Embarazada de una noche con el Alfa -
Capítulo 89
Capítulo 89:
«Te equivocas al decir que no ha sido nada importante, y por favor, simplemente llámame Vivian», dijo ella con una sonrisa cálida.
«Creo que de ahora en adelante compartiremos muchos momentos. Es preciso aprovechar tu excepcional talento. No suelo trabajar con personas que sean ajenas a mi círculo familiar; hace mucho tiempo que no tomo a mi cargo un aprendiz. Pero, puesto que eres una persona con tanto talento, con gusto haré una excepción. ¿Aceptarías ser mi aprendiz?», declaró.
Tras aquella inesperada declaración, la observé con reverencia.
«Debo reconocer que sería un gran honor para mí serlo», acepté.
Ser la aprendiz de Lady Vivian suponía un privilegio incomparable. Todas las personas que estaban congregadas a mi alrededor parecían sorprendidas e impresionadas. Bueno, excepto Lily, cuyo rostro palideció ante las palabras de admiración de su madre.
Pasada aquella conmoción, me sentí aliviada al ver que todos se disponían a dar comienzo a la celebración en el salón de baile. Podía ver la luz de las velas a mi alrededor y cómo los invitados se reunían al borde de la pista principal mientras la orquesta se disponía a tocar la primera pieza musical. El príncipe Eric se hallaba en el centro de la multitud y Lily estaba junto a él.
Pero, para mi sorpresa, no se volvió hacia ella, sino que ambos caminaron hacia mí. Me quedé sorprendida al verlo de pie ante mí, ejecutando una reverencia cortés y ofreciéndome su mano.
«¿Concederías el honor de bailar conmigo la primera pieza?», me preguntó.
Cuando Lily se percató de tal invitación, corrió junto a Marco, ansiosa por bailar con él en mi lugar. Los ojos de todos los asistentes estaban clavados en mí mientras aguardaba mi respuesta.
«¿Deseas bailar?», pregunté mansamente, tratando de convencerme de que aquello no era simplemente una jugada de mi imaginación.
«Así es. Para mí sería un gran honor bailar con la chica que salvó la vida de mi hermana, en señal de agradecimiento», repuso.
Estar junto a Marco me infundía una sensación de seguridad, así que me atemorizaba la idea de alejarme de él para bailar con el príncipe en medio de los presentes. Ser el centro de atención del baile me hacía sentir muy nerviosa, pero había tantos miembros de la nobleza allí que habría sido una gran descortesía rechazar su invitación a bailar.
Con actitud vacilante, tomé su mano, tratando de no tropezar mientras caminaba torpemente junto a él hacia el centro de la pista de baile. El cálido resplandor del salón de baile hacía que mi vestido bordado de oro lanzara destellos mientras flotaba a mi alrededor, confiriéndome una elegancia etérea.
Todos nos miraron atentamente cuando comenzamos a bailar al ritmo de los compases iniciales de la música. Pero en medio de las vacilantes luces y del embrujo de los violines, el único pensamiento que cruzaba por mi mente era la intensa mirada que Marco me lanzaba desde el otro lado de la habitación; parecía hacer arder mi piel.
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