Capítulo 25:

“Me alegra que te guste”, dijo sonriéndome.

“Tengo que lavar la ropa de tu padre y la de tu hermano, ¿Tienes algo que quiera que lave?”, preguntó.

“No hace falta yo lo haré”, dije levantándome.

“No, por favor sigue comiendo”, dijo deteniéndome.

“Además, no es mucha ropa”, dijo antes de salir de la cocina.

“Ellos tendrían que lavar su propia ropa”, dije rodando los ojos.

Miré mi celular, había recibido un mensaje de Leonardo preguntándome como estaba, le dije que mañana regresaría a Nueva York, me dijo que él había salido por asuntos de negocios y que estaba cerca de Nashville y que él podría llevarme de regreso a Nueva York en su avión privado.

“Así que aquí está mi hermanita independiente”, dijo mi hermano entrando a la cocina, yo guarde mi celular después de que me había despedido de Leonardo.

“¿Qué quieres?”, dije de mala gana mientras terminaba de comer.

“¿Sabes? Te admiro”, dijo sentándose frente a mí.

“Que bien”, dije restándole importancia.

“¿Cómo una chica insignificante de Nashville ahora es capaz de pagar $7,000 por su propia cuenta? ¿Acaso te casaste con un millonario?”, dijo riendo.

“Se le llama trabajo, es algo que conocerás muy pronto ahora que te gastaste el dinero de papá”, dije haciendo que él empezara a reír a carcajadas.

“¿Enserio crees que ya no tengo dinero?”, dijo alzando una ceja.

“Dijiste que te habían asaltado y que te robaron todo”, dije confundida.

“Creo que mentí”, dijo.

“¡Eres un maldito imbécil, pagué $7,000 por tu culpa!”, dije parándome muy enfadada.

“Tranquila, si sigues trabajando igual de duro de seguro que los recuperas”, dijo mirándome con su típica sonrisa burlona.

“Te odio”, dije.

“Gracias hermanita, yo también te quiero”, dijo guiñándome un ojo.

“Ni siquiera tienes derecho a estar aquí, esta casa yo la estoy pagando”, dije muy enfadada.

“¿A quién crees que dejaría quedarse en casa papá, a ti o a mí?”, dijo riendo.

“¿Enserio eres consciente de todas las cosas que tuve que sacrificar por tu maldita culpa?”, dije gritándole.

“Todo esto lo hice por nosotros dos”, dijo.

“Eres un cínico, ¿Cómo puedes decir eso después de que me abandonaste con papá aquí? Sabes perfectamente que me odia”, dije mirándolo con tanto odio.

“Espera un tiempo más hermanita y verás mis verdaderas intenciones”, dijo sonriéndome.

“Vete a la m!erda Iván”.

Salí de la cocina directamente hacia la sala para hablar con papá quien me lo encontré de camino a la cocina.

“¿Qué son esos gritos?”, dijo papá mirándome con el ceño fruncido.

“Tu hijo mayor es un imbécil y fingió todo, ni siquiera fue asaltado ¡Todavía tiene todo el dinero!”, dije muy enfadada.

“¿Cómo te atreves a decir eso? ¿Acaso no ves en el estado que se encuentra tu hermano?”, dijo mi padre muy enfadado.

“Eres un maldito mentiroso”, dije mirando a Iván.

“Creo que ahora lo entiendo todo”, dijo papá mientras empezaba a reír a carcajadas.

Yo lo miré confundida.

“¿Estás celosa de que tu hermano heredo todo y tú nunca serás capaz de ser igual a tu hermano? “, dijo haciendo que lo mirara confundida.

“Creo que tienes razón”, dije riendo, ambos me miraron sorprendidos.

“Creo que por más que me esfuerce por ser una hija de la cual te sientas orgulloso jamás seré como Iván, creo que ahora me quedo muy claro”, dije subiendo hacia mi habitación.

Tomé mi maleta y todas mis cosas y empecé a bajar las escaleras.

“¿A dónde crees que vas?”, dijo mi papá frunciendo el ceño.

Me detuve en seco, suspiré profundamente y lo miré con los ojos cristalizados.

“¿Realmente soy tu hija o solo un regalo de caridad?”, dije mirándolo fijamente a los ojos, su expresión no cambio en absoluto.

“Gracias por tu amor padre, creo que ya no lo necesito”, dije antes de salir de la casa.

Empecé a caminar por la orilla de la calle, sentí como mis lágrimas empezaban a deslizarse por mis mejillas.

“Tan siquiera pudiste haber mentido y decir que me amabas”, dije llorando.

Llegué a un parque y me senté allí, no sé cuánto tiempo estuve allí sentada, ni siquiera me movía, me quedé allí sentada por muchas horas.

“¿Olivia eres tú?”, dijo la voz de Jessica detrás de mí.

Me gire para mirarla, ella llevaba de la mano a una pequeña niña que tenía una mochila en su espalda.

“¿Puedo quedarme a dormir solo por esta noche en tu casa?”, dije con la voz rota.

“Cariño”, dijo Jessica corriendo a abrazarme, cuando ella me abrazo yo empecé a llorar más sobre su hombro, la abracé con todas mis fuerzas.

“Por supuesto que puedes venir conmigo”, dijo tomando mi rostro con sus manos.

“Vamos”, dijo secando mis lágrimas con sus dedos.

Ambas caminamos hasta la parada de buses y esperamos que llegara uno, a los pocos minutos llego uno, nos subimos y después de unos minutos de viaje al fin llegamos a su casa.

Era una casa un poco pequeña, pero se veía muy acogedora, tenía un hermoso jardín con muchas rosas en el frente.

Entramos a casa y Jessica me llevo a una habitación que estaba sola.

“Puedes quedarte aquí el tiempo que quieras”, me dijo Jessica.

“Gracias Jessica, solamente me quedaré aquí por una noche, mañana regresaré a Nueva York”, dije y ella asintió.

“¿Quieres comer? Ya es un poco tarde”, dijo.

Mire la hora y eran las 6:00 pm, yo asentí y baje con ella hacia la cocina.

“¿Mami puedes hacer galletas?”, dijo la pequeña Betty.

Sonreí al verla, realmente es una niña muy hermosa, Betty se parecía mucho a Ángel hasta tenia los mismos hoyuelos en sus mejillas cuando sonreía.

“Mami está ocupada haciendo la cena cariño, tal vez mañana”, dijo Jessica.

“Yo podría ayudarte a hacer la cena mientras tú haces las galletas de Betty”, dije y Jessica me sonrió.

Ambas empezamos a cocinar, Jessica y yo empezamos a bromear y hablar con el tiempo me olvide de lo que había sucedido en casa. Betty era una niña muy extrovertida, ni siquiera tuvo pena en empezar a hablarme, gracias a Jessica ahora ella me decía tía Olivia.

“¡Es papi!”, dijo Betty corriendo a la sala al escuchar un auto estacionarse frente a casa.

“¡Ten cuidado Betty!”, Jessica salió corriendo detrás de Betty para que no se cayera, todavía era un poco pequeña como para correr.

“¡Aquí está la princesa más bella de todo el mundo!”, dijo Ángel al ver a Betty esperándolo en la entrada de casa.

“Hola amor”, dijo dándole un beso a Jessica.

“Hola amor”, dijo Jessica sonriéndole.

“Tenemos visitas”, dijo ella emocionada.

“¿Ah sí?”, dijo Ángel sonriéndole.

“Hola”, dije saliendo de la cocina un poco tímida.

“No puede ser ¡Olivia!”, dijo sorprendido al verme.

“Tenía muchos años de no verte”, dijo sonriéndome.

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