Embarazada de una noche con el Alfa
Capítulo 195

Capítulo 195:

«¡Quiero darles la bienvenida a todos! Antes de comenzar nuestro evento del Día de la Familia, vamos a llevar a cabo una actividad adicional en la que participarán todos los padres y madres», anunció.

La multitud prorrumpió entonces en animados vítores. Una cortina de seda de color borgoña cayó repentinamente detrás de la anfitriona mientras esta procedía a explicar el propósito de aquella actividad.

«¡Vamos a probar qué tan bien conocen los papás a las mamás con un pequeño juego!» Desde luego, los niños comenzaron a gritar, lanzar vítores y reír con desbordante entusiasmo.

«Quiero que todas las mamás se paren detrás de esta cortina y luego saquen las manos por detrás de ella. Luego, los papás deberán turnarse para tratar de adivinar cuál de las manos es la de su esposa», explicó.

«¡Oh!» exclamaron los asistentes, expectantes.

«¡Bien, ahora vamos a comenzar! ¡Por favor suban al escenario, mamás!»

Como éramos tantos, los grupos de padres se turnaron para jugar. Fue una actividad bastante cómica, ya que muchos de los papás no pudieron reconocer las manos de su pareja.

La multitud prorrumpía en risas cuando algunos de los padres se reían al no lograr identificar las manos de sus esposas, mientras que otras parejas discutían. Una de las mujeres emergió de detrás de la cortina y golpeó a su marido en la nuca, lo que hizo que Tanya y yo nos echáramos a reír.

La actividad continuó durante algunos minutos, tiempo en el cual la anfitriona no dejó de hacer comentarios. El público, compuesto por profesores, padres y niños, disfrutó de aquel animado espectáculo. Por fin, llegó mi turno.

Todos tenían los ojos clavados en mí mientras subía los escalones que conducían al escenario, pero no me molestaba ser el centro de atención; estaba concentrado en la fila de manos que se extendía frente a mí. Cuando la anfitriona anunció que iban a realizar esa actividad, me sentí preocupado, pues no quería avergonzar a Tanya ni a Claire, a quienes conocía desde hacía poco tiempo.

No obstante, eché un vistazo a aquella alineación de extremidades femeninas, y de pronto posé los ojos en una de ellas con plena seguridad; mis pies se movieron como si tuvieran vida propia. Crucé en silencio el escenario hacia la mano que había elegido mientras la multitud guardaba un silencio expectante. Me detuve ante aquella mano extendida sin vacilar, casi sorprendido por mi absoluta seguridad. Mientras soplaba la fresca brisa otoñal, contemplé aquellos dedos femeninos que me resultaban tan familiares; era como si estuvieran firmemente grabados en mi mente.

No es que hubiera prestado demasiada atención a las características de Tanya. Ciertamente, era dueña de una gran hermosura, pero, puesto que Lily me había asegurado que era una mujer francamente malvada, tenía una imagen distorsionada de ella, y la animadversión que despertaba en mí, me impedía apreciar su belleza.

Extendí la mano para tomar la que tenía delante de mí, y al hacerlo, me agradó sentir su tersura. Al sentir el contacto de mi mano, la de la mujer se movió nerviosamente, como si se sintiera sorprendida. Luego, agarré sus dedos con firmeza y tiré de su mano suavemente, haciendo que la elegante figura de aquella mujer emergiera lentamente de detrás de la sedosa cortina de color borgoña.

Abrió desmesuradamente sus ojos color verde esmeralda al verme y se paró a mi lado mientras la audiencia prorrumpía en vítores. Estaba tan sorprendida como yo.

Cuando sostuve su mano en la mía, experimenté una sensación de familiaridad; era como si hubiera experimentado antes la presión de su palma sobre la mía. Nuestras manos, con dedos bastante delicados la suya y con dedos más gruesos la mía, encajaban perfectamente. La había conocido hacía tan solo un par de días, así que no podía explicarme cómo había sido posible que reconociera su mano.

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