Capítulo 63:

Me senté frente al piano y empecé a acariciar las teclas del piano con las yemas de mis dedos. ¿Si le contara a alguien que cuando toco el piano siento como si me transportara a otro lugar, me creerían?

Todavía seguía teniendo el amargo recuerdo de aquel día en el que abandone a Leonardo en medio de la nada, puedo recordar su rostro y la expresión en el a la perfección.

Si fuera a retratar su rostro, creo que dibujaría a una persona sola sobre un puente debajo de una gran tormenta y es que así era, su expresión solo transmitía una gran tristeza y nostalgia.

Cuando llegue a la ciudad, abandone el auto de Leonardo cerca del primer taxi que encontré y pedí un taxi que me llevara de regreso a mi hotel.

Durante todo el camino me cuestioné de lo que hice ¿Tomé la mejor decisión? ¿Y si realmente decía la verdad? ¿Y si tiene frio?

Me fui tan repentinamente que ni siquiera me dio tiempo de devolverle su saco, me di cuenta de que todavía llevaba su saco puesto hasta que llegue al hotel.

Pensé mil veces en deshacerme del saco y botarlo, pero al final solo le pedí a alguien del hotel que lo lavara y ahora está colgado en el closet junto a mi ropa.

Al día siguiente le pedí a un taxi que me llevara al lugar en donde había dejado el auto de Leonardo, pera ya no estaba.

Sentí tanta curiosidad por lo que le había sucedido al auto que me baje a preguntarle a una persona que hablaba español y me dijo que solo habían visto a un hombre de traje subirse y llevarse el auto.

Al menos había encontrado su auto.

“¿Aceptaremos la propuesta de ir a tocar a Nueva York?”, pregunto Francis quien tocaba el arpa.

Esa pregunta hizo que saliera de mis pensamientos y prestara más atención a la conversación.

“Es una muy buena propuesta, sin embargo, no podremos ir todos”, dijo Jared y algunos del equipo se empezaron a ver tristes.

“Bueno, no tengo de que quejarme, ni siquiera logré obtener mi visa”, dijo Francis con un poco de humor haciendo que los demás riéramos.

Después de unos minutos el ensayo había terminado, estaba caminando al casillero en donde solía dejar siempre mis cosas.

Cuando estaba a punto de irme vi a Jared hablando con alguien en la entrada de su oficina, cuando me vio me hizo una seña con su mano de que lo esperara, cuando termino de hablar se acercó a mí.

“Eres mi única pianista del estudio, necesito que nos acompañes a Nueva York”, me dijo Jared.

“Claro”, acepte

“¿Iremos a un teatro?”, pregunte, pero él negó con la cabeza.

“Me llamo la asistente de la persona que nos contrató, será un compromiso”, dijo Jared.

“Últimamente hay muchas personas enamoradas que nos quieren en sus bodas y ahora hasta compromisos”, dije sonriendo con la boca cerrada.

“De hecho, podría decirte que son los eventos en los que mejor se gana”, dijo Jared.

“No puedo esperar a que vayamos a Nueva York”, dije con una media sonrisa.

Los días habían pasado con normalidad, iba todos los días al estudio para ensayar para los recitales que hacíamos por la noche.

Ya casi se acercaba la fecha en la que tendríamos que ir a E$tados Un!dos, Jared ya había elegido a los músicos que iríamos a Nueva York, entre ellos estaba la pequeña Millie quien ya podía caminar con mayor facilidad que antes.

Me gustaba hablar con ella, Millie es una niña muy carismática, amable y linda. Es una niña muy sorprendente, a la edad de 7 años recibió su primer violín, fue un regalo de su padre.

Con el tiempo ella fue aprendiendo a tocarlo a tal punto que sus padres vieron bastante potencial en ella que la inscribieron en los talleres de música de su escuela y con el tiempo se dieron cuenta que su hija podía tener más potencial.

Un tiempo después Jared la conoció en un recital que hicieron varias escuelas y su escuela quedó como finalistas, Jared hablo con sus padres y luego decidieron mudarse a Francia para que la niña explotara al máximo sus habilidades musicales.

Y como si fuera poco la niña sabía hablar 3 idiomas a su corta edad de 13 años, hablaba inglés, francés y español.

“No entiendo como cruzas los dedos de esa forma”, dijo Millie mientras seguía viendo muy concentrada mis dedos.

Debes de tener una gran sincronía, mira como muevo esta mano, mira como cada dedo es esencial y me ayuda a tocar cada una de las teclas”, dije moviendo lentamente los dedos para que la niña pudiera ver mejor.

La niña apretaba sus labios y fruncía su ceño viéndome muy concentrada, cuando deje de mostrarle ella se aclaró la garganta y empezó a intentarlo.

Al principio se equivocó varias veces, pero al final logro tocar un pequeño fragmento de una canción que le estaba enseñando.

“¿Escuchaste?”, dijo mirándome con un gran brillo en sus ojos

“¡Al fin me salió!”, dijo dando unas pequeñas pataditas de la emoción, yo solo la miré divertida

“Eres muy fabulosa, me encanta verte tocar”, dijo apoyando su mandíbula en sus manos.

“Gracias”, dije sonriéndole

“Aunque no soy tan grandiosa como tú”.

“Literalmente quiero ser como tú cuando sea grande”, dijo sonriéndome

“Eres muy inteligente y lo mejor de todo es que eres una diosa en el piano” ella miró hacia todos lados como para asegurarse de que nadie nos escuchara, después se acercó lentamente hacia mí para susurrar

“Creo que Jared tiene miedo de que puedas reemplazarlo”.

No pude evitar reír ante su comentario.

“No creo que Jared se preocupe por esas cosas”.

“Es cierto”, dijo asintiendo

“Se encarga de mirarte durante todos los ensayos”, dijo mirándome con los ojos entrecerrados.

“Millie, él nos mira a todos porque se está asegurando de que todos hagan bien su trabajo”.

“Yo nunca lo he visto que se le quede viendo a Francis durante los ensayos”, dijo cruzándose de brazos.

“Bueno… Tal vez es porque toca a la perfección”, dije encogiéndome de hombros.

“Estoy segura de que no es por eso”, dijo levantándose del asiento

“Lo descubriré todo y te lo diré”, dijo como para ella misma porque ni siquiera me miro a mi

“Adiós Olivia y gracias por la lección”, dijo antes de alejarse rápidamente.

“Esta niña es increíble”, dije negando con la cabeza mientras reía.

Los ensayos ya habían terminado, solo me había quedado porque Millie me había pedido que le enseñara a tocar el piano.

La presencia de Millie era como estar debajo de un árbol leyendo un libro en un día soleado y fresco, realmente me agradaba hablar con ella.

Salí del estudio de ensayo y fui al pasillo en donde se encontraban los casilleros de todos los músicos, mi casillero tenía una vista perfecta hacia la oficina de Jared, sentí un poco de curiosidad y ladeé la cabeza para ver si él estaba en su oficina, pero no, estaba vacía.

Salí del estudio y me quedé afuera esperando un taxi, mientras esperaba mi celular empezó a sonar, lo empecé a buscar entre las cosas de mi cartera, pensé que no iba a alcanzar a contestar porque no lo encontraba.

“Hola Iván”, dije alegre.

“Hola Olivia, ¿Qué tal las cosas en Francia?”, pregunto entusiasmado.

“Genial, este tiempo en Francia me ha hecho empezar a preguntarme si debería de quedarme aquí para siempre”, dije.

“¿Y dejar a tu hermano mayor solo y abandonado a su suerte?”, preguntó, podría jurar que ahora mismo estaba haciendo un puchero con sus labios.

“Siempre te visitaría”, le dije.

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