Enamorado de mi ex esposa -
Capítulo 1436
Capítulo 1436:
No me cree nada, Piensa que Connor y yo somos compinches y que en realidad no me forzó a hacer todas esas cosas. ¡Maldita sea! Sé que es paranoico, pero esto es demasiado. Aun así debo seguir actuando. En este punto, rendirme sería peor para mí, Alice respiró hondo mientras sujetaba el reposabrazos con fuerza antes de forzarse a sonreír.
“Presidente Farrell, sé que no me cree y entiendo por qué. No debería haber atacado a la Señorita Reed y me arrepiento de ello; me estaban obligando. Si no hubiera expuesto mi identidad falsa como hija de Connor, habría mantenido el secreto.
Tuve que armarme de valor para decirle esto. Si Connor se entera de que lo dejé expuesto, me asesinará. Ahora estoy en peligro, Presidente Farrell. ¿Podría…?”
“Basta”. Jared se puso de pie y metió las manos en los bolsillos.
Después, le clavó los ojos, furioso. “No te creo, no importa lo que digas. Así que deja de confabular o te haré pagar antes que Connor”.
Ella se paralizó y empalideció. Intentó decir algo, pero no pudo pronunciar palabra. Su tono indiferente y su aspecto sombrío la asustaba.
¿Cómo que no creyó ni una sola palabra de lo que dije? ¡Maldita sea!
Bajó la cabeza y apretó los dientes.
Él después desvió la mirada.
“No sé por qué me contaste tanto sobre tu trato con Connor y no me importa. Métete esto en la cabeza: No importa lo que sea que intentes hacer, no funcionará. Aunque ahora tienes mi atención”.
Ella levantó la cabeza al escucharlo.
¿Ah? ¿Y qué se supone significa eso?
Alice intentaba entender lo que dijo, pero él entrecerró los ojos y la observó.
“Quiero saber cuál es tu verdadera identidad”.
Su mirada reflejó terror extremo ya que nunca esperó que Jared dijera eso. ¡Eso es algo de lo que no se puede enterar!
Su corazón latía con mucha fuerza y no podía reunir coraje para mirarlo a los ojos. Temía que cuando sus miradas se encontraran, desnudara su alma y supiera quien era.
Por instinto, se hizo hacia atrás y desvió la mirada. Con rigidez dijo: “Deje de burlarse de mí, Presidente Farrell. No soy nadie, tan solo soy una huérfana con mucha ambición, así que Connor quiso ayudarme. Eso es todo, no merezco su atención”.
“Si fueras una huérfana, no tendrías el valor de asistir a este evento ni habrías venido a hablarme. Además, no eres tan insegura como la mayoría de los huérfanos. Te ves bien alimentada y pulcra; ni siquiera mostraste desconcierto cuando entraste al salón.
Es resplandeciente; la mayoría de las personas quedarían perplejas; sin embargo, pareces acostumbrada a ello.
Así no es como los huérfanos se comportan, sino por el contrario. Me interesa saber quién eres”. Su mirada se tornó más malvada.
El mundo se dividía en dos clases de personas: Los ricos y todos los demás; y ellos vivián en mundos muy distintos.
La calidad de vida, educación, modales, capacidades y conocimiento de los ricos superaba con creces lo que las masas podrían siquiera imaginar. Ni una persona común que se abría paso por el mundo era capaz de comportarse como Alice, que estaba muy tranquila. La mayoría de los camareros provenían de familias comunes. Aunque algunos de ellos habían trabajado por años y estado en contacto con la forma de vivir de los acaudalados, no podían estar completamente tranquilos, mucho menos una huérfana como Alice. Sin embargo, estaba imperturbable ante esa vida de lujos. Eso solo era razón para investigarla.
Seguía sorprendida y su corazón latía con fuerza; nunca pensó que su manera de comportarse en el evento la expondría. En ese momento, habría entrado en pánico; estaba aterrorizada.
La mirada sabelotodo de Jared sobre ella la estaba asustando; se estaba empezando a sentir sofocada. No puedo permanecer aquí por más tiempo. Debo irme ahora mismo o se dará cuenta. Si me quedó aquí, quizá le confiese todo. Debo salir ya, maldición.
Apretó los puños tan fuerte que se le clavaron las uñas en las palmas, aunque el dolor hizo que se calmara. Sonrió con falsedad y con vos temblorosa dijo: “Eso me hace feliz, Presidente Farrell. Parece que el entrenamiento de Connor funcionó”.
“¿Entrenamiento?” Entornó los ojos.
Alice movió su cabello y continuó: “Sí, me entrenó un poco para que pudiera acerarme a usted con más facilidad. Si intentaba acercarme sin entrenamiento, no habría dejado ninguna impresión en usted, ni me habría atrevido a hacerlo.
Por eso dije que estoy feliz cuando aseguró que no me comporto como una huérfana que nunca vio el mundo de los ricos. Es prueba de que mis esfuerzos sirvieron”.
Jared rió. Ella se preguntaba si había creído la historia pero no quería preguntar. Cualquier pregunta probaría que se sentía nerviosa.
“Se hace tarde, Presidente Farrell.
Solo vine a saludar y ya lo hice, así que debería retirarme. Nos vemos”.
Ella le asintió y se fue. Sin embargo, cuando se giró su sonrisa desapareció y su rostro reflejó malicia y enojo.
Había dos razones por las que había asistido: Quería saludar a Jared y Amber y decirles que ya era la hija de los Stockert y que se verían más seguido; quería sembrar la discordia entre ellos.
Quería provocar un malentendido entre ellos para devolverles el golpe por haberla encarcelado. Sin embargo, sus planes fallaron incluso antes de que pudiera llevarlos a cabo y todo por culpa de Jared.
Él ya sabía que no era hija de Connor, así que afirmárselo no era más que una broma para él. Y como si no fuera suficiente, había expresado tener interés en su identidad verdadera. No podía permitir que averiguara quien era, así que continuó mintiendo con esperanza de que sus sospechas cesaran.
Desconocía si había logrado acabar con sus sospechas, pero sabía que no podía permanecer más tiempo allí. Sus planes fallaron, así que debía regresar con Connor y contarle lo que sucedió.
Si fuera posible, necesitaba que borrara todo su historial pasado. Si Jared sabía quién era en verdad, la asesinaría.
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