Capítulo 6:

“¿Tiene algo que decirme respecto a eso?”, dijo señalando el rayón en su auto.

“Bueno yo…”, empecé a balbucear.

“No sabía que era su auto, pensé que era de otra persona, de haberlo sabido jamás lo habría hecho. ¿Alguna vez ha hecho algún error del que se arrepienta mucho? Este es mi error del que me arrepiento mucho”.

Leonardo me miraba fijamente como si estuviera examinando mi rostro, cuando le mencione la pregunta pareció pensar un poco, nos quedamos algunos segundos en silencio.

“Supongo que usted ya recibió lo que quería que eran mis disculpas, así que yo quiero que arregle lo que le hizo a mi auto”, dijo cruzándose de brazos.

Era increíble el simple hecho de que hace unos segundos parecía una persona totalmente diferente, sonriendo y riendo a carcajadas y ahora cruzando sus brazos y con su típica mirada intimidante que me hace bajar mi mirada.

“Yo podría pagar su rayón, pero no ahora, no creo que tenga el dinero suficiente para arreglarlo, pero si usted me diera al menos dos semanas podría conseguir el dinero…”, él me interrumpió mientras negaba con la cabeza.

“¿Cree que esperaré dos semanas para que lo arregle?”, dijo con una mirada incrédula.

“Debido a que usted no tiene el dinero para pagarme tomaré algo más de usted”, dijo acercándose lentamente a mí, no pude evitar sentirme nerviosa cuando él se empezó a acercar a mí.

“Dicen que es algo esencial y muy importante para todas las personas”.

“Se acercó tanto que hasta podía sentir su respiración”.

“Yo tomaré su tiempo”, dijo susurrándome en el oído.

“¿Mi tiempo?”, dije confundida.

“Así es”, dijo alejándose de mí.

“Ya es hora de que se vaya acostumbrando a trabajar con un CEO “, dijo subiéndose de nuevo a su auto.

“¿Qué está esperando?”, dijo mirándome impaciente.

“¿Puede abrir la cajuela?”, dije mientras empezaba a arrastrar mi pequeña maleta, la subí al auto y luego me subí en el lado del copiloto.

Leonardo manejo hasta su casa, de vez en cuando me hacía preguntas con respecto a su agenda de mañana, sin embargo, no volvió a mencionar el incidente de su auto y realmente lo agradecí.

Jamás había deseado tanto que la tierra me tragara hasta que lo vi dentro del auto luego de que yo misma haya rayado todo su auto.

Llegamos hasta el departamento de Leonardo que estaba situado en la Avenida Madison, cuando entramos al edificio con apartamentos, al principio me pareció raro que rentara solo un departamento, hasta que me di cuenta de que él había comprado todo el edificio que tenía 3 pisos, cada uno era como un departamento, así que se puede decir de que tiene 3 apartamentos para él solo.

Al entrar a la casa salió una mujer que trabajaba haciendo la limpieza a tomar mi maleta para acomodarla en la habitación de huéspedes.

“Gracias”, dije sonriéndole.

Leonardo empezó a caminar hacia la sala y yo lo empecé a seguir, en la mesa estaba una laptop que él encendió.

Yo empecé a ver la agenda, tendría una reunión con 5 diferentes directores ejecutivos de otras empresas. Unos minutos después me pregunto quién era el primer director con el que tenía que hablar y él empezó a hablar por la computadora con el primer director.

Me sentí un poco tonta al principio al pensar que los directores vendrían a su casa a hablar con él, yo estaba sentada a un lado de Leonardo para no salir en la cámara, pero lo suficientemente cerca para escuchar la conversación y tomar nota, a veces Leonardo me preguntaba algunos datos administrativos y yo los respondía.

Eran ya las 1:00 am y Leonardo todavía seguía hablando con el ultimo director, Marta que era la mujer que hacia la comida en su casa nos había preparado café para que pudiéramos estar despiertos durante toda la noche.

Por unos segundos mis ojos a veces se cerraban, pero me despertaba al escuchar que el tono de voz de Leonardo subía repentinamente y sé que lo hacía para que no me durmiera.

Era la 1:45 am cuando al fin termino su última llamada, había aguantado todo este tiempo bostezar tanto que ni siquiera fui consciente cuando di un gran bostezo mientras estiraba mis brazos.

Leonardo empezó a masajear sus ojos, se veía bastante cansado al igual que yo, pero él todavía seguía haciendo algunas cosas en su computadora y yo empecé a ordenar la agenda de este día. Ambos trabajábamos en silencio.

Miraba con el ceño fruncido mi IPad, el día de hoy tenía tantas reuniones que ni siquiera sabía cómo organizarlas se me ocurrió organizarlas por nivel de relevancia así que se me ocurrió preguntarle a Leonardo.

Cuando lo miré ya estaba cerrando su computadora, ya había terminado su trabajo.

“¿Quiere que organice sus reuniones de mañana por nivel de relevancia?”, pregunte y él me miro.

“Déjame ver”, dijo levantándose para sentarse a mi lado.

Cuando se sentó a mi lado se sentó tan cerca que tuve que moverme un poco para que no estuviéramos tan apretados.

“Quiero hablar primero con los representantes de los directores con los que acabo de hablar y después puede hacerlo como usted quiera”, dijo regresándome el IPad.

Él se levantó y subió a la segunda planta, supuse que se iba a su habitación, yo terminé de hacer eso y después me dirigí a la habitación que Marta había preparado para mí.

Me cambié y me puse mi pijama que había preparado, era un pijama con short y una camisa rosa que tenían pequeños dibujos de sorbetes. Me tire a la cama y en menos de 20 minutos ya me había dormido.

Las semanas siguieron transcurriendo con normalidad, ya me había acostumbrado a esta empresa y que casi no tenía tiempo libre y de cierta forma, aunque no me gustara sabía que no duraría por siempre.

En cuanto consiguiera el dinero necesario para pagar los gastos de los preparativos de la boda, comprar una casa para mis padres y conseguir un lugar estable para mi cambiaria de trabajo.

Vivir en Nueva York es estar dispuesto a exponerte a niveles de estrés extremo, el tráfico era una de las razones por las que quería abandonar este lugar.

En un futuro siempre he soñado con comprar una casa alejada de todo el ruido y de todas las multitudes, en donde solo me pueda encontrar a mí misma y la naturaleza, pero hasta que eso suceda, debo seguir trabajando aquí.

Gabriel, Abigail y Carolina se habían convertido en grandes compañeros y amigos para mí, los fin de semana que teníamos tiempo salíamos todos juntos y nos liberábamos de todo el estrés y cansancio del trabajo, estar con ellos me había hecho olvidar las razones por las que estaba aquí.

Mientras voy en el taxi reviso la agenda de Leonardo para asegurarme de que todo este correcto, después de todo este tiempo trabajando con él me di cuenta de que prefiere más el café de la primera cafetería que yo le compré, Camelia’s Coffee, me dijo que jamás había probado su café antes y que le parecía mejor que Starbucks.

Todos mis pensamientos se vieron interrumpidos cuando mi celular empezó a sonar, al ver quien era suspire cansada.

Ni siquiera había tenido el valor de hablar con mis papás para decirles como estaba y donde vivo ahora, solamente me comunicaba con ellos a través de mensajes, a pesar de que muchas veces me insultaban a través de mensajes siempre retiraban el dinero de la cuenta a la que yo les depositaba para que pagaran el alquiler de la casa.

“Hola”, dije contestando la llamada.

“No lo puedo creer ¡Al fin contestas!”, dijo mi madre, se notaba un poco emocionada.

“Lo siento mamá por no haberme comunicado con ustedes todo este tiempo es tan solo que…”, me detuve, realmente no quería mentirle.

“No importa hija…”, dijo mi mamá suspirando.

“Solo dime por favor si estás bien”

“¿Necesitas algo? …”, la interrumpí.

“Si mamá no te preocupes, estoy muy bien”, dije sonriendo falsamente.

“Tú padre no está en casa así que decidí aprovechar esta oportunidad para poder hablarte, ni siquiera me había dejado tomar el celular para hablar contigo”, escuché como empezaba a sollozar.

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