Capítulo 178:

Me agarré al borde de la mesa para no caer, pero, por desgracia, no lograba controlar mis extremidades. Por último, mi cabeza chocó violentamente contra la mesa mientras perdía mi visión periférica, sumiéndome en la oscuridad.

Apenas consciente, observé cómo se acercaba a mí, sacaba de debajo de mi cuerpo el decreto, lo doblaba y lo guardaba en su bolsillo.

“Durante mucho tiempo has sido muy puntilloso en el cumplimiento de tus deberes como rey, así que te mereces un descanso», señaló con su habitual sonrisa, como si no se percatara de que no me estaba sintiendo bien; o tal vez simplemente no le preocupaba que me encontrara mal. «Ya deja de preocuparte por el próximo rey de Mador; yo seré tu sucesor».

Luego, cerré los ojos y el mundo se desvaneció.

Punto de vista de Caspian

Dylan y yo nos desplazábamos como sombras a través del bosque, con aspecto de lobos.

El lobo de Dylan era marrón moca, mientras que el pelaje de mis patas era de un color marfil más claro.

Seguíamos nuestra ruta habitual, la cual había sido vigilada por unidades de patrullaje durante siglos.

Transitábamos por un camino que formaba una delgada línea que corría a través de la hierba.

Aquel sendero había adquirido una consistencia lodosa debido a la constante presión que ejercían sobre él las patas de los lobos que caminaban por allí día tras día.

El hecho de ser un Alfa no me eximia de las tareas que mis lobos debían encargarse cotidianamente, y además me agradaban las labores de patrullaje.

Estamos íntimamente ligados al bosque, pues es el lugar en el que nacimos y esperamos morir, así que para mí nunca ha habido nada mejor que disfrutar de las maravillas del bosque con la apariencia de un lobo.

Jamás me he hastiado de contemplar el verdor de los campos ni de inhalar el delicado perfume de las flores, de manera que marchaba muy contento al frente.

De repente, escuché un fuerte chapoteo proveniente del oeste, así que detuve abruptamente la marcha y moví las orejas para identificar la fuente de aquel ruido.

Sentí entonces la presencia de Dylan; presionaba mi costado con su enorme cabeza y su hocico, lo cual indicaba que también había oído aquel sonido.

«Diría que es un chapoteo proveniente del lago», conjeturó mi Beta a través de nuestro enlace telepático.

Asentí y lancé un gruñido típico de un cánido para indicar que debíamos ir a investigar.

Luego, me aparté de aquel trillado camino y galopé en dirección al lugar de donde provenía el ruido.

Alcanzamos la orilla del lago sin haber escuchado ningún otro sonido.

Deambulamos por la orilla y luego nos separamos.

Dylan trotó río arriba mientras yo me dirigía río abajo, saltando y galopando sobre rocas y escombros, escudriñando el agua, alerta al menor movimiento.

Transcurridos cinco minutos, se reunió conmigo, sacudiendo la cabeza para indicar que no había advertido nada inusual.

Apunté al cielo con mi hocico; mis fosas nasales se dilataban mientras aspiraba los aromas frescos del lago.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar