Embarazada de una noche con el Alfa -
Capítulo 87
Capítulo 87:
Punto de vista de Tanya
Me giré hacia Lily, sorprendida por la frialdad de su tono. Nunca la había visto asumir una actitud tan francamente hostil, pero no fue ira lo que advertí en sus ojos, sino temor. Me preguntaba qué sería aquello a lo que temía. No podía saber qué pensamientos cruzaban por su mente y tampoco tuve la oportunidad de preguntárselo.
Ayana aprovechó de inmediato aquella oportunidad para acusarme de nuevo, gritándome en la cara:
«Puede que no seas una asesina, pero sin duda eres una ladrona», espetó.
Eric y Marco ayudaron a Cathy a levantarse mientras la princesa comenzaba a recuperarse lentamente. No obstante, Ayana no cejaba en sus esfuerzos por hacerme ver como la villana de la historia.
«Estoy segura de que le robaste ese maravilloso perfume a la familia de Lily. Recientemente exhibieron la colección de perfumes personalizados de Montenero en la perfumería. Debiste haberlo hurtado de allí», declaró en tono acusador.
«Sería incapaz de hacer algo semejante», me defendí. «Es cierto que visité la exhibición de perfumes, pero no robé nada. Esta fragante poción es creación mía; es solo una recreación de la fórmula de los perfumes cuyo aroma percibí en la colección especial.»
Todos nos miraban, a Ayana y a mí, sin saber a cuál de las dos debían creer.
«Eres una mentirosa», persistió.
«Los extraordinarios perfumes de los Montenero son inimitables. Nadie tiene la capacidad de crear un aroma siquiera semejante. ¿Cómo te atreves a decir que lograste hacerlo? ¡Es evidente que lo robaste!»
Incluso el amigo de Marco, Oliver, parecía no saber qué decir.
De nuevo, fui presa del pánico; temía que intentaran arrestarme una vez más.
«Les juro que estoy diciendo la verdad», declaré en tono suplicante. «Lo recreé a partir de los aromas que tenía grabados en mi mente.»
Entonces, se me ocurrió una idea. Sostuve en una mano el pequeño frasco y se lo mostré a todos.
«Fui yo quien elaboró esta fragancia, pero, puesto que carecía de todos los ingredientes necesarios para hacerlo, me vi forzada a reemplazar uno de ellos. No pude encontrar flores de petasites, así que debí usar flores de manzano y raíz de jengibre, de manera que mi perfume tiene un olor diferente al de los fabricados por los Montenero», expliqué.
Aunque lo que decía era cierto, los asistentes no estaban seguros de si estaba diciendo la verdad, así que, al parecer, nuestra discusión había llegado a un punto muerto.
Aunque mi fórmula era una creación personal, carecía de las pruebas necesarias para demostrar que era diferente del perfume de los Montenero, así que sin duda nadie creería mi afirmación. Seguramente insistirían en acusarme de haber robado la botella de la exhibición de perfumes y, dado que era una reputada cortesana amiga de Lily, seguramente la balanza se inclinaría en su favor y me creerían a mí.
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