Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1549

Capítulo 1549:

Al instante, Elías se dio cuenta de la agitación de Jared y sin piedad lo empujó del cuello. Como resultado, cayó fuerte de nuevo sobre la almohada.

El Señor Farrell lo miró furioso y siseó en una voz entrecortada: “¡¿Qué estás haciendo?!”.

“Debería ser yo quien te preguntara eso”, dijo Elías enojado y lo miró de forma penetrante.

“Quiero buscar a la Pequeña Maple”, respondió con solemnidad.

No podía estar tranquilo hasta que la viera porque quería saber qué le había sucedido.

“¿Está bien? ¿Se lastimo?”.

El Doctor Lansdale suspiró al observar el pánico en los ojos de su paciente.

“Eres un hombre tan cariñoso, ¿Verdad? ¡Estás tan preocupado por ella que te has olvidado incluso de pensar en tu salud! Bueno, supongo que eres bastante bueno para ella entonces”.

Después de decir eso, señaló la pared de cristal que había justo detrás de ellos.

Jared lo siguió con la mirada, pero no pudo comprender lo que Elías intentaba expresar, así que lo observó con los ojos entrecerrados.

“¿De qué estás hablando?”.

“Mira más de cerca y lo entenderás”.

Por lo tanto, giró la cabeza hacia la pared de cristal con recelo y de inmediato abrió los ojos de par en par, conmocionado y aliviado.

‘Esa es… ¡La Pequeña Maple!’.

Al otro lado, Amber no esperaba que él se diera vuelta hacia ella tan repentinamente. Por eso, comenzó a saludar como una tonta emocionada; usaba su lenguaje corporal para decirle que estaba bien.

En el momento en que el hombre la vio sana y salva y, lo más importante, sin bata de hospital, se dio cuenta al instante de que no estaba herida.

Tras eso, se sintió aliviado y, por fin, se tranquilizó, pero cuando quiso devolverle el saludo, se dio cuenta de que seguía sin poder moverse.

Ya no estaba pálido, pero sí aterrado. ¿Era posible que se hubiera quedado paralizado?

Al principio, no le preocupaba no poder mover el cuerpo, ya que acababa de despertarse de lo que parecía un coma, así que pensó que solo necesitaba un poco de tiempo para recuperar el control total.

Sin embargo, ya llevaba un rato despierto y solo podía mover la cabeza, por lo que no pudo evitar temer que estuviera paralizado.

Jared torció de inmediato la cabeza y miró fijo a Elías con los ojos enrojecidos.

“Dime. ¿Qué me sucede? ¿Por qué no puedo moverme?”.

Por otro lado, el doctor no se inmutó por el pánico de Jared; se acomodó los anteojos y respondió con calma: “Acaban de hacerte un trasplante de corazón, así que te puse una inyección de lidocaína para que no puedas moverte del cuello hacia abajo por el momento. Lo hice para evitar movimientos innecesarios y complicaciones, como, por ejemplo, que se te saltaran los puntos. No te preocupes; no es anestésica, así que no tienes que preocuparte por posibles efectos secundarios”.

“Entonces, ¿No estoy paralizado?”.

Jared no apartaba la mirada de Elías.

“¿Por qué lo estarías?”, respondió entre risas.

“No has tenido un accidente ni te has caído de un edificio”.

El hombre suspiró aliviado tras oír la afirmación de Elías.

‘Gracias a Dios que no estoy lisiado; no sé cómo habría reaccionado’.

Siempre había sido un hombre orgulloso y no sería capaz de aceptar que se había quedado parapléjico o peor. ¿Cómo podría seguir queriendo y cuidando a su pareja de manera adecuada si eso ocurría?

Jared se volteó para mirar a Amber, que estaba al otro lado de la ventana; la mujer parecía confundida porque no entendía qué le ocurría a su novio, pero él parpadeó y, con su expresión y su mirada, le aseguró que estaba bien y que no tenía por qué preocuparse.

Luego, dirigió su atención a Elías.

“¿Dijiste que me acaban de hacer un trasplante de corazón?”.

“Si”, asintió impasible.

Jared frunció los labios antes de preguntar con cautela.

“¿Mi anterior corazón ya no funcionaba?”.

“Está prácticamente plagado de agujeros. ¿Cómo puedes preguntarme eso? Apenas pudo mantenerte vivo cuando te rescataron del incendio hasta que te trajeron aquí. Estabas a punto de morir cuando llegaste, así que necesitabas someterte a un trasplante de inmediato. Si no hubieran encontrado un corazón, tu esperanza de vida era de una semana como mucho, así que, agradécele a tu asistente que decidió acabar con la vida del donante antes de tiempo. De lo contrario, ahora estarías mirando tu cuerpo desde el cielo”, explicó Elías.

Jared abrió grandes los ojos ante aquella impactante noticia mientras murmuraba incrédulo: “¿El donante… ha muerto?”.

“Por supuesto. De lo contrario, ¿Cómo tendrías un corazón justo a tiempo para la cirugía?”.

Elías abrió la carpeta donde estaba la historia clínica y escribió en ella mientras hablaba con calma. La piel pálida de Jared se tornó grisácea tras enterarse del fallecimiento del donante. Por otro lado, Elías cerró la carpeta y volvió a sus asuntos.

“Muy bien. El examen no muestra signos de rechazo y no parece que vaya a presentar síntomas de reacciones adversas. Aun así, manténgase alerta durante estos días. Deberíamos poder trasladar al paciente a una habitación común tras unos días de observación”.

Los médicos y enfermeras que estaban detrás de él asintieron de manera obediente mientras intentaban recordar las órdenes de Elías.

“Prescríbele su medicina”, expresó Elías.

“Ya que está despierto, necesitará tomarla. No olvides su medicamento inmunosupresor; aunque no parezca haber ningún problema ahora, podría suceder en un tiempo. Así que no puedes omitir ese medicamento hasta que esté fuera de observación”.

“Sí, director Lansdale”, respondió un médico con cortesía.

Elías le contestó y recordó algo mientras miraba a Amber, que estaba afuera y miraba fijo a Jared.

“Permitan visitas en la habitación de terapia intensiva; solo dos al día, diez minutos cada uno”.

“Si, señor”, asintió otra enfermera.

Elías miró a Jared y dijo: “Amber podrá venir a verte dentro de un rato. Puedes hablar con ella, pero solo tienes diez minutos, así que aprovéchalos bien y no pierdas el tiempo. Además, evita las emociones fuertes durante la conversación, a menos que quieras ir al quirófano de nuevo. ¿Entiendes?”.

Jared lo miró como si fuera imbécil. ¿Quién no sería capaz de comprender un asunto tan evidente? Elías fingió no notar la mirada ridícula de Jared y salió de la habitación. Pronto, todo el equipo médico también se retiró tras terminar sus tareas.

Mientras tanto, el doctor aprovechó para hablar con Amber, que estaba eufórica y muy contenta de saber que podía entrara verlo todos los días durante diez minutos.

Elías chasqueó los dedos y llamó la atención de una de las enfermeras que acababa de salir.

A continuación, la instruyó sobre las condiciones que debían cumplir las visitas de los pacientes en terapia intensiva y le dijo a Amber que la siguiera para ponerse una bata esterilizada antes de pensar siquiera en acercarse a Jared.

También, le advirtió severamente que solo podría entrar a la habitación si usaba eso; de lo contrario, no se le permitiría la entrada, ya que la salud de Jared era bastante frágil en ese momento.

Amber siguió de manera obediente a la enfermera y no la presionó para que fuera más rápido a pesar de su impaciencia.

Cuando terminó, se apresuró a abrir la puerta de la habitación y entró corriendo.

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