El innombrable vive en New York -
Capítulo 88
Capítulo 88:
“Olivia”, dijo Jared detrás de mí
“Jared”, dije un poco incomoda por la situación.
“¿Qué estás haciendo?”, dijo frunciendo un poco el ceño.
“Ah” empecé a balbucear
“Creo que me perdí”, dije para despistarlo
Él suspiro profundamente y me miro, no sé porque, pero su expresión era un poco triste.
“Lo buscas a él”, dijo haciendo que mi cuerpo se estremeciera.
“¿Por qué…?” ni siquiera pude formular bien mi pregunta y él me interrumpió
“Los vi en la terraza”, dijo…
No pude decir nada, solo lo miré muy triste
“¿Lo quieres?”, preguntó
“Lo siento Jared”, dije acercándome un poco a él.
Él simplemente se limitó a sonreír, pero su sonrisa era triste.
“Olivia te quiero mucho, ni siquiera sé cómo sucedió, pero lo único que sé es que te quiero demasiado, supe desde un principio que había algo entre ustedes dos, pero jamás quise presionarte a decirme si también lo querías, me propuse todo este tiempo a enamorarte la más que pude, te juro que lo intenté como no tienes idea”, dijo sonriendo
“Y cuando pensé que lo había logrado, volvió a aparecer él. Sé que también me quieres”, dijo acariciando mi mejilla
“Pero también sé que nunca me amaras de lo forma en que lo amas a él” Él me miro a los ojos y dio un gran suspiro
“Preferiría que me rompas el corazón ahora que seguir ilusionándome yo solo, Olivia… ¿Todavía lo amas a él?”
Casi inmediatamente un montón de recuerdos entre Jared y yo empezaron a inundar mi mente, pero luego entre todos esos recuerdos apareció la imagen de Leonardo.
No hay duda alguna de que quiero a Jared, pero por más tiempo que pasé, jamás lo amaré como amo a Leonardo.
“Si” respondí.
“Lo entiendo”, dije dando un paso hacia atrás
“Entonces si ya no hay nada más que pueda hacer yo, espero que él te trate bien y que seas feliz Olivia”, dijo dándome un último beso en la mejilla.
Él se dio la vuelta y empezó a caminar en dirección contraria.
Me quede parada allí hasta que lo vi desaparecer, suspire profundamente y cerré los ojos.
Lo siento tanto Jared.
Empecé a abrirme paso entre todas las personas que caminaban en la salida, como había tantas personas y lograba ver nada me subí a unas gradas para estar en lo más alto y tratar de buscarlo entre toda la multitud.
Mi corazón dio un brinco de felicidad al verlo allí parado en uno de los pilares que estaba cerca de la salida, él no me veía porque me cubría una pared.
Empecé a bajar las gradas tan rápido que ni siquiera me importó mi tobillo, cuando llegué al gran pasillo en donde estaba él me detuve.
“¡Leonardo!” grité, él se dio la vuelta y me miró.
Sé que me arrepentiré profundamente de lo que estoy a punto de hacer, pero no puedo detenerme ahora, mis piernas y mi corazón empezaron a correr hacia Leonardo, cuando estuve cerca de él me rodeo con sus brazos y me levantó en el aire.
“¡Lo logré!”, dije emocionada cuando él me bajo al suelo.
“¡Lo lograste!”, dijo igual de emocionado que yo.
“Quieren hacerme una entrevista para sea conocida a nivel mundial Leonardo”, dije mientras sentía como algunas lágrimas empezaban a salir.
“¿Por qué lloras?”, dijo sonriéndome mientras secaba algunas lágrimas.
“Porque pensé que jamás lo lograría dije sollozando”
“Bradley estaría muy orgulloso de ti”, dijo haciendo que yo lo abrazara fuertemente.
“Gracias”, dije mientras seguía llorando.
“Creo que yo debería de estar agradecido de que no me hubieras dado una bofetada por aparecer aparecido sin aviso alguno”, dijo riendo, yo reí un poco.
“Eres un maldito acosador Leonardo”, dije sollozando un poco.
“Perdón”, dijo riendo.
Nos quedamos abrazados por un largo tiempo, juraría que podía escuchar su corazón latiendo fuertemente en su pecho ¿Acaso latía así por mí?
“Olivia”, dijo y yo lo apreté más fuerte
“¿Olivia?”, dijo y yo me separé un poco para verlo, cuando vio mi rostro me sonrió.
“¿Mm?”
“Ya no quiero seguir con este juego, no quiero seguir jugando con nuestros corazones y fingir que no sucede nada entre los dos”, dijo mirándome a los ojos
“Te amo Olivia, te sigo amando como el día que fuimos a Bora Bora”, dijo haciendo que mi corazón se conmoviera tanto
“No quiero seguir jugando contigo y tampoco quiero que mi corazón se siga rompiendo porque no estas cerca de mí. Te amo Olivia, te amo más que a mi propia vida y no puedo seguir soportando esta distancia”, dijo mientras sus ojos poco a poco se empezaban a enrojecer
“Olivia si tú también sientes lo mismo por favor dímelo, y si no es así, te prometo desaparecer de tu vida y dejarte en paz de una sola…”
Ni siquiera lo deja terminar cuando uní nuestros labios, él me tomo de la cintura y me acercó a él, mientras nos besábamos podía de sentir como algunas de sus lágrimas mojaban mis mejillas.
Rodee su cuello con mis brazos para acercarlo todavía más a mí.
No sé cuánto tiempo pasábamos besándonos hasta que nos separamos por falta de aire, ambos topamos nuestras frentes mientras intentábamos recuperar el aliento.
Mi corazón estaba tan acelerado y todo por la culpa de Leonardo.
“¿Olivia?”, dijo con la voz entrecortada.
“¿Sí?”, dije levantando mi vista para verlo a los ojos.
“¿Huirías conmigo?”, dijo todavía con los ojos cerrados por el beso, yo sonreí.
“Si”.
¿Cómo podría explicar la siguiente escena?
Primero empecemos con que Leonardo y yo estamos corriendo por las calles de Australia como si fuéramos dos adolescentes que se acaban de proponer amor eterno, corriendo en cada calle y deteniéndonos en cualquier esquina para besarnos.
Leonardo corriendo en su esmoquin caro y yo corriendo en mi vestido hecho por un diseñador.
Antes me habría importado el vestido, porque me hubiera preocupado mucho si lo llegaba a ensuciar o romper, pero ahora, solo me importa seguir corriendo al lado de Leonardo.
Cuando al fin llegamos a su auto, él me levanto en sus brazos y me metió al auto y luego rodeo el auto, él empezó a conducir, no sabía a dónde íbamos, pero tampoco me importaba, por primera vez en mi vida sentía que lo tenía todo, simplemente me sentía completa…
Leonardo no tenía su típico auto Audi rojo, sino que había rentado otro auto que era un convertible, apreté el botón para que se quitara el techo del auto y empecé a extender mis brazos mientras sentía como el aire chocaba con mi rostro.
La gente que caminaba por las calles nos miraba con curiosidad y otras con una sonrisa burlona.
“¿Adónde vamos?”, pregunté de un largo tiempo en el que solo disfrutaba del viaje.
“Estamos en Australia, ¿No deberíamos de disfrutar de este paraíso?”, dijo mirándome con una sonrisa.
“Si”, dije emocionada.
Leonardo condujo hasta el aeropuerto en donde abordamos su avión privado. Sabía que iríamos a alguna parte de Australia, pero él no me dijo, solo se limitó a decir
“Te gustara ese lugar”
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