Capítulo 176:

Pero justo antes de que pudiera arremeter contra mí para asesinarme, actué rápidamente y rocié una botella de perfume que había sacado lentamente y en silencio, saqué el perfume de mi bolsillo. Traté de hacer que avanzara con lentitud hacia mí, dejándolo hablar durante largo rato para que tuviera tiempo suficiente para utilizar el perfume.

Se trataba de una de mis creaciones y también cumplía una función especial. Contenía ingredientes alucinógenos que inducían a quienes lo inhalaban a un estado de trance, haciéndolos alucinar durante treinta minutos.

Lo rocié con una cantidad suficiente de aquella fragancia, obligándolo a cerrar los ojos debido a la sensación de ardor que le produjo.

Noté que estaba muy sorprendido al ver que me había defendido.

Pero no podía perder tiempo regocijándome con mi poco importante victoria.

Al ver que tenía una oportunidad de escapar, me puse de pie rápidamente y, una vez más, emprendí la huida.

Estaba segura de que me atraparía en aquel camino abierto, así que, a pesar de que no poseía los agudos sentidos de una loba, mi confundido cerebro determinó que mi única posibilidad de sobrevivir era internarme en la espesura del bosque.

De modo que corrí a través de la carretera hasta alcanzar la vegetación arbórea.

Mi cabello se agitaba frenéticamente, sacudido por el viento, y sentía un gran dolor en las plantas de mis pies, pero a pesar de ello seguía avanzando, moviéndome sin rumbo fijo a través de aquel bosque.

Constantemente tenía que levantar el dobladillo de mi vestido con estampado floral para evitar arrastrarlo por el suelo; ahora estaba empapado por la lluvia y el estampado estaba manchado y desteñido debido al lodo y la suciedad.

Mis brazos estaban cubiertos de hojas mojadas y musgo, y constantemente las ramas y cortezas me arañaban la piel, amenazando con derribarme.

Varias veces estuve a punto de tropezar.

Puesto que no veía al conductor por ninguna parte, pensé que por fin había logrado evadirlo, pero entonces sucedió algo que me hizo detenerme y darme cuenta de que mi ansiado escape era tan solo una ilusión.

No podía dar crédito a mis ojos.

Mis ojos horrorizados se posaron en lo que parecía ser el extremo del mundo.

Estaba de pie en el borde del bosque y, ante mí, podía ver lo que parecía ser un acantilado sin fondo. El viento aullaba furiosamente mientras retrocedía, alejándome del borde.

Me di la vuelta, ansiosa por hallar otra ruta de escape, pero entonces vi que el conductor salía sigilosamente del bosque con una sonrisa demencial.

«No puedo creer que esto me esté sucediendo», susurré.

Se encogió de hombros.

«Veo que eres muy lista, pero por desgracia para ti…», dijo en un tono siniestro, al tiempo que chasqueaba los dedos, haciendo brotar una llama de la palma de su mano.

La llama ardía mientras mi corazón latía aceleradamente, arrojando un humo negro y espeso que se elevaba hacia el cielo.

«Me gustaría presentarme.

Soy Dorian, y no soy un hombre lobo ordinario», indicó, inclinando la cabeza con aire malicioso mientras me escrutaba con una mirada experta.

«Me desagrada mucho hacer esto, pero no tengo… a decir verdad, es una pena que hayamos estado juntos durante un tiempo tan breve», añadió.

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