“No vuelvas a aceptar las llamadas de Cole de ahora en adelante, solo corta sí ves que es una llamada suya. Me temo que será una mala influencia para nuestro hijo”, dijo el hombre de forma apática y con los labios fruncidos.

A Amber le causaba gracia.

“¿Qué sabe el bebé? Es solo del tamaño de un frijol ahora”.

“No me importa. De acuerdo con los libros, la educación de un niño debería comenzar desde antes de nacer, que es cuando el bebé todavía está en el vientre. Se llama educación prenatal”, explicó de forma filosófica mirándole la barriga.

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