Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1322

Capítulo 1322:

Él extendió la mano de nuevo y le agitó el cabello. Aunque no pronunció palabra, su accionar había vuelto a decirle a Amber que no permitiría que la agraviaran; aquellos que la engañaron tendrían noticias suyas. Al retirar la mano, ella se frotó las mejillas para calmarse.

Después de recobrar la compostura, miró al asistente y le pregunto: “Ben, ¿Tienes alguna foto del Señor Jones? Quiero ver lo hinchados que están los labios”.

Tras escucharla, el asistente sacudió la cabeza y manifestó: “Lo siento, Señorita Reed. No tengo ninguna foto de él ahora, pero si quiere, puedo pedirle a alguien que la tome de la cámara de seguridad del hospital y se la envíe.

“Con eso bastará. Gracias”. Amber sonrió y le agradeció.

“De nada, Señorita Reed. No es para tanto”.

Luego, miró a Jared, que conducía el auto.

“Presidente Farrell, no hay nada más que decir; sin embargo, iré a la estación de policía para demostrar que la carta de entendimiento tenía su aprobación”, dijo.

Luego de escucharlo, Jared tarareó en respuesta y dijo: “Adelante”.

Después de eso, la videollamada terminó y, apenas Amber colgó el teléfono, señaló: “¿Pediste a tus hombres que ocultaran su identidad cuando lo golpearon? Si no, ¿No sabrá la Familia Jones que fuiste tú quien lo hizo?”

“No lo hice en forma secreta. Supongo que ya saben que fui yo quien lo hizo”, respondió mientras conducía.

Al oírlo, Amber suspiró y agrego: “Si es así, tu relación con ellos no se puede arreglar”.

“No pensaba mejorarla; además, les dije que insisto en no remediar nuestra relación con este método”, dijo Jared en voz baja.

El Señor Farrell fue fiel a sus palabras. Antes de que Germán le causara problemas a Amber, quería ignorar a los Jones. Ya que había herido al hombre, le indicó que no quería mejorar su relación.

“Aun así, no creo que estén dispuestos a aceptar la verdad. Aunque los hubieras vencido, me odiarían más que a ti; después de todo, soy la razón por la que golpearon a Germán. Por lo tanto, te tratarán bien, con la intención de arreglar la relación. Si no, ¿Por qué no te llamaron y te interrogaron cuando habías herido a alguien de su familia? No son de los que se callan”. Mientras Amber hablaba, miró a Jared sonriendo.

En ese momento, él curvó los labios con sorna y dijo: “Que hagan lo que quieran. Todo lo que intenten hacer será inútil sí me atengo a mis palabras. Ignora lo que piensen de ti; no dejaré que te hagan daño”.

“Confío en ti” señaló sonriendo tras oírlo.

Pronto Llegaron a la residencia en la Bahía de Kensington.

Después de estacionar el auto, Jared se desabrochó el cinturón de seguridad, se bajó y caminó hacia el lado de Amber; entonces abrió la puerta y le tendió la mano.

Cuando ella lo vio, sonrió y colocó la suya en la de él. Acto seguido, el hombre la acarició con delicadeza antes de ayudarla a salir; su manera de proceder fue muy caballerosa.

Apenas Amber se bajó del vehículo, Jared no la soltó de inmediato; en lugar de eso, bajó la cabeza y le besó suavemente el dorso de la mano. En ese momento, los que estaban estacionando sus autos cerca vieron cómo él se comportaba, así que enseguida provocó aplausos y entusiasmo entre la gente.

Al ver que los vecinos se burlaban de ellos, Amber se sintió incómoda y avergonzada, entonces miró rápido a Jared, instándolo a que la soltara. No obstante, él no sintió la necesidad de avergonzarse. ¿Por qué iba a sentirse así?

Ni siquiera se incomodó en el momento en que los vieron besarse y mucho menos cuando solo te dio un beso en la mano, así que seguía 92 sujetándola con fuerza mientras le dedicaba una sonrisa.

En ese instante, uno de los residentes más cercanos a ellos se bajó de su auto; entonces sonrió y saludó a Jared, diciendo: “Al enterarme de que el Presidente Farrell se encontraba aquí, aún estuve escéptico al respecto. Sin embargo, ahora que usted está aquí sé que es cierto; es un placer conocerlo”.

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