El innombrable vive en New York -
Capítulo 72
Capítulo 72:
Leonardo no dijo nada más y siguió viendo el jardín de flores que había sobre la tumba de Bradley.
Había flores de todos los colores y de todas clases, vi como las personas que trabajan en el cementerio pusieron enterraron finalmente la lápida que decía el nombre de Bradley.
Sentí como Leonardo toco mi mano con la que estaba sosteniendo la sombrilla, él apartó delicadamente mi mano y luego sostuvo la sombrilla con su mano.
“Te cansaras si sigues sosteniendo la sombrilla de esa forma solamente para cubrirme a mí”, dijo Leonardo.
Los hombres terminaron de hacer su trabajo y se fueron de la tumba de Bradley.
“Quiero ir al auto a sacar algo”, dijo Leonardo.
“Vamos”, dije y él asintió.
Empezamos a caminar juntos hacia su auto, él me pidió que sostuviera la sombrilla por un momento, abrió el baúl del auto y de allí saco una gran corona con girasoles”.
“Es muy linda”, dije.
“Lo es”, dijo Leonardo cerrando el baúl.
Tomó nuevamente la sombrilla y con la otra mano sostuvo la corona flores, él caminaba un poco rápido de regreso a la tumba, pero yo no podía ir tan rápido por mis zapatos.
Al darse cuenta de eso disminuyó la velocidad de su paso para adecuarse a mi paso, a pesar de que no le dije nada, agradecía ese pequeño detalle.
Nos detuvimos frente a la lápida, él me entregó la sombrilla y yo la tomé, él se acurruco y empezó a acomodar la corona de girasoles en la lápida para que quedara firme, cuando logró acomodar las flores tocó la lápida y cerró los ojos.
“Te quiero mucho hermano, siempre vivirás en mi corazón”, dijo en voz baja.
Se levantó y se puso firme, volvió a tomar la sombrilla asegurándose de que no nos mojara la lluvia o más bien que no me mojara a mí porque la extendía más de mi lado que del suyo.
«Siempre te llevaremos en nuestras mentes y nuestros corazones Bradley Spinter”, dijo Leonardo recitando las palabras que decía la leyenda de la lápida.
“Es muy lindo”, dije viendo la lápida.
“Mamá eligió la leyenda”, dijo Leonardo.
Nos quedamos inmóviles y simplemente viendo la lápida, el viento helado chocaba con nuestros cuerpos, las ramas de los arboles chocando unas con otras hacía de este escenario un lugar tan triste y vacío.
´¿Cómo puede ser posible que todo lo bueno siempre llegue a su final?`
“Creo que deberías de regresar a casa”, dijo Leonardo sin ni siquiera mirarme.
“No pienso dejarte aquí solo”, dije segura.
“Entonces creo que ambos deberíamos de regresar a nuestras casas”, dijo girándose para verme.
Él me miró y se detuvo en mis ojos, a pesar de que sus labios no decían nada sus ojos parecían gritar muchas cosas.
“Puedo acompañarte si quieres”, dije, pero él negó con la cabeza
“No hace falta”, dijo seguro, me miró por unos segundos más y luego volvió a hablar
“¿Regresaras a Francia?”
“Si, a menos que…”, me interrumpió.
“Regresa”, dijo seguro
“Regresa a Francia”, dijo terminando la oración.
“¿Nos veremos mañana?”, pregunté.
Él me sonrió de lado con los labios cerrados, se acercó lentamente a mí, tomó delicadamente mi rostro con sus manos heladas y bajo un poco mi cabeza para que él pudiera depositar un tierno beso en mi frente.
“Espero que cumplas tus sueños y que seas muy feliz”, dijo todavía rozando sus labios contra mi frente.
Se alejó un poco para verme y me sonrió con un poco de nostalgia, tomó mi mano delicadamente y la puso en el mango de la sombrilla para entregármela
“Acepté mi destino y sé que ya no puedo seguir siendo un obstáculo para ti, te puedo seguir siendo un obstáculo para ti, te dejo en libertad y me llevo los mejores recuerdos de nosotros. Gracias por todo el amor y felicidad que me entregaste… adiós Olivia Baldinelli”.
Su mano rozó la mía cuando pasó a mi lado, me giré para verlo, él siguió el camino en donde se encontraba su auto lo vi subirse y alejarse por última vez.
Me quede perpleja en medio del lugar donde los sueños son arrebatados, ni si quiera fui capaz de reaccionar ante aquellas palabras de Leonardo.
Trate de convencerme a mí misma de camino a casa que fue lo mejor y que eso era lo que yo quería, yo misma le había dicho a Leonardo que me dejara en paz
´¿Pero realmente era verdad?`
La ausencia de Bradley empezaba a hacer un gran hueco en mi corazón, apenas hace unos días le había hablado para decirle que quería verlo y ahora estoy sola sentada en un rincón de un restaurante preguntándome
´¿Por qué una persona tan buena y joven desapareció tan pronto de este mundo?`
Las yemas de mis dedos rozaban la taza caliente de café que esta sobre mi mesa, mis pensamientos no paraban de repetir una y otra vez las palabras de Leonardo, especialmente cuando me dijo:
“Acepté mi destino y ahora sé que ya no puedo seguir siendo un obstáculo para ti, te dejo en libertad y me llevo los mejores recuerdos de nosotros”
No me di por rendida tan fácilmente, pensaba que tal vez sus palabras no eran verdad y que solamente me lo había dicho por el dolor de la muerte de Bradley.
Me levanté temprano y fui a Spinter Enterprises y busque a Leonardo pero Carolina me dijo que había reportado a toda la empresa que desde ese día empezaría a trabajar desde casa.
Lo busqué en el último lugar que se me ocurrió que fue el departamento que alguna vez compartimos, toqué la puerta un millón de veces, no quería dejarlo solo en un momento como este, sin embargo, tampoco recibí respuestas.
Le llamé una par de veces, pero la línea decía
[Número equivocado]
Así que supuse que cambió de número y esa fue la última señal para darme por vencida y darme cuenta de que lo nuestro había acabado definitivamente.
Pero entonces si le repetí tantas veces que ya no lo amaba y que lo odiaba ¿Por qué mis ojos se cristalizan cada vez que lo recuerdo a él?
Empezaba a hartarme de las miradas curiosas viéndome con pena como diciendo ´Mírala, quizás la abandono su novio` tomé mi cartera y me levanté bruscamente de la silla para salir del restaurante.
“¿Olivia?”, dijo una voz frente a mí, levanté mi rostro para verlo, me sorprendí al ver aquel chico de tez morena y dulce sonrisa frente a mí.
“James”, dije sonriéndole de lado
“Por un momento pensé que te había confundido por alguien más es que te encontré casi como la última vez”, dijo pronunciando lo último casi en voz baja.
“¿También trabajas aquí?”, pregunté y él negó con la cabeza.
“Cerré el café en donde nos vimos por última vez porque hace unos días me gradué de la universidad y ahora estoy buscando una empresa que quiera aceptar mi curriculum, pero no he tenido tanto éxito”, dijo encogiéndose de hombros.
“¿Qué estudiaste en la universidad?”, pregunté interesada.
“Administración de empresas”, dijo con una gran sonrisa en su rostro.
“¿Por qué te han rechazado en las empresas?”, dije, pero inmediatamente me arrepentí porque ni siquiera había una gran confianza entre ambos como para que él me respondiera.
“Por mi poca experiencia, acabo de graduarme y la únicas empresas con las que trabajé son las que la universidad nos refería”, dijo respondiendo mi pregunta, me sentí un poco aliviada al ver que no le había molestado mi intromisión.
Recuerdo que el día que fui a la empresa Bradley me comentó que ahora que la empresa se está expandiendo a nivel internacional necesitarían más empleados y entre ellos mencionó algunos administradores de empresas.
“¿Has escuchado de Bendome Corporation? Escuché que buscaban algunos administradores de empresas”, pregunté apretando mis labios.
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