Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1515

Capítulo 1515:

“¿Qué tonterías dice? ¿Quién está bajo sospecha? ¿Qué tiene que ver la Familia Kampwerth conmigo? No iré con usted, así que, por favor, váyase o lo denunciaré.

No piense que puede hacer lo quiera solo por ser policía.

Salga de aquí o lo lamentará”.

El oficial no se sorprendió con la respuesta de Norah; después de todo, tenía experiencia.

Todo sospechoso reaccionaba de esa manera cuando veía a oficiales. Por ende, se rió y dijo: “Señorita Jones, no depende ni de usted ni de mi dictaminar si tuvo relación con el accidente automovilístico. Eso está sujeto a la evidencia y esto prueba que usted estuvo involucrada, así que, por favor, venga con nosotros o tendrá que afrontar graves consecuencias por resistirse”.

Sin embargo, Norah no pareció escuchar la palabra resistirse, por lo que gruño: “¡Dije que salga de aquí! No hice nada, así que no tienen derecho de arrestarme. ¡Desaparezcan de mi vista!” Señaló la puerta.

El rostro del oficial se desfiguró. Se le había acabado la paciencia y, de inmediato, sacó las esposas que tenía sujetas a la cintura.

“Señorita Jones, le pedimos dos veces, pero se rehusó a cooperar con nosotros. Ya que ese es el caso, no nos culpe por nuestra severidad. Tengo aquí una orden de arresto, así que tengo el derecho de colocarle las esposas. Ahora, si me permite”, dijo y con un solo movimiento la agarró. Después de colocarla contra la pared con las manos en la espalda, le colocó las esposas.

Incapaz de moverse, Norah entró en pánico, en especial cuando sintió el metal frio en las muñecas. Asustada, continuó luchando y gritando: “¡Suéltenme! ¡Ahhhhhhh!” Sus gritos extremadamente agudos lastimaban los oídos de los oficiales, por lo que se coloraron una mano en la oreja.

Los gritos de Norah eran tan terroríficos que incluso Amelia se despertó. Cuando abrió los ojos y la vio contra la pared sujetada por un hombre, se apresuró a tomar su bolso y estaba por golpear al oficial.

“¡Suelte a mi hija! ¿Quién es usted? ¿Cómo se atreve a atacarla aquí?”

Al percibir un movimiento atrás suyo, el oficial soltó a Norah y se giró. Amelia casi se cayó cuando falló en golpearlo. Por suerte, había una pared frente a ella, así que se sujetó con una mano. El oficial le advirtió con indiferencia.

“Soy un oficial, Señora Jones. ¿Sabe que acaba de atacar a un policía? Puedo arrestarla de inmediato por eso”.

¿Un oficial? Amelia quedó pasmada por un momento. Así que no es un rufián o algo así. En ese momento, su expresión cambió al ver las esposas en las muñecas de Norah.

“¿E-está aquí para arrestar a Norah?”

El hombre se arregló el uniforme.

“Norah es sospechosa de haber causado el accidente automovilístico, así que la llevaremos para interrogarla”, dijo mientras intentaba agarrar a la joven.

Amelia se apresuró a pararse frente a su hija.

“¿Qué tonterías dice? Mi hija nunca hizo eso. ¡No puede llevársela!”

Norah permaneció detrás de ella mientras lloraba. Daba mucha lástima y toda la arrogancia que mostró hacia sus padres había desaparecido.

“Por favor, ¡Ayúdame, madre! ¡No asesiné a nadie! ¡No fui yo! ¡No puedes permitir que me lleven!”

Amelia se giró y le dio una palmada en el hombro. Entonces, habló con determinación en su mirada: “No te preocupes, Norah. Te protegeré. No dejaré que te lleven”.

Conmovida, Norah asintió. Amelia se dio vuelta y miró con la misma determinación al oficial frente suyo: “Nunca dejaré que se lleven a mi hija”.

Había sido una cobarde toda su vida, pero, al final, defendió a su hija en ese momento.

Desafortunadamente, fue en vano.

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