Capítulo 97:

“Ves a la mujer que esta allá”, dije señalando a la Señora Roberts, él asintió

“Es la mamá de Erick”, dije haciendo una mueca.

“¿Y que tiene? No le debes nada”.

“Lo sé, pero ella me desagrada tanto, tan solo verla me dan ganas de vomitar, estoy más que segura que si me ve le dirá a Erick y me querrá buscar”, dije rodando los ojos.

“Bueno yo quiero conocerla, será divertido”, dijo sonriendo, me tomó de la mano y me obligo a salir de nuestro escondite

“Olivia aquí está tu arreglo de flores”, dijo la Señora Bonnie, inmediatamente la Señora Roberts me miró.

“Gracias”, dije sonriéndole a la Señora Bonnie.

“Dale saludos de mi parte a tu madre”, dijo la Señora Bonnie.

“Lo haré”.

“Olivia, qué sorpresa verte por aquí”, dijo la Señora Roberts viéndome con su típica sonrisa de superioridad, miro nuestras manos unidas y me miro incrédula.

“¿También se conocen?”, dijo Leonardo fingiendo estar sorprendido, yo solo asentí con una sonrisa forzada

“Mucho gusto, soy Leonardo Spinter el novio de Olivia”, dijo diciendo todo con una gran sonrisa.

La sonrisa de superioridad de la Señora Roberts desapareció, y miró a Leonardo.

“Un gusto conocerlo”, dijo ella con una sonrisa falsa

“¿Es nuevo es aquí? Nunca lo había visto por aquí”.

“No vivo aquí, soy de Nueva York”, dijo Leonardo, ella abrió los ojos muy sorprendida.

Sabía que eso le había dolido mucho a ella, siempre soñó con que su hijo fuera a estudiar a Nueva York, pero nunca lo aceptaron en ninguna universidad.

Leonardo pagó las flores.

“¿Nos vamos amor?”, dijo Leonardo sonriéndome.

“Si”, dije sonriéndole

“Adiós Señora Roberts, ha sido un placer volverla a ver”, dije sonriéndole falsamente

“Adiós”.

Ambos salimos de la tienda y no pude aguantar mis ganas de reírme y empecé a reír a carcajadas.

Me estacione frente a la casa de mis papás y apague el motor del auto, di un gran suspiro y miré a Leonardo quien se veía tan tranquilo, yo estaba más nerviosa que él.

“Es una linda casa”, dijo Leonardo viendo a través de la ventanilla del auto.

“Fue la que compramos con Iván”, dije y él asintió

“Enserio ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?”, dije riendo.

“¿Quién dice que estoy tranquilo? En mi mente ya cree diferentes conversaciones con tu padre y tu madre”, dijo y yo empecé a reír.

“Vamos”, dije abriendo la puerta del auto.

Ambos nos bajamos del auto Leonardo fue al baúl del auto para sacar el gran arreglo de flores, todas las flores cubrían el rostro de Leonardo y eso me dio un poco de risa.

Caminamos hasta la puerta y toque el timbre, a los pocos segundos escuche los pasos apresurados de alguien y abrieron la puerta.

“¡Cariño!”, dijo mi mamá abrazándome muy alegre, cuando se separó de mi desvió su mirada hacia Leonardo y me miro muy sorprendida.

“Mamá, él es Leonardo Spinter”, dije y ella le sonrió muy emocionada.

“Es un gran placer poder conocerla finalmente Señora Baldinelli” dijo Leonardo.

“Por favor solo dime Stacy”, dijo mi mamá.

“Olivia me dijo que gustaban mucho los girasoles y quise traerlos unos cuantos”, dijo Leonardo.

“Por favor pasa cariño, puedes dejar las flores en la mesa”, dijo mi mamá haciéndose a un lado para que él entrara, cuando Leonardo entró mi mamá me sonrió muy emocionada

“Es guapisimo Olivia”

Yo me reí al ver que ella estaba muy emocionada.

Ambas entramos a la casa y nos sentamos en la sala, Leonardo se sentó a mi lado después de dejar las flores en la mesa que le había indicado mi mamá

“Son muy hermosas Leonardo, muchas gracias”, dijo sonriéndole.

“¿Dónde está papá?” pregunte.

“De seguro se está cambiando, se puso tan nervioso cuando le di la noticia que corrió a la habitación para cambiarse, no te preocupes”

“Leonardo a veces es un poco exagerado”, dijo y en voz baja y yo me reí.

Escuchamos los pasos de mi papá bajando por las escaleras y luego apareció en la sala, abrió un poco sus ojos por la sorpresa al ver a Leonardo, él se levantó para saludarlo.

“Mucho gusto Señor Baldinelli, soy Leonardo Spinter”, dijo extendiendo su brazo.

“Mucho gusto Leonardo”, dijo mi papá tomando su mano.

Los nervios me estaban traicionando, ahora mismo sentía que en cualquier momento iba a desmayarme.

“¿Olivia me ayudas a preparar la mesa para que comamos?”, dijo mi mamá.

Realmente no me quería levantar, quería escuchar que hablaba mi papá con Leonardo, pero gracias a mi mamá ahora tendría que acompañarla a la cocina.

“¿Crees que lo asesiné?”, dije una vez estuvimos en la cocina.

“No creo, es un amor”, dijo refiriéndose a Leonardo.

Empezamos a servir la comida y ordenar todo para que comiéramos, después de unos minutos mi mamá los llamo a ambos y ellos se acercaron a la cocina.

Cuando entraron a la cocina me sorprendí al escucharlos hablar como si fueran grandes amigos, Leonardo le hablaba sobre autos y mi papá le comentaba algunas cosas muy emocionados, sentí un gran alivio de ver que al menos mi papá no había querido asesinar a Leonardo.

“Esta deliciosa la comida, gracias”, dijo Leonardo.

“Preparé la comida favorita de Olivia en cuanto me dijo que vendrían”, dijo mi mamá sonriéndome.

“Gracias mamá, esta deliciosa como siempre”, dije sonriéndole.

“¿Y cómo se conocieron Leonardo y tú?”, preguntó mi mamá.

“Nos conocimos en el trabajo”, dije tomando un poco de mi bebida

“Empecé a trabajar en la empresa de Leonardo que está en Nueva York”.

A mi mamá le hable un par de veces Leonardo pero siempre le hablaba de él como mi jefe, así que ahora no se imagina que son la misma persona.

“Ah, fue en el tiempo que trabajabas en Nueva York”, dijo mi mamá como aclarando sus ideas para ella misma

“Recuerdo que dijiste que tu jefe de ese entonces era un poco molesto porque a veces te robaba tu café”, dijo haciendo que yo quisiera morirme en ese mismo momento.

Miré a Leonardo quien ocultaba una sonrisa burlona mientras tomaba su vaso con limonada.

“No mamá, no fue él”, dije mirándola amenazante para que se detuviera

“Hablaba de otro jefe que tuve antes”.

“¿Nunca te contó esa historia Leonardo?”, dijo mi mamá riendo.

“No”, dijo él divirtiéndose de la situación

“Por favor cuénteme”.

“Fue una mañana, me habló muy enfadada y me dijo: ´El satánico de mi jefe acaba de robarme de nuevo mi café y ahora tengo que salir a comprar otro”, dijo riendo, todos empezaron a reírse menos yo

“Jamás entendí porque le decía satánico, pero me parecía muy gracioso”.

“Vaya, que linda”, dijo Leonardo viéndome con una sonrisa burlona.

“Mamá”, dije con el rostro rojo de la de vergüenza.

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