Embarazada de una noche con el Alfa -
Capítulo 173
Capítulo 173:
En ese momento me miró con ojos como platos. Aunque la desesperación era evidente en su rostro, me esforcé por seguir hablando con firmeza.
“Y si dejas de lado tu egoísmo, entonces me dejarás ir. Bien, ahora debo marcharme; el conductor me está aguardando», sentencié.
Me sentía muy mal tras haberme expresado con gran acritud.
Enseguida quise retractarme de todas aquellas agrias declaraciones, de todas y cada una de mis desobligantes palabras.
Pero, por desgracia, su vida estaba en juego, así que no pensaba desdecirme.
Podía apreciar en su mirada un gran dolor; su semblante se había demudado y traslucía la pena que le causaban mis lacerantes palabras.
Impotente, corrí hacia el automóvil para evitar que mis mentiras quedaran al descubierto en aquel mismo instante.
«¡Por favor no te vayas, espera! Estoy seguro de que juntos conseguiremos hallar una salida de este laberinto.
No sueles comportarte de esta manera; te ruego que conversemos al respecto», dijo en tono suplicante.
Luego, subí precipitadamente al automóvil, cerré la puerta de golpe y le pedí al conductor que reanudara la marcha.
Entonces Marco pareció ser presa de una auténtica desesperación: tiró de la manija de la puerta, cerrada con seguro, tratando de hablarme a través de la ventanilla, y aceleró el paso mientras el automóvil cobraba velocidad, en un esfuerzo por mantenerse junto al mismo para poder seguir gritándome.
Muy a mi pesar, contemplé horrorizada cómo Marco se quedaba atrás, gritando mi nombre, pese a que había puesto todo su empeño en impedir mi marcha. Pronto las sombras de la noche lo envolvieron en su manto negro y lo perdí de vista.
Entonces, sin preocuparme por la presencia del conductor, di rienda suelta a mi dolor: fue como si mis sentimientos hubiesen estado aprisionados con cadenas que de pronto se hubiesen roto; desesperada, prorrumpí en suaves sollozos.
Las lágrimas corrían por mis mejillas mientras rogaba que mi sacrificio no fuera en vano.
En medio del intenso dolor que me embargaba, rogaba que Marco pudiera seguir viviendo.
Punto de vista de Lily
Sin duda, la habilidad de Tanya como actriz dejaba mucho que desear…
Pero al menos Marco tenía que creerse su actuación, y eso era lo que realmente me importaba.
Mientras contemplaba aquella escena con ribetes de telenovela, me sorprendió escuchar que llevaba en su vientre un hijo de Marco.
Vi cómo su automóvil se perdía de vista, y llegué a la conclusión de que mi plan de dejarla marcharse ahora era inviable.
Aunque le había dicho que abortaría al niño, estaba segura de que mentía: definitivamente era una idea inconcebible.
Y si llegaba a dar a luz a ese bebé, el vínculo entre Marco y ella jamás se rompería.
Y no estaba dispuesta a permitir que eso sucediera.
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