Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1332

Capítulo 1332:

Si la Señorita Reed no hubiera buscado Jared y hubiera usado esos trucos sucios para amenazarlo y que volviera con ella, él estaría con Norah. La Familia Jones y la Familia Farrell tendrían la mejor relación; lo contrario a la situación de ese momento.

Norah estaba enamorada de la persona incorrecta y estaba deprimida desde entonces, mientras que la Familia Jones estaba al borde de la bancarrota por culpa de Amber, lo que provocaba que su marido descargara su frustración e insatisfacción en Amelia.

Todo esto es culpa de Amber. Con el rostro desfigurado por el resentimiento, apretó la toalla que tenía en la mano mientras pensaba en eso. Justo entonces, escucharon sonidos de pasos desde las escaleras de la casa, junto con una voz ronca que se quejaba.

“¿Por qué están gritando?”

En cuanto Germán y Amelia oyeron la voz del Viejo Señor Jones, sus expresiones se tornaron serias y se voltearon al mismo tiempo. En ese momento, Norah sostenía al Viejo Señor Jones del brazo con amabilidad mientras bajaba las escaleras con una expresión sombría.

“Padre”. Germán y Amelia saludaron de inmediato al Viejo Señor Jones.

Cuando el Viejo Señor Jones y Norah bajaron las escaleras, caminaron lentamente hacia el lado opuesto del matrimonio y se sentaron frente a ellos; la pareja giró, siguiendo los movimientos de ambos. Al final, se sentaron después de vera el Viejo Señor Jones y Norah hacerlo.

“Padre, ¿Por qué has bajado?”, preguntó Germán mientras sonreía de manera irónica con los labios hinchados.

Por otro lado, Amelia sirvió una taza de té a un lado.

“Tome un poco de té”.

Después de que el Viejo Señor Jones tomara la taza que ella le ofrecía y bebiera un sorbo, tosió un poco.

“Hacen tanto ruido aquí que los oía desde arriba. ¿Cómo no voy a bajar a ver qué ocurre? Ahora, díganme. ¿De qué estaban hablando?

“Sí, hacían tanto ruido aquí que el abuelo y yo no podíamos hablar tranquilos.

Pensamos que les había ocurrido algo, así que bajamos apresurados para averiguar qué había sucedido”.

Norah hizo una mueca y miró a sus padres, preocupada.

Sin embargo, si la miraban con atención, se darían cuenta de que, aparte de su aspecto y de lo que acababa de decir, su mirada demostraba lo contrario; en realidad, se la notaba insatisfecha.

En especial después de ver los labios de Germán y la expresión de Amelia; en realidad, los despreciaba.

Aunque sus padres la cuidaban y la querían tanto que hasta podían darle la luna, ella aun así los despreciaba en secreto. Ella quería un padre que fuera una figura fuerte e intrépida y una madre elegante y gentil, y ellos no eran en realidad así.

Su padre era un idiota que solo la avergonzaba y su madre era tímida y le daba vergüenza hablar. Tenerlos como padres fue el mayor fracaso de su vida.

Por supuesto, aunque eso era lo que Norah pensaba, no lo demostraba. Después de todo, seguía necesitando el amor incondicional de sus padres y que lucharan por ella para poder protegerse y así, no necesitaría hacer nada con sus propias manos.

Si mostraba su desagrado hacia ellos, se molestarían, aunque continuaran tratándola bien. Si eso ocurría, cuando ella solicitara su ayuda, primero considerarían varios aspectos y no estarían de acuerdo con ella de inmediato.

Germán y Amelia no sabían lo que Norah estaba pensando; creyeron que estaba en verdad preocupada por ellos y se conmovieron mucho.

“No ha sucedido nada; estás exagerando, cariño. No nos ha ocurrido nada ni a tu madre ni a mí, solo discutimos un poco. No te preocupes” explicó Germán mientras miraba a Norah y sonreía.

“Sí, Norah”, asintió de inmediato Amelia. “Tu padre tiene razón. Estamos bien”.

“Me alegro. El abuelo y yo por fin podemos estar tranquilos”.

Norah se dio unas palmadas en el pecho y exhaló, como si por fin estuviera relajada.

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