El innombrable vive en New York -
Capítulo 62
Capítulo 62:
“¿Está todo bien?”, pregunto Jared mirándome a mí.
“Si”, dije acercándome a él.
“Sé que estas mintiendo”, dijo Leonardo a mis espaldas.
“No Leonardo, es la verdad”, dije sin ni siquiera mirarlo.
“Iba a preguntarte si quieres que te lleve de regreso”, preguntó Jared mirándome.
“Yo la llevaré”, dijo Leonardo.
En ese momento Jared levantó la vista para ver a Leonardo, su expresión pasó de ser dulce a una muy fría.
Mire a nuestro alrededor, había algunos paparazis que estaban tomando fotos de esta escena, a ninguno de los dos parecía importarles solo se miraban con la misma expresión.
Si regresaba con Jared mañana todas las portadas de las noticias seriamos él y yo.
“Jared no podemos irnos juntos”, dije en voz baja
“Los paparazis nos están tomando fotos”.
“No me importa”, dijo
“Puedo ocuparme de ellos mañana”, dijo viéndome a los ojos.
En ese momento se acercaron algunas chicas muy emocionadas al ver a Jared en la entrada del teatro, todas ellas eran sus fans, prácticamente me empujaron para alejarme de él, todas querían tomarse una foto con él.
Jared empezó a buscarme con la mirada entre toda la multitud, en ese momento Leonardo tomó mi mano, empezó a caminar, pero yo no me moví.
“Déjame hablar contigo una última vez y después de esto no volverás a saber de mi”, dijo.
Lo miré dudosa por unos segundos, pero después acepté.
“Está bien”.
Empezamos a caminar hacia su auto, ya casi no llovía, apenas unas pocas gotas que mojaban mi cabello.
Me subí a un auto nuevo, era blanco, no dije nada y solo me abroché el cinturón de seguridad, Leonardo encendió el motor del auto y empezó a manejar lejos del teatro.
“Puedes dejarme cerca del museo de Louvre, tomaré un taxi desde allí”, dije, pero él ni siquiera dijo nada.
Empezó a alejarse de la cuidad, realmente no tenía miedo, sabía perfectamente que él no me haría daño.
“¿A dónde vamos?”, pregunté.
“Aun lugar alejado de la cuidad”, dijo doblando a la izquierda.
No volví a decir nada en todo el camino y él tampoco. Después de unos minutos llegamos a lo que parecía un mirador, al fondo estaba toda la cuidad de París.
Lo que más resaltaba era la torre Eiffel, después de estacionar el auto ambos nos bajamos, me acerqué al umbral del mirador y empecé a admirar la vista.
“Parece que conoces Paris a la perfección”, dije dándome la vuelta para verlo, él se acercó al umbral y se puso a la par mía.
“Bradley y yo estudiamos por un tiempo aquí”, dijo.
“¿Cómo ha estado Bradley?” pregunté.
“Sigue igual, pero parece estar fuerte”, dijo Leonardo y yo asentí con la cabeza.
“Cuida mucho de él”, dije y él asintió.
“Eso trato de hacer, pero siempre que llego a su departamento me dice que soy un imbécil”, dijo Leonardo, apreté mis labios para no sonreír
“Estuviste increíble esta noche”, dijo Leonardo.
“Gracias”, sonreí un poco
“¿Estuviste viendo toda la presentación? Es que estabas mojado cuando te vi en la entrada del teatro, pensé que acababas de llegar”.
“Cuando el recital terminó todas las personas empezaron a abandonar el teatro y no te podía encontrar entre tantas personas así que salí para buscarte”, dijo.
“Que mala suerte que me hayas encontrado”, dije en voz baja
“Por cierto, ¿Quién te dijo que estaba aquí?”, dije frunciendo el ceño, él sonrió.
“¿Por qué? Asesinaras a esa persona por haberme dicho”, dijo sonriendo de lado.
“No es mala idea”, dije seria
“Enserio Leonardo”, dije que no quería volverte a ver.
“Soy un idiota, lo sé. Tomé esa decisión a la ligera y no pensé en ti, cada maldita noche que llego al departamento no sabes lo mucho que me arrepiento al ver todas las cosas que dejaste allí”.
“Bótalas”, dije encogiéndome de hombros.
“Si renuncio a todo ¿Regresarías conmigo?”, pregunto viéndome a los ojos.
“No lo harías”, dije viéndolo seria.
“¿Y si lo hago regresarías conmigo?”, dijo acercándose a mí.
“Leonardo… Ya no quiero estar contigo”, dije viéndolo fijamente
“Me hiciste mucho daño y no creo volver a perdonarte”.
“Déjame intentarlo una última vez”, dijo tomando mi rostro con ambas manos.
Cerré mis ojos al sentir el calor de sus manos, ahora ya no estaban tan heladas como antes, sin darme cuenta una lágrima salió de mis ojos.
“Leonardo no creo poder ser capaz de darte todo lo que Selena puede darte, no soy tan exitosa como ella y tampoco tengo tanto poder como ella. Estoy segura de que si me eliges a mí por encima de ella te arrepentirás el resto de tu vida, yo jamás seré la mujer indicada para ti”, dije.
“Para mí siempre serás la indicada”, dijo antes de besarme.
Ambos nos empezamos a besar, nos besábamos con tanto deseo, ambos habíamos estado esperando este momento por días.
“Di que estarás conmigo”, dijo poniendo su frente junto con la mía.
Ambos nos mirábamos nostálgicamente, sus ojos también tenían algunas lágrimas, podía sentir el calor de su respiración chocando con mi rostro.
Cerré los ojos con fuerza y con todo el dolor de mi corazón dije lo más valiente que pude haber dicho.
“Lo siento Leonardo”, dije antes de alejarme de él.
Me di la vuelta y me subí al auto del lado del conductor, encendí el auto y retrocedí para incorporarme a la carretera, mientras me alejaba mis lágrimas no paraban de salir, lloraba como una niña pequeña.
Miré por el espejo retrovisor, Leonardo estaba allí parado viéndome, su silueta cada vez se fue haciendo más pequeña entre más me alejaba por la carretera.
…
“Creo que Millie quedará mejor si está al frente”, dijo Jaqueline.
“¿Te encuentras bien?”, le pregunte a la pequeña niña.
“Si estoy bien, solamente me doble el tobillo”, dijo Millie caminando con un poco de dificultad.
“Nos preocupaste a todos”, dije.
Jared nos estaba hablando sobre algunos cambios de posiciones que quería hacer para la presentación de este día, todos nos sorprendimos al ver entrar a la pequeña niña con problemas para caminar, Millie llevaba puestas unas sandalias porque estaba usando una tobillera con algunos vendajes.
“Jared es un exagerado”, dijo la pequeña niña poniendo los ojos en blanco.
Por el simple hecho de que Millie no podía caminar tan bien quería que ella no tocara esta noche y se fuera a su casa a descansar.
Jared les estaba dando algunas indicaciones a las personas que tocaban los violines, yo esperaba recostada en el piano que siguiéramos con el ensayo.
“Creo que regresaré para convencer a Jared que estoy bien”, dijo Millie.
“Ve”, dije sonriéndole antes de que ella se fuera.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar