Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1578
Capítulo 1578:
“Así que es por eso; es una gran noticia. Presidente Farrell, Señorita Reyes, felicidades”.
“Gracias”.
Amber aceptó con felicidad su felicitación.
Sin embargo, Jared agitó la mano en señal de disgusto.
“Muy bien, haz lo que tengas que hacer. Además, no anuncies su embarazo por el momento”.
No solo tenía que ocuparse de Connor, sino también de otros rivales. No sería nada bueno si alguno de ellos se enteraba que Amber estaba embarazada y decidiera atacarla para llegar a él. Como Teo también sabía cómo lidiar con la situación, asintió serio.
“No se preocupe, Presidente Farrell; entiendo. Me retirare”.
“Bien”, respondió Jared con firmeza.
Luego, el asistente saludó a Amber con la cabeza antes de marcharse. Acababa de dar unos pasos cuando Jared recordó algo y volvió a hablarle.
“No te dirijas más a ella como Señorita Reyes. Es Señora Farrell”.
Ese título hizo que Amber se sintiera un poco avergonzada y tímida, pero no se lo impidió porque sabía que, tarde o temprano, tenía que pasar por esa fase. Por lo tanto, tenía que empezar a acostumbrarse.
Mientras tanto, Teo se dio una palmada en la frente y asintió: “Si, tiene razón, Presidente Farrell. Debería cambiar la forma de dirigirme a ella. Gracias por el recordatorio”.
Mientras hablaba, miró a Amber para disculparse.
“Perdóneme, Señora Farrell. No pude reaccionar a tiempo, así que le ruego que me disculpe”.
Con las mejillas sonrojadas, ella negó con la cabeza.
“No te preocupes”.
“Bueno, ahora ya lo sabes. Será mejor que prestes más atención a esto. Ya puedes irte”.
Jared hizo un gesto con la mano; Teo se volteó y se marchó. En cuanto se fue, el hombre le sacó de repente el certificado de matrimonio que Amber tenía la mano.
Cuando ella se dio cuenta de lo que había pasado, lo miró confundida.
“¿Por qué hiciste eso?”.
“Lo guardaré”.
Él apiló cuidadosamente los certificados y los dobló antes de guardarlos en el bolsillo de su traje. A ella le causó gracia que actuara como si alguien fuera a robar esos papeles.
“¿Es necesario?”, pregunto resignada luego de sacudir la cabeza.
“Por supuesto. Esta es la prueba de nuestro matrimonio, así que debemos mantenerla a salvo”, explicó serio.
“Si eso crees, entonces puedo quedarme con mi copia. ¿Por qué has agarrado la mía?”.
Ella lo miró mientras sonreía.
“Es una situación diferente”, contestó mientras le daba palmadas al bolsillo que tenía los certificados.
“Me siento más seguro si soy yo quien los guarda, pero tienes razón. No es seguro quedármelos; le diré a Teo que compre una caja fuerte”.
Estaba serio, era evidente que pensaba hacerlo en verdad, pero Amber se apresuró a detenerlo.
“Es solo un certificado de matrimonio. ¿Para qué guardarlo en una caja fuerte? Ya que quieres conservarlos, puedes quedarte con los dos, señor jefe de la casa”.
Mientras sonreía, la mujer le acarició el rostro.
“Los mantendré a salvo”, dijo a modo de promesa.
Ella se sintió conmovida porque él valoraba inmensamente esos certificados de matrimonio.
“Entonces, ¿Qué estamos…?”.
Antes de que terminara de hablar, oyeron pasos fuera de la sala, seguidos de la voz confundida de Timoteo.
“¿Qué están haciendo? He oído a las enfermeras hablar de que han invitado a una multitud. ¿Qué está sucediendo? ¿Hay una fiesta?”.
Amber comenzó a reírse cuando Timoteo lo llamo fiesta. Mientras tanto, Jared no quería discutir con él porque ese era su gran día y el de Hojita, así que decidió ser generoso por una vez y no discutir con alguien que en verdad no le importaba.
En ese momento, Timoteo entró a la habitación y estaba a punto de preguntarles qué hacían en el salón tan temprano en vez de estar acostados cuando los vio vestidos y arreglados.
“¿Qué es esto?”.
Miró de manera suspicaz.
“¿Por qué están vestidos así? ¿Planean celebrar una fiesta en la habitación?”.
Ella negó con la cabeza.
“No, estábamos…”.
“Nos casamos”, interrumpió el hombre y sacó los certificados de matrimonio para enseñárselos a Timoteo.
Esos documentos eran tan llamativos que era imposible ignorarlos.
“Ustedes…”, balbuceó atónito.
“Sí, estamos casados”.
Mientras Jared hablaba, volvió a agitar los certificados; la expresión de orgullo en su rostro era genuina y evidente. Sin embargo, la mujer sacudió la cabeza con impotencia.
‘¿Este hombre planea enseñarle a todo aquel que entre a esta habitación nuestro certificado de matrimonio? Parece que en verdad va a hacerlo’.
“¿Así que los dos se arreglaron e invitaron a un montón de gente aquí solo para que les dieran el certificado de matrimonio?”, preguntó Timoteo con una ceja levantada.
“Así es”, contestó el hombre con seguridad.
“¡Cielos! ¿Qué puedo decir de ustedes dos? Es probable que sean los primeros en hacerlo aquí”.
Timoteo puso los ojos en blanco.
Entonces, Jared dejó los certificados y sacó su teléfono para hacer dos fotos.
“¿Qué estás tramando?”, preguntó.
“Su llegada hizo que recuerde un asunto”, explicó Jared mientras señalaba a Timoteo.
“Casarse es un asunto importante, así que tenemos que compartirlo con todos nuestros amigos y familiares. ¿Y si se enfadan con nosotros por no habérselos dicho? Así que al primero que se lo contaré es a Cole. Luego, le diré a Sergio”.
Mientras hablaba, buscaba el contacto de Cole en su teléfono.
Amber puso los ojos en blanco. ¿Cómo podía no saber lo que Jared estaba haciendo?
‘Dice que debemos compartir las buenas noticias con nuestros amigos y familiares, pero en realidad, solo quiere presumir ante los demás. Qué hombre tan infantil’.
Mientras pensaba en eso, sacudió la cabeza y lo dejó tranquilo.
‘Olvídalo. Entiendo que hoy es un gran día y puede hacer lo que quiera. Cole no se enfadará de todas formas porque ya no está enamorado de mí, pero tengo curiosidad por saber qué ha ocurrido entre él y Daniela’.
“¿Vas a dejar que lo haga?”, preguntó Timoteo, mientras miraba a Jared, que enviaba mensajes entusiasmado.
“Está bien. No causara ningún problema, así que puede hacer lo que quiera”, respondió Amber sonriendo.
Timoteo se encogió de hombros y no dijo nada más.
“Felicitaciones por el casamiento”.
“Gracias”.
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