El innombrable vive en New York -
Capítulo 54
Capítulo 54:
Me quedé viendo a todas las personas bailar felizmente, después de unos minutos mi celular empezó a sonar, lo saque de mi cartera y dude por unos momentos en contestar, pero al final conteste.
“Hola Bradley”, dije levantándome de mi asiento y alejándome de la música.
“¿Llamo en un mal momento?”, preguntó.
“No, está bien”, dije cuando ya me había alejado lo suficiente de la música.
“Quiero que sepas que yo no apoyo la decisión de mi hermano y me parece que es un imbécil por haberte hecho eso”, dijo haciendo que se dibujara una media sonrisa en mi rostro.
“Supongo que gracias”, dije.
“Espero que no termine nuestra amistad por su culpa”, dijo Bradley, yo suspire.
“No sé si sea buena idea que sigamos en contacto Bradley, la verdad no quiero saber nada más de tu hermano”, dije.
“No lo sabrás, te juro que no lo mencionaré y tampoco le hablaré de ti a él”, dijo Bradley
“Además me retiré de la empresa”, dijo haciendo que yo me sorprendiera.
“¿Enserio?”, dije sorprendida.
“Los nuevos accionistas de la empresa decidieron que sería mejor que yo me retirara por mi estado de salud”, dijo.
“Lo siento mucho”.
“Está bien, de todas formas, pronto me retiraría de la empresa, ellos tienen razón, me queda poco tiempo y no puedo seguir manejando una empresa”.
“¿Has ido a tus terapias?”, pregunté con un nudo en la garganta.
“Si, aunque no es lo mismo sin ti”, dijo, por su tono de voz podría jurar que estaba sonriendo.
“Tal vez podamos vernos algún día”, dije.
“Por supuesto tú solo dime cuando”.
Después de terminar de hablar con Bradley seguí caminando algunas calles y luego regrese al hotel, me cambie de ropa y me puse un pijama.
No tenía sueño, todavía estaba bajo los efectos del cambio de horario, sin embargo tenía que dormir para acostumbrarme al nuevo horario, puse la alarma a las 7:00 am para alistarme e ir a la dirección que me había dado Jared.
Después de unas horas intentando dormirme al fin logre quedarme dormida.
Al día siguiente me desperté temprano, me duché y me puse otro de mis atuendos nuevos, salí del hotel y fui a una de las cafeterías que había visto ayer mientras caminaba, pedí un café y un pequeño pie de fresa, realmente estaba muy delicioso.
Quería caminar y conocer la cuidad así que decidí no tomar ningún taxi y caminar hasta mi destino.
Cuando llegue a mi destino me quede un poco extrañada al no ver un gran edificio, estaba tan acostumbrada que a todos los lugares que fuera en Nueva York siempre había un gran edificio.
El lugar donde trabaja Jared es grande pero solo es de tres plantas, parece más bien como un estudio enorme.
Al entrar me encontré con la recepcionista, ella me sonrió al verme.
“¿Quest-ce que je peux aider?”, dijo la recepcionista y yo la miré preocupada, no entendía nada.
“Lo siento, pero no hablo francés”, dije y ella me sonrió.
“No se preocupe también hablo español”, yo la mire aliviada
“¿En qué la puedo ayudar?”
“El Señor Le Goff me dio esto”, dije entregándole la tarjeta que me había dado Jared
“Me dijo que viniera aquí”.
“Entiendo”, dijo tomando el papel
“Por favor siéntate allí mientras yo me comunico con él”.
Me senté en uno de los sofás de la recepción mientras esperaba, la recepción era bastante bonita, tenía colores bastante llamativos y muchas plantas.
“Por favor acompáñeme”, dijo la recepcionista, empecé a caminar detrás de ella, subimos por unas escaleras hasta llegar al segundo piso, allí ella toco una puerta.
“Avant”, dijo la voz de Jared en francés.
“Pase”, me dijo la recepcionista, le agradecí y ella se fue.
Cuando entré a la oficina vi a Jared escribiendo algo en unas páginas cuando él me vio me sonrió y se acercó a mí.
“Es un gusto que hayas decidido venir”, dijo dándome un beso en la mejilla.
Todavía no me acostumbraba a este nuevo saludo.
“Es un honor que me haya pedido venir”, dije sonriéndole.
“Ven, vamos a ver que puedes hacer en el piano”, dijo saliendo de la oficina.
Ambos salimos y subimos a la tercera planta, allí solamente había muchos instrumentos, había diferentes habitaciones en donde había personas practicando en sus instrumentos.
“¿Qué es este lugar?”, pregunté curiosa.
“Está es mi academia de música, la mayoría de los músicos aquí son franceses, así que deberías de sentirte especial en estar aquí siendo una extranjera”, dijo abriendo la puerta de una habitación
“Adelante”, dijo dejando que yo entrara primero.
“Gracias”, dije entrando a la habitación.
En el centro de la habitación había un piano rojo, era realmente hermoso parecía completamente nuevo porque brillaba bastante.
“La noche que te conocí tocaste excelente ¿Te importaría tocar lo mismo ahora?”, preguntó.
“Está bien”, dije sentándome frente al piano.
Empecé a estirar mis dedos antes de empezar a tocar, pase mis dedos sobre las teclas del piano, pero sin tocar ninguna nota.
Cuando ya me sentí un poco más familiarizada con el piano empecé a tocar las notas que había tocado aquella noche, entre más tocaba más segura me sentía, llegue a un punto en el que cerré mis ojos y solamente movía mis dedos sintiendo cada una de las teclas.
Al final cuando había terminado de tocar, Jared me aplaudió.
“Eres fascinante, ni siquiera necesitaste leer los acordes en una página”, dijo viéndome sorprendido.
“La mayoría de las canciones que tocamos me las sabía de memoria, por eso las recuerdo”.
“Por tu habilidad que acabas de demostrar en el piano te contrataría ahora mismo, solo necesito saber algo más”
“¿Puedes cantar mientras tocas el piano?”, preguntó y asentí
“Es que eres prácticamente perfecta”, dijo sonriéndome.
“Gracias”, dije sonrojándome un poco.
“Este fin de semana me han contratado para tocar en la boda de la embajadora de E$tados Un!dos aquí en Francia ¿Quisieras acompañarme?”
“Por supuesto”, dije inmediatamente.
“Mis conciertos suelen ser un poco diferente, no son recitales como tal, sino que a veces toco algún instrumento y canto, en esta ocasión ya que tú me acompañaras solo cantaré, por eso te preguntaba si sabes cantar para que ambos cantemos en la boda”, dijo.
“No hay ningún problema, puedo cantar”, dije segura.
“Perfecto”, dijo sonriéndome.
Jared y yo regresamos a su oficina en donde me mostro el contrato, lo leí detenidamente antes de firmar.
Por medio de este trabajo, cuando tuviéramos alguna presentación en otro país la empresa asumiría los gatos de viaje, hotel, comida absolutamente todo, prácticamente mi única responsabilidad sería ser bastante puntual en cada una de las presentaciones.
Al final de leer el contrato lo firme.
“Es un verdadero placer que formes parte oficialmente de esta empresa”, dijo estrechándome su mano.
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