Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1527

Capítulo 1527:

Si no la hubiera seguido, ella sería la única atrapada si el fuego se esparcía, no él. Estaba oscureciendo a su alrededor; el humo se volvía más denso y Amber, que no se había tapado la boca y nariz por un rato, lo inhaló y también comenzó a toser. Le estaban comenzando a doler los pulmones.

No obstante, no le prestó atención a eso y le cubrió la boca y nariz con fuerza a Jared, utilizando el pañuelo que ya estaba en mal estado, ya que así inhalaría menos humo. El precio que pagó fue el de inhalar más humo mientras tosía. Sus ojos comenzaron a lagrimear y se le nubló la visión mientras su cabeza daba vueltas.

Sabía que no duraría mucho, el humo era demasiado intenso y cualquiera se desmayaría en segundos, asfixiado hasta la muerte antes de poder ser rescatado.

Incluso Amber podía sentir que le costaba respirar, no podía pensar y en cualquier momento quedaría inconsciente, pero sabía que no podía desmayarse, al menos en ese momento. Debía aguantar hasta que la ayuda llegara y gritar para que los rescatistas los encontraran.

Si se desmayaba en ese momento, no sabrían a donde buscarlos y perderían mucho tiempo para localizarlos. Ese retraso podía costarles la vida; por ende, debía aguantar.

Amber sostuvo a Jared con una mano mientras se pellizcaba la pierna para mantenerse despierta. No importaba cuanto le costara respirar o cuanto tosiera, no podía desmayarse, ya que no solo su vida estaba en riesgo, sino que la de Jared también.

Al mismo tiempo, Bernardo estaba cerca de la fábrica, de pie entre las sombras. Se rio de manera desquiciada mientras observaba las llamas frente a él.

“¡Arde! ¡Mientras más, mejor! ¡Quema a quienes están adentro!”.

Él era el incendiario. Odiaba a Amber y Jared, el hombre que siempre estaba con ella. Desde un principio, Jared no estuvo en la lista negra de Bernardo, solo Amber. Pero esa vez, Jared había insistido en involucrarse.

Como ese era el caso, Bernardo pensó que el dúo debía enfrentar la muerte juntos.

‘Jared merece esto por apoyar a esa mujer siempre y permitirle hacerse de todo el poder. Sin él, esa mujer no sería mi competencia y podría haberla echado de la compañía hace mucho tiempo; por eso, Jared Farrell es mi enemigo también’.

Estaba exaltado de la alegría de haber asesinado a sus dos adversarios con un solo movimiento. Sin embargo, en ese mismo momento, comenzó a escuchar las sirenas de los bomberos acercándose.

Su rostro se desfiguró a uno de decepción mientras se giraba para mirar en dirección a las sirenas. Cuando vio a los camiones de los bomberos ingresando a la fábrica, estaba consternado. Eso significaba que alguien iría a rescatar a Amber y Jared; es decir, su plan fallaría.

“¡Maldición!”, gritó, enojado.

Sabía que llamarían a la policía, pero no se lo tomó en serio, porque pensó que la policía no iría pronto ya que estaban en un área rural.

Además, era hora pico y había embotellamientos en todos lados. Era posible que cuando la policía llegara, la fábrica hubiera colapsado y la pareja estuviera muerta.

Por ende, no estaba preocupado por eso, pero la situación no resultó como esperaba. La policía apareció con rapidez después de que Jared y Amber la llamaran.

El fuego se había expandido por el exterior de la fábrica, rodeándola, pero todavía no se había esparcido adentro. La fábrica era grande y era posible que ni Amber ni Jared estuvieran heridos todavía.

Eso hizo enojar aún más a Bernardo, pero sabía que no podía hacer nada para cambiar la situación. Solo podía consolarse con el hecho de que incluso si no hubieran muerto, debían haberse asfixiado.

Lo más importante para él era abandonar ese lugar de inmediato. Si se quedaba más tiempo, la situación se tornaría peligrosa.

Debía escapar para no tener que lidiar con eso en el futuro.

Por ende, miró de manera sombría a los camiones una vez más antes de agacharse y comenzar a moverse hacia su auto.

Poco después de que se fue, los camiones se detuvieron frente a la fábrica y los bomberos se apresuraron a bajar para apagar las llamas y buscar a Amber y Jared.

Ben estaba allí también.

Cuando vio las llamas, comenzó a sudar y se apresuró al frente de la fábrica, gritando los nombres de Amber y Jared por un megáfono.

Amber había llegado a su límite. Sentía la cabeza y los párpados muy pesados. Miró a Jared con abatimiento. Aunque tenía la visión borrosa, miró al hombre con firmeza.

Acariciando su rostro quemado, murmuró con una sonrisa amarga: “Parece que no podremos salir ahora y moriremos aquí. Lamento haberte metido en esto…”.

La verdad era que Amber no temía morir, pero temía haber implicado a terceros.

También estaba preocupada por cómo se sentirían los demás después de su muerte.

La abuela, la madrastra de Jared y los demás quedarían devastados mientras que Bernardo, Connor y los Gardner estarían extasiados.

“Nunca pensé que moriría de esta forma”, dijo Amber para sí misma mientras intentaba respirar por la boca, lo que la hizo toser aún más.

Pero eso era todo lo que podía hacer. Su nariz estaba bloqueada y no podía ingresar aire por las fosas nasales, por lo que debía intentar respirar por la boca.

Ella había previsto su muerte, ya fuera por causas naturales, una enfermedad o la venganza de los Gardner; sin embargo, nunca pensó que moriría en un incendio como reprimenda de sus adversarios. Era una ironía.

Empezó a dormirse ya que no podía soportarlo más. En ese instante, escuchó una voz lejana. ¿Qué es eso?

No podía pensar ni razonar que era ese sonido, pero ese no era el punto.

Lo crucial era que había escuchado algo afuera. No sabía que era el incendiario o alguien más, pero le dio esperanzas.

‘¿Y si es alguien más?’

Con una subida de adrenalina, abrazó a Jared y gritó con todas sus fuerzas.

“¡Estoy aquí! ¡Estamos aquí! ¡Por favor, sálvennos! ¡Los recompensaremos si nos ayudan!”, gritó, pero su voz se perdió en la gran fábrica, por lo que no pudieron escucharla de afuera.

Ben, por otro lado, se estaba preocupando por no recibir respuesta.

No sabía hacia cuanto tiempo había comenzado el incendio, pero era consciente de que mientras más tardaran, era más probable que Jared y Amber fallecieran, en especial porque no escuchaban nada en el momento.

Sin más opción, sacó su teléfono y llamó a Jared, rezando para que lo tuviera consigo y pudiera atenderlo. Temía que el teléfono se hubiera incendiado. Si ese era el caso, no sabía que más podría hacer.

“Vamos… por favor, que esté vivo y responda”, murmuró mientras esperaba al teléfono.

Mientras, en la fábrica, Amber se desesperó al notar que no se escuchaba ningún sonido afuera de la fábrica. No escucho nada…

“¿Se fue esa persona? Quizá el incendiario hizo ese sonido a propósito para darnos falsas esperanzas y enloquecer pidiendo ayuda”.

Amber sonrió con amargura.

“Estamos perdidos, pero ¿Por qué? No quiero morir todavía”.

Después, comenzó a reír con sorna.

De pronto, escuchó un sonido. Esta vez, era más fuerte y parecía cercano, como si estuviera con ellos.

Después de un tiempo, Amber reconoció la melodía.

“¿Por qué se escucha música cerca? Y esa melodía es familiar… ¿De dónde proviene?”.

Amber tenía la mente tan nublada que no podía recordar el tono de llamada de Jared. No fue hasta después que el teléfono sonó por mucho rato que lo recordó.

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