El innombrable vive en New York -
Capítulo 33
Capítulo 33:
Y yo empecé a buscar en mi cartera la identificación y me maldije al darme cuenta de que la había olvidado, estaba tan acostumbrada que nunca me pedían mi identificación de la empresa porque siempre iba al lado de Leonardo.
“La olvide, pero soy la asistente del CEO”, dije y ella empezó a reírse a carcajadas como burlándose de mí.
“Si claro, hasta yo quisiera ser su asistente”, dijo ella riendo.
Realmente me hizo enfadar verla reírse de mí.
“Solo quiero dejar unos documentos que envió el Señor Spinter a su hermano”, dije y ella me arrebato los papeles de las manos
“Son papeles confidenciales no tienes derecho de leerlos”, dije tratando de quitárselos, pero debido a que ella es más alta que yo no pude.
“¿Qué me hace constar que estos papeles son reales?”, dijo alzando una ceja.
“¿Acaso no ves la firma del CEO en ellos?”, dije obvia.
“Lo siento, pero no te puedo dejar pasar”, dijo sentándose en su escritorio y decomisando los documentos.
“Si no me devuelves eso estarás en graves problemas”, dije y ella empezó a reírse más.
“Como digas”, dijo ignorándome, ella abrió el portafolio y empezó a leerlo.
Leonardo siempre me dijo que todos los documentos que él manejaba eran confidenciales y que solo él, yo y las personas involucradas en esos documentos podían leerlos.
“Señorita usted no puede leer eso”, dije tratando de cerrar el portafolio, ella me empujo bruscamente con su puño en el rostro haciendo que yo me cayera al suelo.
“Seguridad, llévensela por favor”, dijo la mujer.
Toqué mi rostro y vi que estaba sangrando de la nariz, en ese momento las personas de seguridad se acercaron a mí y me levantaron del suelo.
“¿Qué creen que están haciendo?”, escuche la voz enfadada de Bradley.
“Señor Spinter”, dijo la mujer sorprendida que antes me había golpeado.
“¿Qué te sucedió?”, dijo Bradley acercándose a mí al ver que sangraba de la nariz
“¿Acaso no saben que ella es la asistente del CEO de esta empresa?” grito tan alto que las personas que estaban alrededor nos miraran curiosos.
“Lo siento”, dijo la mujer asustada.
“Solo quería darte esos documentos”, dije señalando el portafolio abierto que tenía la mujer.
“¿Por qué estás leyendo esto?”, dijo Bradley arrebatándole el portafolio.
“Lo siento”, dijo tartamudeando.
“Toma tus cosas y vete, estas despedida”, dijo Bradley.
Bradley me tomo de la cintura y me llevo fuera de la empresa y pidió a su chofer que nos llevara al hospital.
“Estoy bien, no hace falta que me lleves al hospital”, dije.
“¿Qué crees que me haría Leonardo si no te llevo ahora mismo al hospital?”, dijo frunciendo el ceño.
“Gracias”, dije mientras me tapaba la nariz con un pañuelo que él me había dado.
Unos minutos después llegamos al hospital, gracias a Bradley ni siquiera tuve que esperar mucho porque allí trabaja su doctor de cabecera y me atendió a mí.
Tal y como lo esperaba no era nada grave, me dio unos medicamentos antiinflamatorios y para el dolor, después de que el doctor me atendió a mi Bradley me dijo que lo esperara que se hiciera unos exámenes de rutina que se hacía una vez al año.
Me senté en un pasillo y esperé a que él saliera del consultorio. Bradley ya se había tardado bastante y me empezaba a aburrir de estar aquí sin embargo no lo iba dejar solo porque él me dijo que lo esperar.
Me levanté y fui a la máquina expendedora de bebidas, puse algunas monedas y compré una botella con agua, cuando tomé mi agua vi que Bradley salió del consultorio.
“Lo siento mucho Bradley, pero tienes que volver a tu tratamiento de antes”, dijo el doctor abriendo la puerta.
“Sabes lo mucho que sufrió mi familia por eso, no lo volveré a hacer”, dijo Bradley frunciendo el ceño.
“Sabes que sucederá si no lo haces”, dijo el doctor.
En ese momento Bradley se dio cuenta de mi presencia, se despidió del doctor y empezó a caminar hacia mí, me sonrió, aunque su sonrisa se notaba un poco tensa y forzada.
Vi que Bradley llevaba en su mano un folder azul, él no lo tenía antes así que supuse que se lo dieron cuando entro al consultorio.
“Lo siento por haberte hecho esperar tanto, mi doctor había perdido mis exámenes”, dijo con su sonrisa forzada.
Sabía que estaba mintiendo, pero no sabía por qué.
“No te preocupes, gracias por traerme aquí”, le dije sonriendo.
Bradley me paso dejando a la empresa y él regreso a la otra empresa, durante el resto del día mi mente no dejaba de pensar en lo que había escuchado que le dijo el doctor a Bradley ¿Acaso estaba enfermo?
Leonardo jamás me había mencionado algo así, y realmente creo que tampoco lo haría, es algo muy personal de su hermano como para que lo comparta conmigo.
Se me ocurrió una idea que podría sonar un poco manipuladora, pero era la única forma de saber si Bradley estaba enfermo.
Aproveche el camino de regreso a mi departamento después del trabajo y después de cenar para llevar a cabo mi plan.
“Estoy un poco preocupada”, le dije a Leonardo y él me miro un poco preocupado.
“¿Te duele la nariz?”, pregunto, Bradley le había contado lo que había sucedido y se puso muy furioso.
“No, estoy bien”, dije sonriéndole él pareció tranquilizarse un poco
“Es sobre mi madre, ha estado enferma por tanto tiempo que a veces me preocupo de que un día pueda empeorar”, dije triste.
“¿Qué tiene?”, preguntó interesado.
“Sufre de hipertensión, cuando se pone muy mal puede llegar a desmayarse, los doctores nos dijeron que si no logran controlar su presión sanguínea con el tiempo podría desarrollar alguna enfermedad del corazón y morir”, dije triste.
Nada de eso era mentira, todo eso era verdad y nos lo dijo el doctor la primera vez que supimos que ella se tendría que medicar de por vida.
“Lo siento mucho”, dijo mirándome de reojo, él tomó mi mano y le dio un beso cálido
“Tu madre estará bien y se recuperará”.
“Gracias”, dije sonriéndole.
Nos quedamos en silencio por unos segundos, hasta que él volvió a hablar.
“Hace unos años también mi familia y yo estuvimos preocupados por mi hermano” empezó a hablar Leonardo y yo lo escuche atentamente, mi plan había funcionado
“Cuando Bradley era más joven se podría decir que no tuvo tan buena compañía, fumaba mucho con sus amigos de ese entonces, en mi familia ya había antecedentes de cáncer de pulmón mi abuelo murió por esa razón. Cuando Bradley apenas tenía 20 años le detectaron cáncer de pulmón, afortunadamente lo lograron detectar un poco temprano y se pudo curar”.
Ni siquiera podía mover ninguna extremidad, había escuchado claramente que el doctor le había dicho a Bradley que tenía que volver con su tratamiento, ¿Acaso había regresado su cáncer?
…
Los días pasaron y la empresa se podría decir que estaba en sus mejores días dorados, Leonardo había pasado de ser de los hombres más exitosos de Nueva York a ser el hombre más exitoso.
En cuestión de meses la empresa había logrado extenderse en varios países europeos y algunos de Latinoamérica, hace unas semanas a Leonardo le hicieron una entrevista para la revista Forbes y uno de los artículos que más llamó la atención fue [Cualquier otra empresa está lejos de alcanzar al imperio de Spinter Enterprises]
“Creo que habría sido mejor si la portada hubiera dicho ´El diablo vive en Nueva York`”, dije haciendo que Leonardo riera.
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