Capítulo 47:

Y la verdad no se equivocaban, todas mis cosas estaban en el departamento de Leonardo, pero no tenía ni la mínima intención de regresar allí y verlo.

Mientras caminaba uno de mis tacones se arruino, miré frustrada el zapato y lo lance lejos, me quite el otro zapato y empecé a caminar descalza, seguí caminando unas calles más hasta que finalmente entre a un pequeño café, al entrar una pequeña campanita sonó.

“Siéntate por favor, en un momento te atiendo”, dijo la voz de un chico.

Busqué la butaca más alejada de la puerta y me senté allí, a los pocos minutos salió el chico de la cocina y cuando me vio me miro con un poco de sorpresa sin embargo no dijo nada y solo se acercó a mí.

“¿Qué deseas ordenar?”, preguntó el chico mientras sostenía una pequeña libreta en sus manos.

“Solo quiero un café”, dije.

“De acuerdo, en un momento se lo traigo”, dijo antes de alejarse.

Ni siquiera me movía, en mi mente solo se repetían las palabras de Leonardo, cada uno de los momento que pasamos, nuestro viaje a Bora Bora, la primera vez que lo hicimos, la primera vez que lo conocí y el miedo que me causaba verlo, la vez que raye su auto, todos sus besos y caricias, y todas las veces que me dijo que siempre estaría conmigo

¿Cómo es que todos esos lindos momentos ahora solo vivirán en mi mente? ¿Acaso no vi lo suficiente como para darme cuenta de que se acercaba un gran final? ¿Por qué mi corazón se siente como si lo acabaran de arrancar?

“Aquí tiene señorita”, dijo el chico acercándose a mi mensa, él puso el café en la mesa.

“Gracias”, dije sin ni siquiera mirarlo.

Puse mis manos alrededor de la taza para calentarme un poco, después tomé un pequeño sorbo y seguí rodeando la taza con mis manos.

Unos minutos después entraron unas chicas al café, se pararon frente a la caja y empezaron a pedir algunas cosas para llevar.

“Mira”, dijo un chica mirándome ´disimuladamente`

“Pobrecita”, dijo otra de las chicas en voz baja.

“¿Qué le habrá sucedido? Se ve muy mal”, dijo en voz baja otra de las chicas.

“Tal vez no tiene un lugar a donde ir”, dijo.

“Si, tal vez la echaron de casa”, dijo la otra chica.

Las chicas pagaron sus cosas me miraron por última vez con un poco de pena y luego se fueron.

Seguí viendo la taza de mi café, todavía tenía media taza llena pero ya no estaba tan caliente como antes.

“Está muy helado afuera”, dijo el chico caminando hacia mí, yo solo me inmute en asentir.

“Veo que no te gustó tanto el café que ni siquiera te lo acabaste”, dijo el chico, pude escuchar que se rio un poco.

“Lo siento, esta delicioso”, dije sonriendo un poco.

“Soy James”, dijo el chico.

“Soy Olivia”, dije después de unos segundos en silencio.

“Bueno ya que te gusto el café”, dijo acercándose a mí

“Te serviré más”, dijo llenando mi taza con café.

“Lo siento, ni siquiera he pagado”, dije abriendo mi cartera para sacar el dinero.

“No te preocupes, la casa invita”, dijo el chico.

“Gracias James” esta vez lo miré por primer vez

Es un chico quizás de mi misma edad, cabello negro, ojos oscuros casi negros de tez trigueña era más alto que yo.

“Veo que casi no te has movido en las 3 horas que llevas sentada aquí, ¿Estás bien?”, preguntó James.

Yo miré a James muy sorprendida, ¿Había pasado 3 horas sentada?

“Lo siento no era mi intención incomodarte”, dije un poco avergonzada.

“Yo estoy bien”, dijo sonriéndome

“¿Tú estás bien?”, pregunto examinando todo mi rostro.

“Es que perdí mi vuelo”, mentí

“Por eso tengo estas maletas”.

“¿Estás perdida? ¿Quieres que llame a alguien?”, dijo sacando su celular, yo negué con la cabeza.

“No, de hecho, ya me iba”, dije levantándome de la butaca.

“¿Segura? Todavía sigue lloviendo allá afuera y veo que no tienes una sombrilla”, dijo James.

“No voy tan lejos”, dije sonriéndole y tomando mis cosas

“Gracias por todo”, dije sacando un billete y dejándolo en la mesa.

Salí del café y empecé a correr para no mojarme, me quede parada bajo el techo de una de las tiendas que había, mire hacia todos lados esperando que pasara un taxi, pero no pasaba ninguno, en ese momento empezó a vibrar mi celular, lo saque y vi que era un mensaje de Iván.

“¿Ya estas a casa?”

Sentí como mis lágrimas se empezaban a deslizar junto con las gotas de lluvia. Ni siquiera tenía un lugar en donde pasar la noche. Después de pensarlo por muchos minutos me resigné y decidí llamar a Iván.

“¿Hola?” escuche la voz adormitada de Iván.

“Hola”, dije en voz baja.

“¿Acaso estas afuera? Escucho la lluvia”, dijo con su voz ronca.

“¿Puedo pasar la noche contigo?”, dije con la voz entrecortada.

“¿Estás bien Olivia?”, dijo un poco asustado

“¿Dónde estás? Puedo ir ahora mismo”.

“Te mandaré mi ubicación”, dije.

“Iré enseguida”.

Después de colgar la llamada me quede debajo del techo de una tienda que ya estaba cerrada, la lluvia no parecía cesar al contrario empezó a llover más fuerte, ni siquiera me estaba cubriendo ya de la lluvia, pero tampoco me importaba porque ya estaba completamente empapada.

“¿Olivia?”, dijo una voz a unos metros de mí.

Miré al dueño de la voz y me di cuenta de que era James.

“Por Dios estas mojándote, ven regresa conmigo al café”, dijo acercándose a mí para cubrirme con su sombrilla.

Ambos caminamos de regreso al café, el me dio la sombrilla mientras abría de nuevo el café porque ya había cerrado, encendió las luces del local.

“Toma”, dijo quitándose su abrigo y poniéndomelo

“Siéntate, te daré algo para entrar en calor”, dijo entrando a la cocina.

Tome mi celular y le mandé un mensaje diciéndole a Iván en donde estaba ahora, él me dijo que estaría allí lo más rápido que pudiera.

James regresó con una taza, pero esta vez era de té, él me la entrego.

“Gracias”, dije.

“Si quieres puedes pasar la noche aquí, no me molestaría, a veces duermo aquí”, dijo James y yo negué con la cabeza.

“Gracias, eres muy amable”, dije.

“Bueno, no te dejaré salir así en medio de la lluvia, puedes enfermarte”, dijo mirándome preocupado.

Lo miré muy curiosa, ¿Cómo es que se preocupaba tanto por una desconocida?

“Alguien vendrá por mí”, dije y él asintió.

“Entonces esperemos a que vengan por ti”, dijo sentándose en la mesa de al lado.

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