Embarazada de una noche con el Alfa
Capítulo 193

Capítulo 193:

Tercer punto de vista

El único colegio local de la manada Blue Moon hervía de actividad. Situado en el corazón de la ciudad, durante generaciones había infundido vida y juventud a las demás secciones de la manada.

Sus paredes cenicientas, que habían sido construidas hacía muchas lunas, ahora cobraban vida con coloridos murales y dibujos hechos por los niños del jardín de infantes, mientras que los arcos que conducían a las puertas de entrada estaban adornados con arcoíris formados por las impresiones de las palmas de las manos de los niños los tablones de anuncios, llenos de carteles y avisos importantes, cubrían todas las paredes interiores, y el aroma de los platos que conformaban el menú de la cafetería permeaba el aire.

Pero aquel no era un día cualquiera. Era el Día de la Familia, así que en las aulas de clase la charla era más animada que de costumbre, a medida que se aproximaba el final de las clases y el inicio de aquel esperado evento.

Por fin se escuchó el sonido de la campana que anunciaba el final de las lecciones, y las puertas de los salones de clases se abrieron, vomitando niños que se apresuraban a recoger sus pertenencias. Los más rápidos pronto estuvieron afuera; todos hacían fila, aguardando pacientemente a sus padres.

Afuera, los niños mayores, con la ayuda de sus maestros, instalaban puestos de comida y actividades. Entretanto, los conserjes ayudaban a colgar las decoraciones. El director se desplazaba apresuradamente de un lado a otro del escenario, asegurándose de que todo estuviera listo para el gran día.

Se oía música alegre y ligera, proveniente de los altavoces dispuestos alrededor del lugar, pero las animadas conversaciones de los estudiantes la ahogaban.

Y allí, entre la multitud, estaba Claire, que tenía un aire de desamparo y parecía abrumada. Presionaba fuertemente contra su pecho su muñeco favorito, como intentando sentirse cómoda y segura, mientras escudriñaba el grupo de padres que atravesaba la puerta principal.

Estaba segura de que su madre acudiría al evento. En su mente infantil no cabía la menor duda al respecto, pues Tanya jamás había dejado de asistir a un evento escolar, ya fuese el Día Deportivo, una venta de pasteles, el concierto anual o cualquier otro. En todas esas ocasiones, ella se hallaba entre la multitud, sonriendo con orgullo.

Pero hoy su mirada no buscaba el rostro de su madre, sino el de alguien que le resultaba menos familiar, pero que, a pesar de ello, había causado un hondo impacto en su vida. Aunque pareciera extraño, Marco era importante para ella.

Caspian era agradable, desde luego, pero tal vez demasiado. Quizás en ocasiones era demasiado imponente para la pequeña. Sus personalidades no eran afines: él no paraba de hablar, mientras que Claire solía ser reservada.

Marco, en cambio, le agradaba, a pesar de que solo lo había visto unas cuantas veces. De la misma manera en que una brújula siempre apunta al polo norte, invariablemente evocaba su imagen cuando pensaba en una figura paterna. Podría pensarse que se trataba de un simple capricho infantil, pero la forma en que la abrazaba y la fortaleza que irradiaba le brindaban una cálida sensación de seguridad, y a veces eso es todo lo que un niño espera de un adulto.

Mientras esperaba ver en cualquier momento sus mechones de cabello rubio y sus característicos ojos azules, jugueteaba nerviosamente con el dobladillo de su camiseta y mordisqueaba el brazo de su muñeco, lo cual era para ella un hábito tranquilizador.

«¿Dónde está tu padre? No lo veo por ningún lado», dijo de pronto un niño pequeño a su lado en tono provocador, haciéndola estremecer. «Apostaste que tu papá estaría aquí.»

¿Dónde está? Se trataba de Ellioti, el chico que solía intimidarla de la peor manera, arruinando sus mejores momentos. Y como de costumbre, sus amigos gamberros lo secundaban; la actitud burlona de Elliot les agradaba.

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