Capítulo 235:

Pero tú ya debes saberlo, las personas con personalidades como la mía no son amables».

Una sonrisa llena de tristeza se formó en su rostro.

«Con el paso de los años, los poderes de mi hijo y su ambición se hicieron más y más grandes, hasta que finalmente llegó el día en que decidió desafiarme por mi posición…

Perdí».

Debido a lo despiadado que era, no dudó en intentar matarme, pero escapé.

Fue entonces que me encontraste».

El señor Barlow tomó mi mano y la sostuvo con fuerza mientras me miraba.

«Hace tres años estuve a punto de morir, pero gracias a ti pude vivir un poco más.

Tú me ayudaste a escapar de mi destino por un tiempo, pero ahora es momento de enfrentarlo».

El hombre secó mis lágrimas con delicadeza, antes de sacar una placa de su bolsillo y colocarla en mi mano.

«Mi hijo debe saber que estoy aquí y esa debe haber sido la razón por la que decidió envenenar el agua.

Yo soy el responsable de todo lo que ocurrió y es por eso que te estoy dando esto, hija mía.

Originalmente tenía dos, pero una la tiene él».

Me preocupé un poco al notar que el señor Barlow se veía muy débil.

Aún sonriendo, cerró los ojos mientras levantaba la cabeza para mirar el sol.

Finalmente, el hombre pronunció una última oración antes de dejar de respirar.

«Debes saber que el nombre de mi hijo adoptivo es Dorian».

El entierro del señor Barlow fue muy tranquilo, tal y como él lo había querido.

Después de tantos años viviendo dos vidas diferentes, era lógico que estuviera rodeado de aquellos que formaron parte de los últimos momentos de una de estas.

A pesar de ser un alcohólico solitario, el hombre era respetado por su sabiduría. Aunque no le caía muy bien a las personas, siempre las escuchaban cuando les daba un consejo.

Tanya estaba sonriendo, de pie junto a Marco, viendo cómo el ataúd bajaba lentamente.

Estar ahí le recordó que la vida era muy corta y que cualquiera podía perderla en un instante.

La muerte es lo único de lo que no se puede escapar.

En ese momento, las últimas palabras del anciano volvieron a su mente: «No pierdas el tiempo en cosas que no importan.

Tienes que luchar por ser feliz, Tanya.

Lucha con todo tu corazón».

Fue entonces que finalmente decidió decirle la verdad a Marco.

Se dijo a sí misma que le contaría todo, tanto lo bueno como lo malo.

La última vez que lo había intentado, algo había ocurrido y no lo había logrado, pero esta vez se aseguraría de hacerlo sin importar las consecuencias.

De esa manera, incluso si llegaba a morir, podría irse sin remordimientos, sabiendo que él conocía la verdad.

Cuando la ceremonia terminó, Tanya le preguntó a Marco si podía reunirse con ella debajo del árbol de la Luna Azul para hablar.

Marco aceptó de inmediato.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar