Capítulo 9:

Bradley hizo su tiro y esta vez solo logro derribar un pino.

“Maldición”, dijo frustrado.

Hice mi tiro y esta vez solo logré derribar 9 bolos.

Ahora parecía que la competencia que ya no era entre ellos, ahora era contra mí, estaban tan concentrados en el juego que ni siquiera se hablaban entre ellos, el máximo de bolos que lograron derribar fueron 8 mientras que yo hice 3 chuzas en total, al final yo gané el juego.

“Creo que Leonardo ya sabe la dirección de mi casa, si les parece apropiado caballeros me gustaría recibir mi cena el fin de semana”, dije sonriéndoles victoriosa.

Leonardo era un experto en la actuación, en la empresa ni siquiera me miraba o se refería a mi como ´Olivia` en la empresa, era formal y realmente me gustaba más de esa forma, a veces me incomodaba cuando me llamaba por mi nombre.

Era fin de semana y yo me encontraba corriendo de un lado a otro tratando de limpiar toda mi casa, empezaba a arrepentirme de haber aceptado el reto, mi departamento no era nada comparado con el de Leonardo.

Para mi suerte el departamento al menos ya estaba amueblado y no tendría que recibir a mis invitados en el suelo o comer en el suelo al estilo asiático.

Había pasado casi todo el día arreglando un poco mi departamento para que se viera lo más lindo posible, ahora con las 5:00 pm, decidí que iría a bañarme, encendí una bocina que tenía en la sala y empecé a poner mi música favorita.

Mientras me bañaba cantaba mis canciones, desde pequeña siempre me habían dicho que tenía una gran habilidad musical, de haber tenido la oportunidad alguna vez me habría gustado convertirme en cantante o al menos profesora de música.

En mi escuela aprendí a tocar la guitarra y el piano, realmente me sentía muy feliz cuando tocaba instrumentos, pero desde lo que sucedió con mi hermano Iván tuve que vender mi piano y mi guitarra que tenía en casa para pagar la renta de la nueva casa a la que nos tuvimos que mudar, desde ese día no había vuelto a tocar un instrumento.

Fui a mi habitación y me vestí con algo casual, deje mi cabello suelto y justamente cuando termine de vestirme recibí un mensaje de Leonardo avisando que habían llegado y que estaban en la puerta del edificio, los deje entrar al edificio y les dije que subieran hasta mi departamento, a los pocos minutos estaban tocando mi puerta.

“Bienvenidos a mi departamento”, dije al abrirles la puerta.

“Buenas noches”, dijo Leonardo mientras sostiene algunas bolsas del supermercado.

“Buenas noches”, dije un poco sorprendida al verlo solo a él.

“Entra por favor”, dije apartándome de la puerta para que él entrara.

“Bradley no podrá venir, me dijo que le surgieron algunos asuntos muy importantes y que lo siente profundamente”, dijo mirándome.

“Oh, no tiene que disculparse conmigo”, dije haciendo una media sonrisa.

“Si quieres dame eso, lo pondré en la cocina”, el me dio las bolsas y yo las lleve a la cocina.

Cuando estuve en la cocina sola empecé a jugar con mis dedos con nerviosismo, antes había sido capaz de hablarle de vez en cuando informal, pero porque su hermano nos hablaba así a los dos entonces de cierta forma él nos daba más confianza a Leonardo y a mí de hablarnos así, pero ahora estando solo nosotros dos creo que esta cena terminara más rápido de lo esperado.

“Linda cocina”, dijo Leonardo entrando a la cocina haciendo que yo me sobresaltara.

“Gracias”, dije un poco nerviosa.

“Entonces ¿Empiezo a cocinar ya?”, pregunto sonriendo de lado.

“Si claro”, dije.

Leonardo empezó a sacar las cosas que había comprado, vi que él empezó a ver hacia todos lados como buscando algo, supe que buscaba, así que saqué un delantal que había comprado hace unos días para cocinar.

“Gracias”, dijo tomándolo y poniéndoselo.

A él le quedaba mejor que a mí porque lo compre mucho más grande porque me equivoque cuando lo compre.

Leonardo empezó a partir la carne y luego empezó a cortar algunas verduras, lo miraba tan sorprendida mientras él hacía todo tan concentrado, parecía que era un chef profesional, cortaba las verduras tan rápido que al principio pensé que se cortaría un dedo.

Estaba tan concentrada viendo sus manos que no me di cuenta de que él me miraba.

“Parece que sabe cocinar a la perfección”, le dije sorprendida.

“Lo aprendí de algunas personas que han llegado a cocinar a mi casa, aunque creo que el crédito verdadero se lo llevaría mi madre”, dijo sonriendo de lado.

“¿Su madre trabajo alguna vez como chef profesional?”, dije y el negó con la cabeza.

“Recuerdo que cuando era pequeño la veía todas las tardes viendo programas de cocina y ella aprendía todas las recetas, pero les daba su toque, recuerdo que había días que me pedía que probara hasta 5 platos diferentes que ella había preparado en el mismo día”, dijo riendo.

“¿Esa receta es de ella?”, dije refiriéndome a lo que él estaba cocinando, pero él negó con la cabeza.

“Está es mi receta”, dijo guiñándome un ojo tal y como lo hacía su hermano.

Abrí los ojos como platos mientras sentía como mis mejillas se empezaban a sonrojar.

Tuve que salir de la cocina con la excusa de que iría a preparar la mesa, aunque realmente era para que no viera mis mejillas rojas, unos minutos después él había terminado de cocinar y empezó a servir la cena, yo le ayude a llevar los platos a la mesa.

“¿Tienes un sacacorchos?”, pregunto mientras sacaba un vino de las bolsas que había traído.

“No”, dije y él se quedó pensando algunos segundos.

“¿Tienes un encendedor?”, pregunto y yo asentí, fui a la cocina y lo traje.

Puso la llama del encendedor en el cuello de la botella y a los pocos minutos el corcho había salido volando, yo lo mire sorprendida.

“No sabía que se podía abrir un vino de esa forma”, dije sorprendida.

“Recuerdo que una vez en una boda el camarero había olvidado llevar el sacacorchos para abrir el vino, entonces mi padre saco su encendedor de su bolsillo y lo abrió, quede igual de sorprendido que tú”, dijo.

Empezamos a comer en total silencio, cuando él empezó a hablar de nuevo.

“¿Qué te trajo hasta Nueva York?”, pregunto mientras bebía un sorbo de su vino.

El estúpido de mi hermano huyo con la herencia y ahora yo tengo que pagar los preparativos de una boda a la que yo ni siquiera quería asistir.

“El trabajo”, dije sonriéndole.

“Siempre había soñado convivir y trabajar en Nueva York”. Mentí.

Nueva York era una cuidad hermosa pero realmente no me sentía identificada con este lugar, realmente tenía planeado irme de aquí en cuanto consiguiera suficiente dinero.

“Si vino por eso está en la cuidad adecuada”.

Él empezó a hablar sobre algunas anécdotas con su familia y por un momento sentí un poco de envidia, la forma en que hablaba de su familia se notaba que ellos lo querían a él, su familia era la típica familia perfecta con hijos que desde pequeños sobresalieron en sus escuelas, llegaron unos años adelantados a la universidad y se lograron graduar antes.

“He hablado casi toda la noche sobre mí, hábleme un poco de usted”, dijo con una media sonrisa.

“Bueno, toda mi vida he vivido en Nashville, mis padres siempre han sido unas personas tan amorosas con mi hermano mayor y yo”, dije tratando de sonar lo más sincera posible.

“Quise independizarme un poco de mis padres y por eso vine a Nueva York para pagarme yo misma la universidad tal y como lo hizo mi hermano mayor, él es un gran ejemplo para mí”, dije tratando de sacar mi sonrisa más sincera.

En ese momento el celular de Leonardo empezó a sonar, él se disculpó y contesto la llamada, cuando empezó a hablar su expresión tan tranquila que había tenido todo este tiempo pareció cambiar a una fría, su ceño estaba fruncido y su cuerpo se notaba un poco tenso.

“Gracias por avisarme”, dijo antes de colgar la llamada.

“¿Todo bien?”, dije al ver la expresión en su rostro.

“Algunos inversores importantes de Florida se están retirando repentinamente sin razón aparente”, dijo mientras se quedaba pensativo algunos minutos.

“Señorita Baldinelli necesito que prepare sus maletas, tengo que ir a Florida personalmente para saber que está sucediendo y la necesito conmigo para que me ayude a contactar y organizar una reunión con todos esos inversores”, dijo y yo asentí rápidamente.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar