Enamorado de mi ex esposa
Capítulo 1259

Capítulo 1259:

Lo que dijo Jared hizo que la Anciana Señora Farrell sintiera un escalofrío. Aun así, trató de librarse de esa situación sonriendo de forma inocente y sacudiendo la cabeza.

“No, no tienes que llamar a un doctor. No es un asunto grave; solo estoy mareada y estaré bien después de una siesta. Siempre me mareo y sé qué hacer para sentirme mejor, así que no es necesario que venga; sería una gran molestia”.

¡Maldición! Si llama al médico, sabrá que estoy fingiendo. ¡De ningún modo!, murmuró en su interior.

Jared sonrió aún más, caminó hacia delante y se detuvo frente a la Señora Murphy y la Anciana Señora Farrell.

“No es una molestia. Pagamos para que el doctor que reside aquí esté a nuestra disposición. Si cree que unos minutos de caminata son mucha molestia, entonces deberíamos despedirlo. Como le pagamos, está obligado a tratar a sus pacientes en cualquier momento y lugar, y bajo cualquier circunstancia o sería una negligencia de su deber, por lo que tengo el derecho a echarlo. Abuela, ¿Quieres que lo eche?”

“Por supuesto, yo…”

“Si no me equivoco, el médico que contratamos para tratar tu condición es un familiar cercano de la Señora Murphy” la interrumpió, ya que sabía lo que iba a decir y luego miró a la Señora Murphy.

Frente a la mirada atemorizante de Jared, la mujer agachó la cabeza por la culpa que sentía.

Sabía muy bien por qué había mencionado al doctor y su relación con él. Jared quería obligarlas a que confesaran cuáles eran los ingredientes del caldo amenazándolas con el trabajo del médico.

Maldición, no es de extrañar que el Joven Maestro Jared sea conocido como el demonio del mundo de los negocios, quien atacaría las debilidades de sus adversarios hasta lograr su objetivo.

La Familia Farrell y Grupo Farrell son afortunados de tenerlo como jefe de familia y de la compañía, pero es desafortunado para nosotras estar bajo su control en este momento, se lamentó, angustiada.

Por otro lado, la Anciana Señora Farrell estaba furiosa.

“Ey, desgraciado. ¿Cómo te atreves a decir eso?

¿Qué demonios estás pensando? ¿Estás tratando de angustiar a la Señora Murphy?” se quejó, tocándole la nariz después de girarse hacia él.

Jared se encogió de hombros de forma inocente.

“¿De qué estás hablando, abuela? No, no estoy tratando de angustiarla. Solo creo que tal vez es hora de darle un nuevo trabajo al médico”.

“¡Mentira! Sabes mejor que nadie lo que estás insinuando” resopló de forma apática, rehusándose a creer esa tontería.

Amber también creía que Jared se había excedido, así que se puso de pie para disuadirlo, pero antes de que pudiera hablar, Jared cambió el tono.

“Bueno, abuela, solo bromeaba. En realidad, no quería despedir al médico, pero necesito reconsiderar su empleo y confianza en el futuro. Sabes que lo que más odio es que me engañen, así que ¿Quieres decirme lo que hay en el caldo o no?”

La Anciana Señora Farrell estaba por refutarlo, furiosa, cuando la Señora Murphy la detuvo. Al final, suspiró y miro a Jared.

“Bueno, le diré, pero me tiene que prometer que no se enojará”.

Jared relajó un poco la expresión ante su cooperación.

“Bueno, lo prometo y perdón por amenazarte, pero espero que entiendas que no deben ocultarme información”.

La Señora Murphy le hizo un gesto para que no siguiera hablando.

“Sí, entiendo, joven maestro, y no estoy enojada al respecto. Sé que no le haría nada al médico y no lo despedirá incluso aunque me rehúse a contarle la verdad. Después de todo, yo le oculté información, no ellos y no los castigaría por algo que no hicieron. Lo crie, así que lo conozco muy bien. Como estoy muy al tanto de esto, sé que solo trata de asustarme”.

Jared se rio.

“Guau, logró descifrar mis intenciones”.

Tanto la Anciana Señora Farrell como Amber suspiraron con alivio, en especial la Señora Murphy, que pensó que de verdad cumpliría la amenaza para así poder saber qué ingredientes tenía el caldo.

.

.

.