El innombrable vive en New York -
Capítulo 10
Capítulo 10:
“De acuerdo, ¿Cuándo saldremos?”, pregunté mientras él miraba su celular.
“Saldremos mañana a las 9:00 am”.
Después de que Leonardo se fue de mi departamento yo empecé a hacer mis maletas para el viaje a Florida, no sabía cuantos días estaríamos en Florida, pero prefería llevar más ropa de la necesaria que tener que usar la misma ropa por varios días.
Cuando fueron las 9:00 am me vinieron a buscar, pensé ver el Audi rojo estacionado fuera de mi casa, pero vino William el chofer de Leonardo, él era un señor de unos 55 años quien según me había contado ya llevaba trabajando con su familia desde hace más de 30 años.
Cuando llegamos al aeropuerto por un momento pensé que viajaríamos en un avión normal con otras personas, pero me sorprendí bastante al darme cuenta de que viajaríamos en un avión privado.
“Gracias William”, le dije cuando llegamos al avión.
“De nada Señorita Baldinelli, entre, yo acomodaré sus maletas”, dijo y yo asentí y entre al avión.
Jamás había estado en un avión privado antes, ni siquiera me imagine que alguna vez lo haría, en menos de dos meses mi vida había dado un giro realmente drástico.
Cuando estuve dentro del avión me di cuenta de que Leonardo ya se encontraba en el avión, él estaba hablando por el celular, me senté frente a él.
“¿Logro comunicarse con los inversionistas de Florida?”, me pregunto Leonardo una vez termino su llamada.
“Sí, sin embargo, me dijeron que no pueden reunirse hoy”, le dije y él negó con su cabeza.
“Necesito reunirme con ellos hoy”, dijo.
“Yo insistí en que debía ser hoy y la única forma que logré para que se reunieran fue en una fiesta que organizara esta noche su empresa a las 8:00 pm”, dije y el asintió.
“Me parece bien”, dijo Leonardo.
“Llegaremos en al menos 2 horas”, dijo mirando su reloj de mano.
“Señorita Baldinelli usted será mi acompañante esta noche así que necesito que cuando aterricemos compre un vestido para esta noche, uno de mis choferes la acompañara a una tienda para que compre todo lo que necesite, y en la noche una limosina nos pasara a traer a ambos al hotel”, dijo y yo asentí.
Unas dos horas después llegamos a Florida, Leonardo se fue en un auto diferente al mío mientras que mi chofer me llevo a una tienda.
Llevaba al menos una hora tratando de elegir un vestido, pero la verdad era que ninguno me convencía, la mayoría de todos ellos tenían un gran escote el cual ni siquiera tenía el valor de probar.
Me probé 5 vestidos diferentes, la mayoría de todos ellos valían más de $5,000 ni siquiera sé porque Leonardo había elegido que me llevaran a una tienda tan rostro para un vestido que utilizaría solo una noche.
Me probé un vestido que tenía una abertura en la pierna, un escote menos pronunciado, sin mangas y color negro, la tela tenía un poco de brillo lo que lo hacía parecer muy precioso, me lo probé y me gusto como me quedo, vi el precio en el vestido en el vestido y casi me da un infarto allí mismo.
“¡$10,00 dólares!”, dije sorprendida.
Me quite el vestido y le dije al chofer que me llevara a una tienda con ropa más barata, pero él se negó a llevarme a otro lugar.
“Recibí ordenes exactas de que la debía traer a esta tienda”, dijo él.
“Los precios son extraordinariamente altos”, dije.
“Señorita acompañara a un CEO de una de las empresas más importantes del país no puede llegar y aparecerse como acompañante del Señor Spinter con cualquier vestimenta, por favor solo elija un vestido y pague con la tarjeta que le dio el Señor Spinter, dijo.
No sabía que él pagaría mi ropa, pensé que yo tendría que pagar mi ropa, regrese y tome el vestido que me había gustado y lo compre junto con unos hermosos tacones altos.
En la tarde me volví a reunir con Leonardo en el hotel en el que nos hospedábamos ambos, me hablo sobre los temas que hablaría con los inversionistas y que debía tener una lista con los puntos importantes que él debía mencionar en su reunión con ellos para no omitir ningún dato de vital importancia.
Empecé a alistarme para la fiesta a las 6:00 pm, decidí recoger mi cabello en un moño elegante, jamás me había tardado tanto maquillándome, pero cuando termine de hacerlo y me mire al espejo sonreí satisfecha, como detalle final maquille mis labios de color ocre.
“Señorita Baldinelli nuestra limosina nos espera”, dijo Leonardo tocando la puerta de mi habitación.
Tome mi bolso y me mire por última vez en el espejo para asegurarme de que todo estuviera bien, luego salí de la habitación.
Vi que Leonardo vestía un esmoquin negro que lo hacía lucir muy elegante y atractivo.
“Se ve muy elegante Señorita Baldinelli”, dijo Leonardo al verme.
“Lo mismo digo de usted Señor Spinter”, le dije y él me sonrió de lado.
“¿Alguna vez ha estado en algún evento como este?”, dijo mientras empezábamos a caminar en el pasillo para llegar al ascensor.
“No”, dije sincera y el asintió.
“Le seré sincero, la gente en estos eventos siempre busca hacerse ver mejor que los otros, hablar de sus empresas y hablar de su dinero, usted estará conmigo durante todo el evento, normalmente los otros CEO no dejan que sus asistentes no se metan en las conversaciones”.
“No se preocupe, no lo haré”, dije y él negó con la cabeza.
“Iba a decir que se sintiera en total libertad de comentar algo si usted así lo quiere”, dijo antes de entrar al ascensor, lo mire sorprendida.
“Gracias”, dije entrando al ascensor.
Debido a que no puedo llevar mi IPad al evento porque se veía muy extraño que anduviera por toda la fiesta con una IPad me aprendí todos los datos que Leonardo me había dicho.
Estaba muy nerviosa no quería que nada de esta noche saliera mal, sabía que si Leonardo olvidaba hablar algo de vital importancia sería mi culpa, durante todo el camino a la fiesta iba repitiendo algunas cosas en mi mente para que no se me olvidaran.
Cuando llegamos el chofer de la limosina abrió la puerta de Leonardo primero y luego abrió mi puerta, Leonardo extendió su brazo y yo lo tome y ambos entramos a la fiesta.
Nuestra presencia en la fiesta no fue algo que pasara de alto, todas las personas nos empezaron a mirar a ambos, aunque yo creo que miran principalmente a él.
Leonardo se acercaba a cada grupo de persona que él conocía y siempre me presentaba ante todos ellos y yo respondía siempre con “Mucho gusto de conocerlos”
Tal y como lo esperaba todas las personas vestían con trajes caros y solo hablaban de sus grandes logros con sus empresas, veía que muchas otras asistentes de otras personas ni siquiera formaban parte del círculo en donde hablaban sus jefes, sino que simplemente mantenían una distancia y solamente se acercaban cuando sus jefes las llamaban.
“Leonardo Spinter, un gusto tenerlo aquí”, dijo uno de los inversores con los cuales Leonardo hablará hoy.
“Habría sido un gusto si hubiera venido aquí por otros términos”, dijo Leonardo serio.
“Veo que quiere ir directo al tema”, dijo el hombre riendo, pero Leonardo seguía serio, el hombre se empezó a notar un poco nervioso.
“Sígame, lo estábamos esperando”, dijo y ambos lo empezamos a seguir.
Cuando Leonardo entro a la sala en donde estaban los demás inversionistas todos se levantaron para saludarlo, ellos empezaron a hablar de otras cosas y a bromear, pero cuando vieron el rostro serio e impaciente de Leonardo empezaron a hablar del tema que Leonardo estaba esperando.
“Las acciones de Marks Enterprises bajaron de la nada y fue una gran oportunidad para nosotros”, dijo uno de los inversionistas.
“¿Marks Enterprises?”, dijo Leonardo alzando una ceja.
“Si, no es una empresa tan grande como la suya, pero es una gran oportunidad para unos inversionistas como nosotros, entonces decidimos invertir el 80% de nuestros fondos en esa empresa y el otro 20% en su empresa”, dijo el inversionista sonriéndole amigablemente al igual que los demás.
“Según los datos administrativos sus inversiones oficiales del último mes para Spinter Enterprises es solamente del 10%”, dije haciendo que sus sonrisas se borraran, Leonardo sonrió de lado al escuchar los datos que yo acababa de decir.
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