El innombrable vive en New York -
Capítulo 89
Capítulo 89:
Al parecer no nos tardaríamos tanto en llegar a nuestro destino, apenas serían 3 horas de vuelo.
Cuando el avión despegó Leonardo y yo dijimos que solo íbamos a ´descansar` hasta llegar al destino, pero al final nos quedamos ambos dormidos.
Ambos pasábamos por cambio horario tan horrible que ya ni siquiera sabía quién era yo.
Estaba tan acostumbrada a la hora de Francia, pero estando en Australia eran 8 horas adelantadas, quien estaba peor era Leonardo porque las horas de diferencia entre Nueva York y Australia son 14 horas.
Cuando desperté estaba encima del pecho de Leonardo quien todavía seguía dormido, habíamos dormido abrazados todo este tiempo.
Sonreí al verlo tan relajado, con cuidado quite su brazo que todavía rodeaba mi cintura y me empecé a arrastrar poco a poco para estar al nivel de su rostro y poder verlo mejor.
Empecé a pasar las yemas de mis dedos y sobre su rostro mientras él todavía seguía descansando.
¿Realmente estaba sucediendo esto? ¿Realmente Leonardo esta ahora conmigo?
Le di un beso en la punta de la nariz y me levanté, cuando caminé hacia la parte delantera del avión me encontré con la aeromoza, ella me sonrió y me dijo que había preferido no despertarnos porque pensó que estábamos muy cansados.
Fui al baño del avión y me lavé el rostro, me veía tan ridícula ahora mismo, mi vestido era tan hermoso pero mi cabello y mi rostro estaban horribles.
Había olvidado mi maleta y por ende toda mi ropa en el hotel, lo único que me acompañaba era mi bolso con mis tarjetas y mi celular.
Ah y claro solo tenía este gran vestido y la ropa interior que llevaba puesta y para empeorar las cosas solo llevaba bragas porque este vestido era escotado y no podía utilizar sostén.
Salí del baño y camine sigilosamente hasta la maleta de Leonardo para buscar algo entre su ropa que me quedara a mí, lo único que encontré que me podría ayudar era un pijama gris, lo saque de su maleta y me metí al pequeño baño para desvestirme.
El baño era tan pequeño que ni siquiera me podía sacar el vestido porque me golpeaba con las paredes y la puerta del baño, volví a salir del baño y me fije que Leonardo todavía seguía durmiendo así que ni siquiera se daría cuenta de que me estaba cambiando.
Me quité el vestido y lo deslice por todo mi cuerpo hasta que cayó al suelo, me agache para recoger el vestido y ponerlo a un lado, me di la vuelta para tomar la pijama gris, primero me puse el pantalón y después estaba a punto de ponerme la camisa de la pijama cuando escuche su risa ronca.
“M!erda Leonardo”, dije asustada cubriendo mis pechos para que no los viera.
“¿Qué? Solo disfrutaba del espectáculo”, dijo sonriendo pícaramente desde el asiento.
Fruncí el ceño, me di la vuelta y me terminé de poner la camiseta de la pijama, cuando me volví a dar la vuelta para verlo me miraba con una ceja alzada.
“Olvidé mi ropa en el hotel”, dije.
“Oh, ya veo”, dijo levantándose
“Pasaremos por una tienda y te compraré ropa”, dijo
“Aunque no me molestaría y seguirte viendo con mi ropa”, dijo mirándome pícaro de pies a cabeza.
“¡Leonardo!”, dije regañándolo y él solo se empezó a reír
“Está bien, te compraré ropa”, dijo todavía riendo
Salimos del avión y nos subimos a la camioneta que nos esperaba afuera, Leonardo y yo nos subimos y ellos empezaron a manejar hacia la ciudad para comprar ropa porque tampoco Leonardo tenía la ropa adecuada hacia dónde íbamos.
Lo único que había en su maleta eran pijamas y algunos trajes que estaban colgados en un closet del avión.
“¿Adónde iremos?”, dije curiosa.
“A comprar ropa”, dijo y yo le di un pequeño golpe en las costillas, él solo rio
“Ah, te refieres después de comprar la ropa”.
“Si”, dije obvia.
“Eso es una sorpresa”, dijo guiñándome un ojo.
“De todas formas, me tendrás que decir porque no compraré un vestido si piensas escalar una montaña conmigo”, dije haciendo i que él riera a carcajadas.
“Es cierto”, dijo asintiendo con la cabeza.
“¿Entonces…?” alargue la palabra para que él respondiera.
“Compraras un poco de todo, compra vestidos, pantalones, shorts, trajes de baño, blusas, tacones, botas, todo lo que creas conveniente”, dijo encogiéndose de brazos, de repente se dibujó una sonrisa coqueta y se acercó a mí
“Ropa interior no es algo que vayas a necesitar mucho”.
“Cállate”, dije dándole un golpe en el brazo y él solo rio,
…
Llegamos a la tienda y a pesar de todos mis intentos fallidos porque me dijera a dónde íbamos no me quiso decir, compré lo que sería más conveniente en un país como Australia en donde el clima casi siempre era fresco y caluroso.
Elegí entre la mayoría de mi ropa SS, pantalones, ropa interior, unas botas, shorts, blusas, tenis y dos trajes de baño solo por si a Leonardo se le ocurría una idea loca de último momento.
Pero lo que más tuve en cuenta era comprar ropa para senderismo, estaba más que segura que a cualquier lugar que fuéramos en Australia, senderismo siempre sería nuestra opción.
Después de alquilar una camioneta 4×4 Leonardo empezó a manejar hasta que salimos de toda la cuidad y estábamos en medio de la nada.
“¿Estás seguro de que no estamos perdidos?”, dije al ver que por más que avanzábamos no llegábamos a ninguna parte.
“No sé”, dijo mientras seguía viendo el mapa a través de su celular.
“¿Cómo que no se?”, dije viéndolo enojada.
“Tranquila, de seguro y llegamos a algún lugar”, dijo mientras seguía conduciendo.
“Enserio Leonardo, ¿A dónde piensas llevarme?”, dije mirándolo enfadada.
“Ya tranquila, que si llegaremos ya verás”, dijo riendo.
Lo miré no tan convencida, pero me di por rendida y seguí disfrutando del paisaje desierto de Australia.
“¡No puede ser!”, dije cubriendo mi boca de la impresión
“¡Mira allá hay canguros!”, dije señalando un punto en específico.
“Te sorprenderás más con lo que veras después”, dijo sonriendo,
Leonardo quizás siguió manejando unos treinta minutos más cuando finalmente llegamos a un lugar en donde parecía ser como un pequeño aeropuerto de avionetas.
Leonardo se estaciono la camioneta y se bajó, yo me baje y camine detrás de él. Leonardo habló con un hombre y este después entro a una pequeña casa, Leonardo se dio la vuelta para verme con una gran sonrisa.
“Daremos un paseo en avioneta”, dijo lo más tranquilo, como si hubiera dicho ´vamos a dar un paseo en el parque`
“¿En serio?”, dije muy sorprendida
“¿Sabes manejar una avioneta?”, dije abriendo mucho los ojos.
“No”, dijo riendo
“Alguien más manejara a través del desierto de Australia hasta llegar a nuestro próximo destino”, dijo guiñándome un ojo.
El piloto de la avioneta nos dio algunas indicaciones de seguridad antes de subir a la avioneta, después de eso todos nos subimos a la avioneta.
Las hélices de la avioneta empezaron a girar y poco a poco nos empezamos a elevar en el aire.
“Estas demente Leonardo”, dije riendo mientras veía a través de la ventanilla de la avioneta.
“Pensé que te gustaría ver algunos canguros”, dijo sonriéndome.
“Ahora mismo pueden ver una gran manada de canguros debajo de nosotros”, dijo piloto.
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