Capítulo 40:

“Estaba pensando que sería bueno si nos tomáramos unos días libres y fuéramos a visitar a tus padres”, dijo Leonardo.

Nunca le había dicho a Leonardo que mi familia no era tan linda como la de él, de hecho, ni siquiera sabía que mi padre ni siquiera me quiere.

“Claro, sería un buena idea, podríamos visitar los lugares a los solía ir cuando era pequeña”, dije sonriendo.

“¿Te imaginas terminar todo nuestro recorrido en aquel bar en el que te vi por primera vez?”

“Espero que la próxima vez que regrese a Nashville sea a tu lado”, dije acercándome a él para abrazarlo por la espalda.

Después de nuestra jornada de trabajo, Leonardo me llevo a un lindo restaurante en donde cenamos y hablamos un poco.

“¿Sabes? Se me acaba de ocurrir algo”, dijo sonriéndome.

“¿Qué?”, dije bebiendo un poco del vino de uva.

“¿Por qué no te mudas a mi departamento?”, dijo haciendo que yo casi me ahogara

“Recuerdo que leí en tu curriculum que una de tus metas al trabajar con nosotros era ahorrar para comprar una casa para tus padres, yo podría ayudarte, pero sé que no aceptarías mi ayuda”, dijo haciendo que yo riera

“Entonces puedes ahorrar el dinero que gastas en alquiler de tu departamento y utilizarlo para comprar la casa”.

“Leonardo no sé si sea una buena idea”, dije insegura.

“Olivia” tomó mi mano.

“Estos días te he extrañado más que nunca, me haría muy feliz si vivieras conmigo… Además, cuando nos casemos te tendrás que mudar conmigo”, dijo haciendo que yo sonriera.

“Está bien, pero necesito una semana al menos para empacar mis cosas”, dije y él asintió.

“Perfecto”, dijo sonriéndome.

Una semana después me encontraba viviendo con Leonardo, la mudanza había sido muy rápida, él se había encargado de todo eso, aunque realmente no tenía tantas cosas, lo más esencial era mi piano que ahora estaba en la sala del departamento de Leonardo.

Estaba tan acostumbrada a levantarme temprano para tomar el taxi que ahora me parecía tan extraño saber que podía dormir una hora más porque Leonardo es el que me llevaría a la oficina.

“¿Dormiste bien?”, dijo moviéndose un poco en la cama.

“¿Mm?”, dije apenas abriendo los ojos.

“Por tu expresión de adormitada creo que si dormiste bien”, dijo riendo con su voz más ronca de la mañana.

“Cállate”, dije dándome la vuelta para dormir un poco más.

“Me gusta más la vista de tu espalda”, dijo pasando su mano suavemente por mi espalda, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, rápidamente me di la vuelta para verlo a él

“Aunque también me gusta esta vista”, dijo sonriéndome, con su mano apartó algunos cabellos en mi rostro, se acercó a mí y besó la punto de mi nariz.

“Buenos días”, dije haciendo un puchero.

“Buenos días”, dijo besando mis labios

“Tomaré una ducha yo primero… A menos que quieras ir conmigo”, dijo con una sonrisa pícara.

“Leonardo”, dije con las mejillas rojas, él solo se empezó a reír.

Él salió de la cama y yo me estiré más en la gran cama, Leonardo entró al baño de la habitación, yo seguí durmiendo por unos minutos más hasta que me decidí sentarme en la cama.

Tomé el IPad que estaba en la mesa de noche y empecé a ver la agenda de Leonardo para este día, mientras yo la revisaba podía escuchar el sonido de la regadera.

“¿Tengo algo importante para hoy?”, dijo la voz de Leonardo saliendo de la ducha.

“Sí, te tienes que reunir con los socios que son los encargados de…”, levanté mi vista para verlo e inmediatamente me arrepentí, lo vi entrar a la habitación en donde estaba su closet totalmente desnudo.

“¿Disfrutas de la vista?”, dijo mirándome a través del espejo.

“Los encargados de los negocios internacionales de la empresa”, dije saliendo de mi trance, solo escuché la risa ronca de Leonardo desde la otra habitación.

Cuando Leonardo ya se había vestido entre al baño y tomé una ducha, luego salí y entre a la otra habitación en donde también estaba mi ropa junto con la de él.

Cuando me terminé de vestir no lo encontré en la habitación, salí y lo encontré en la cocina preparando nuestro desayuno.

“Si me hubieras dicho que tu cocinarías por las mañanas me habría mudado antes”, dije sentándome en el desayunador.

“Fue un pequeño detalle que olvide mencionar”, dijo guiñándome un ojo

“¿Estás nerviosa por esta noche?”, me pregunto mientras servía el desayuno.

“Un poco”, dije

“¿Vendrás a verme?”, pregunté emocionada.

“Por supuesto, no me lo perdería por nada del mundo”, dijo viéndome con una tierna sonrisa

“Te iras antes de la empresa ¿Verdad?”, pregunto mientras me daba mi plato con mi desayuno.

“Si, Edward me dijo que quería que llegara antes para conocer a todo el equipo”, dije antes de probar mi comida

“Está muy delicioso”, dije sonriéndole.

“Lo mejor para mi chica”, dijo antes de iniciar a comer él.

Después de haber comido ambos bajamos al sótano del edificio en donde estaba su auto, unos cuantos minutos después estábamos en la empresa.

Casi inmediatamente que llegamos Leonardo se fue a su reunión y yo fui a mi escritorio para programar algunas reservaciones en diferentes lugares en los que se vería con otros inversionistas de Inglaterra para al fin cerrar trato y así tuvieran los permisos necesarios para abrir otra empresa en el Reino Unido.

Casi una hora antes de irme le envié un mensaje a Leonardo preguntándole como iba la reunión, él no me respondió así que supe que probablemente él estaba hablando en ese momento porque casi siempre me responde a los pocos minutos.

Antes de irme le dije a Carolina donde estaban algunos documentos importantes que me había pedido Leonardo, después de eso me fui de la empresa y pedí un taxi para que me llevara al teatro en donde sería el recital de esta noche.

Al llegar al teatro empecé a admirarlo, este teatro era mucho más hermoso y grande que el anterior, cuando miré el escenario en el que tocaríamos esta noche me sorprendí mucho, toda la escenografía era como de un bosque todo se veía muy hermoso.

“¡Olivia!”, dijo Edward muy alegre al verme

“Allí está mi chica prodigio del piano”, dijo abrazándome.

“Hola Edward”, dije alegre.

“Ven quiero mostrarte el piano que utilizaras esta noche”, dijo caminando hacia la parte de atrás del escenario en donde había algunos materiales de escenografía.

El piano que utilizaría esta noche era completamente plateado con algunas flores y lianas artificiales siempre siguiendo la temática del bosque.

“No puede ser, es hermoso”, dije acercándome para tocar el piano.

“Quisimos darle una temática a este último recital para que a las personas les guste más”, dijo Edward.

“Te aseguro que a las personas les encantara”, dije emocionada.

“No compraste ningún vestido ¿Verdad?”, dijo mientras seguía caminando, yo lo empecé a seguir.

“No, me dijiste que no lo hiciera”, dije, la verdad tenía mucha curiosidad por saber porque me había dicho que no comprara nada.

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