Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1331

Capítulo 1331:

Jared cruzó las piernas con elegancia mientras apoyaba con pereza uno de los brazos en el reposabrazos del sofá. Con la otra mano sujetando el teléfono, abrió el mensaje de Ben sin prisa.

El contenido era una sola frase: Presidente Farrell, esta es la foto que la Señorita Reed quiere ver. Se la he enviado. Por favor, reenviesela.

Tenía un sticker de agradecimiento al final y encima del texto había dos fotos.

Al analizarlas, vio que eran de Germán recibiendo tratamiento médico en un hospital. En las imágenes, el hombre tenía la boca muy hinchada, como si fueran dos salchichas.

Además, tenía una expresión de enojo, lo que le daba un aspecto muy gracioso. Al ver aquello, Jared frunció las cejas y cerró la foto un poco disgustado.

Después, se la envió a Amber.

En ese momento, el teléfono de Amber estaba en la mesa de la sala de estar, justo delante de Jared. Después de que él las enviara, su teléfono vibró de inmediato y la pantalla se iluminó también. Cuando vio eso, solo entonces apagó el suyo y lo lanzó sobre la mesa de centro.

Después, tomó el control remoto para encender la televisión y vio las noticias del día.

Al mismo tiempo, en la Residencia Jones, Germán también estaba sentado en un sofá. Tenía una toalla doblada en la mano y la utilizaba para ponerse hielo en la boca; no dejaba de gemir de dolor mientras lo hacía. Amelia, que estaba sentada a su lado, se sintió muy mal por su marido al verlo así. Tenía los ojos enrojecidos y le caían lágrimas por las mejillas.

“¿Cómo te encuentras, cariño? ¿Te duele mucho?”

“¿Tú qué crees?” contestó irritado al escucharla. “¿Crees que me quejaría de esta manera si no me doliera?”

Como tenía la boca muy hinchada y le dolía mucho, no podía mover los labios para hablar, así que arrastraba las palabras, lo que resultaba bastante gracioso.

Después de que él la regañara, no solo no se molestó, sino que se sintió peor por él mientras más lágrimas le caían.

“¿Cómo Jared puede ser así? ¿Cómo pudo golpearte de esta manera? Después de todo, eres mayor que él. Es en verdad indignante que te trate de manera tan despiadada”.

Germán asintió con la cabeza para demostrar resentimiento.

“Lo sé, ¿Verdad? No esperaba que me pegara tan fuerte. ¿Se atrevió a tratarme así solo por una mujer? Esto es una humillación para mí”.

Desde que nació, además de ser golpeado por su padre cuando era joven, nadie más se había atrevido a ponerle una mano encima. Incluso cuando el estatus de la Familia Jones no era el mismo de ese entonces, nadie se atrevió a golpearlo; sin embargo, Jared les pidió a personas que lo hicieran y él también lo abofeteó.

Estaba lejos de ser un castigo físico, sino más bien una humillación; si la gente se enteraba de eso, ¿Cómo iba a continuar en el círculo en el futuro? ¿Cómo iba a ver a alguien?

En ese momento, Amelia tomó la toalla de Germán, que tenía apretada contra la boca. Cuando vio que el hielo de la toalla ya se había derretido, añadió algunos cubos mientras lloraba y la dobló antes de volver a ponérsela con cuidado en los labios.

Probablemente, como acababa de agregar más hielo, la toalla estaba mucho más fría que antes; en cuanto le tocó la boca, sintió el frío de pronto y le tembló un poco el cuerpo, lo que provocó que rozara con los labios inflamados.

Le dolió tanto que se levantó de un salto y lanzó furioso la toalla contra Amelia.

“¡¿Qué haces?!” gritó exasperado. “¿No puedes tener un poco más de cuidado?” ¿Crees que estar herido no es suficiente?”

Aunque a ella le dolía la espalda por lo que acababa de hacerle, no se atrevió a ofenderlo y tampoco estaba dispuesta a hacerlo. De inmediato, tomó la toalla, se levantó y le pidió disculpas con una expresión de arrepentimiento.

“Lo siento, cariño. No lo hice a propósito.

¿Te encuentras bien? Déjame ver…”

Extendió la mano para comprobarlo, pero él la apartó de un manotazo, molesto.

¡Zas!

El dorso de la mano estaba rojo por la bofetada de Germán y Amelia comenzó a enfadarse.

Bajó la cabeza y permaneció en silencio mientras su resentimiento hacia Amber crecía en su interior. Desde su perspectiva, si no fuera por esa mujer, su marido no la trataría así.

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