Capítulo 94:

“Te juro que a veces me despierto y tengo miedo de que todo esto sea mentira”, dije asustada.

“¿Por qué?”, dijo acariciando mi mano.

“Es que solo piénsalo, vivo en Francia, cumplí mi sueño de ser pianista, tengo mi propio departamento, auto y…”, me acerqué a él para besarlo

“Tengo un novio muy guapo”, dije y él sonrió.

“Un novio muy guapo al cual todavía no le has presentado tu familia”, dijo alzando una ceja.

“Cierto”, dije haciendo una mueca

“¿Enserio quieres conocerlos? ¿Por qué no solo huimos y dejamos todo tal y como ésta?”, dije sonriéndole inocente.

“Si quiero iniciar algo formal contigo tengo que conocer a tu familia”, dijo.

“Mi papá te querrá asesinar ¿No hay problema con eso?”, dije mientras caminaba a la cocina para servirme un poco de agua

“No olvidemos a mi hermano, es muy celoso”, mentí.

En realidad, no creía que ninguno de los dos se enfadase, en primer lugar, mi hermano estaría muy emocionado y me diría cosas como ´¿Enserio alguien se fijó en ti enana?, mi pequeña Olivia al fin creció` y también probablemente le contaría una que otra historia vergonzosa de mí.

Por otro lado, mi papá si se tomará las cosas más en serio, quien sabe, quizás hasta se encerraría en su habitación por una semana y no saldría.

“Estoy dispuesto a correr ese riesgo”, dijo tranquilo

“Yo te lo advertí”, dije caminando a mi habitación para ir por mi abrigo.

A pesar de que había terminado todo con Jared no había renunciado a mi trabajo, él y yo siempre nos seguíamos hablando, pero solamente por asuntos del trabajo, pero al menos nuestra relación no era tan incómoda.

Todos estos días que Leonardo ha estado conmigo en Francia ha ido a cada uno de mis recitales en la noche.

Me encantaba verlo en los primeros asientos cada vez que hacíamos nuestro saludo de cortesía, después de cada recital siempre me recibía con un ramo de flores

“¿Adónde me llevaras hoy?”, dije saliendo de mi habitación y agarrándolo los brazo

“Quiero desayunar en un lugar al aire libre”, dijo abriendo la puerta del departamento.

“Uy si, y tomar café”, dije feliz

Leonardo abrió la puerta del edificio del departamento y ambos caminamos hacia mi auto. Él condujo hasta un restaurante que las mesas quedaban al aire libre, entramos y pedimos una mesa en el patio del restaurante.

“Este lugar es hermoso”, dije sintiendo la brisa helada chocar sobre mi mejillas

“¿Habías venido antes aquí?”

“No, lo busque ayer por internet”, dijo sonriendo.

Después de haber desayunado pagamos la comida y caminamos de regreso al auto ya que lo habíamos dejado un poco lejos porque no había estacionamiento cerca.

“¡Allá esta!”, dijeron un grupo de personas que empezaron a correr hacia nuestra dirección.

Tuve miedo de todas las personas que venían hacia nosotros, Leonardo me tomó de la mano y me puso detrás de él para protegerme, cuando las personas estaban más cerca me di cuenta de que eran paparazis.

“¿Olivia es cierto que eres novia de Jared Le Goff?”, dijo una mujer poniéndome en el rostro un micrófono,

“¿Es cierto que estas engañando a Jared?”, dijo otro hombre de los paparazis.

“¿Quién es él? ¿Acaso no estabas saliendo con Jared?”, dijo otro de los paparazis.

Yo los miraba asustada, ¿De dónde habían sacado todo eso? ¿Y por qué me siguen? Leonardo quien todavía me sostenía de la mano me jalo para que nos alejáramos de los paparazis.

Pero ellos no nos dejaban de seguir, uno de los hombres paparazis me jalo del hombro para que lo volteara a ver y le respondiera sus preguntas.

“¿Qué te sucede?”, dijo Leonardo enfadado al ver cómo me habían jalado.

“¿Es usted su nuevo novio?” pregunto otra de las paparazis.

Ninguno de los dos respondió algo solo seguimos caminando rápidamente hacia mi auto, cuando llegamos literalmente corrí hasta el lado del copiloto y Leonardo se subió al lado del chofer y salimos de allí lo más rápido posible.

“¿Qué diablos acaba de suceder allí?”, dije asustada.

“No lo sé, pero parece que ya te empiezas a volver bastante popular”, dijo Leonardo conduciendo un poco rápido para alejarnos lo más posible.

“¿Cómo supieron lo de Jared? Jamás hicimos publica nuestra relación”, dije frunciendo el ceño.

“No lo sé”, dijo Leonardo frunciendo el ceño

“Tal vez él se los dijo”.

“¿Jared?” él asintió

“No lo creo, no lo haría”.

“Bueno, solo fue una idea, no lo conozco tanto”, dijo Leonardo.

Unos minutos después llegamos a casa, me baje con tanto miedo del auto de que pudiera haber más personas esperándome afuera del edificio, pero no había nadie, Leonardo y yo entramos al edificio y subimos hasta mi departamento.

“Podría decirle a mi director de relaciones públicas que nos ayude a desaparecer la noticia”, dijo Leonardo.

“¿Crees que lo pueda hacer?”, dije.

“Por supuesto, de no ser por él, toda la prensa de Nueva York sabría que estoy ahora mismo en Francia con mi novia”, dijo riendo.

“Esta bien”, dije.

Leonardo se levantó y fue a hacer la llamada en la terraza del departamento, yo me fui a la cocina para agarrar una manzana y comer.

“Esta bien, muchas gracias Mattew”, dijo Leonardo terminando su llamada.

“¿Qué sucede?”, dije nerviosa.

“Él se encargará de todo, si descubre la fuente de los rumores él me avisara”, dijo y yo asentí.

“Ni siquiera soy una celebridad para que me traten así, ni que fuera Angelina Jolie”, dije rondando los ojos.

“Ahora se supone que yo soy tu amante”, dijo en tono burlón.

“Y se supone que yo estoy engañando a Jared”, dije frunciendo el ceño.

“¿Enserio no crees que tal vez haya sido él? No lo sé, tal vez por resentimiento o por llamar la atención”, dijo Leonardo y yo lo mire con el ceño fruncido.

“Por supuesto que no, él no haría eso, todavía fue muy amable conmigo él día que nos lo encontramos en la entrevista”, dije.

“No sé, solo decía, yo no soy ninguna celebridad”, dijo Leonardo en tono burlón, yo le tire una almohada del sofá

“¡Hey!”, dijo riendo.

Él se acercó corriendo hacia mí y yo empecé a correr rodeando el sofá para que no me alcanzara.

“¡Ven aquí!”, dijo riendo.

“No”, dije mientras corría del lado contrario que él para que no me atrapara.

Se subió encima del sofá y de un salto llegó a mi lado, intenté escapar y me tomo de la cintura, me tiro al sofá y se puso encima de mi para empezar a hacerme cosquillas por todo el estómago.

“¡Leonardo ya déjame!”, dije riendo.

Él no me hizo caso y me siguió haciendo cosquillas.

“¡Leo por favor!”, dije riendo.

Él me dejo de hacer cosquillas y se levantó, yo intente recobrar el aire, me dolía tanto el estómago de tanto reír.

“Te liberé solo porque me dijiste Leo”, dijo sentándose a mi lado para encender el televisor.

“¿Qué vamos a ver?”, dije acurrucándome cerca de él.

“¿Te parece si vemos 50 sombras de Grey?”, preguntó.

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