Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1282

Capítulo 1282:

“¿Por qué?” Jared resopló de forma despectiva. “Me sugeriste que mire todos esos dramas y novelas románticas, diciendo que podría aprender algo sobre cómo ser romántico y convertirme en un hombre carismático e irresistible.

Ah, sí, aprendí todo eso, pero ¿Sabes que dijo Pequeña Maple? Dijo que los personajes de esas telenovelas son ruines, vulgares y para nada encantadores; incluso dijo que, si no fuera por mi belleza, hubiera pensado que también era un hombre ruin y vulgar por comportarme de esa forma extraña con ella. Casi termino siendo un hombre vulgar por tu sugerencia estúpida.

Ya estoy siendo bondadoso al no despedirte, pero tienes el descaro de quejarte por el bono.

“Eh…”. Ben estaba boquiabierto por el asombro.

No sabía en qué se había equivocado, pero ese motivo no era lo que se imaginó.

“Eso no está bien” replicó de forma dubitativa mientras conducía.

“¿Por qué la Señorita Reed piensa que esos hombres son vulgares? Todas las mujeres internautas son fanáticas de esos actores y los apoyan. Nunca dicen que esos personajes son vulgares, sino que son apuestos y encantadores.

Es por eso por lo que, supuse que a la Señorita Reed podría también gustarles, así que le recomendé que viera esas novelas, pero nunca me imaginé que a ella no le gustaban.

En ese momento, al parecer Ben no se dio cuenta de que esas fanáticas que adoraban a los actores en los dramas y novelas eran jóvenes adolescentes.

No eran maduras emocionalmente y su experiencia de vida era limitada, por lo que les gustaban esos personajes y no les encontraban defectos. Sin embargo, por desgracia, Amber era una mujer madura de veintisiete años con diferentes perspectivas y preferencias sobre los hombres y, era por eso, que le parecía que eran defectos.

Por lo tanto, de forma accidental, Ben había tratado a Amber como una joven y había asumido que todas amaban esos personajes y se preguntó por qué a ella no le gustaban. Era evidente que no todas las mujeres tenían la misma preferencia en hombres. Jared no sabía lo que Ben pensaba; se mantuvo indiferente ante la explicación y pensó que eran excusas.

“¿Y tú qué sabes? Ni siquiera tienes novia. No sé cómo tienes el descaro de enseñarme sobre relaciones amorosas.

Lo miró de reojo y el desprecio era evidente en su mirada, la cual lo angustió. El dolor era tan intenso que sentía que no podía respirar y le temblaban las manos que sujetaban el volante.

¡Ay, duele mucho! Señor Farrell, es demasiado cruel. Sí, no tengo novia. Estoy soltero, ¿Y qué? ¿No tengo derecho a decir nada? ¿No puede enseñarle a otro hombre acerca de relaciones amorosas? Puede que no tenga novia, pero tengo mucho conocimiento teórico, así que ¿Por qué no puedo enseñarle?

Hablando de eso, cuando le hice la sugerencia, no creyó que mi idea fuera pésima. Me escuchó de forma seria e incluso hizo lo que le dije.

Ahora que los resultados no son satisfactorios, me culpa por todo. Está siendo ridículo, ya que no lo obligué a que me tomé en serio, sino que quiso escuchar mi consejo. Ahora que el plan ha fallado, me culpa por todo en vez de culparse a sí mismo; no tiene sentido.

Era evidente que Ben solo se atrevía a maldecirlo en su interior, pero no a manifestar sus quejas en voz alta. Ni siquiera se atrevía a mostrar ni un poco de insatisfacción hacia él, ya que estaba seguro de que lo enviaría a Ibiza de inmediato. Por lo tanto, no solo tenía que asumir la culpa, a pesar de su disgusto, sino que también se disculpó. Bueno, eso era el sufrimiento de un oficinista. Ben lamentó su destino, pero al menos el salario era por sobre el promedio. Podía ser un tonto soltero, pero al menos no era uno sin dinero.

Ben le sonrió, compungido, y se disculpó de la forma más sincera posible: “Lo siento mucho, Señor Farrell. No quise arruinarle el plan, ni tampoco imaginé que tendría este desenlace.

No importaba si se había equivocado o no y, aun así, tenía que disculparse y afirmar que, si lo hizo, ya que esa era la única forma de calmar la furia de Jared. De otro modo, no había forma de determinar cómo reaccionaría si no lo tranquilizaba.

En efecto, Ben lo conocía muy bien porque todo progresó tal como lo había imaginado después de que se disculpó. A Jared le mejoró el humor después de las disculpas.

“No me des más ideas pésimas o te echaré a Ibiza”.

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