Capítulo 24:

“Después de que quedara embarazada a los 18 años papá y mamá me echaron de casa tuve que vivir en la casa de los padres de Ángel, después de graduarnos él consiguió un empleo y nos mudamos a otra casa. Me sentí muy mal porque decepcioné a mis padres, ellos siempre soñaron con verme graduada de la universidad e irme a trabajar a una gran cuidad como Nueva York, todos estos años he sentido como que si los decepcioné a todos a mis padres y a mi mejor amiga”.

Tomé su mano y le sonreí.

“Yo no estoy decepcionada de ti”, dije haciendo que ella me sonriera en medio de sus lágrimas.

“Por favor deja de torturarte de esa manera, apuesto a que tus hijos un día estarán muy orgullosos de su madre y te lo harán saber con todo su amor incondicional”, dije haciendo que ella se levantara y me abrazara, yo también la abrace fuertemente.

“Te juro que estuve a punto de ab%rtar a mi primer bebé, pero Ángel siempre fue muy atento conmigo, la primera vez que fui a hacerme una ultrasonografía para ver a mi bebé fue el momento en el que supe que la amaría con todo mi corazón”, me dijo secando sus lágrimas.

“Supongo que la inteligencia la saco de ti”, dije haciendo que ella riera.

Jessica y yo seguimos hablando muy felizmente, parece como si ambas nos empezamos a poner al día con todas las cosas que habían sucedido en nuestras vidas los últimos años.

Jessica me contó que ella y Ángel se querían mudar de Nashville e irse a vivir a Nueva York más que todo porque Ángel quería trabajar allí.

Él siguió estudiando después de que Betty naciera ahora está en su último año de la universidad, cuando se gradúe su sueño es mudarse junto con Betty a Nueva York para tener mayores ingresos.

Dudé por unos minutos contarle sobre todo lo que había sucedido en mi vida a Jessica, pero al final le conté todo, conocía a Jessica y ella siempre había guardado todos mis secretos, le dije que ahora vivía en Nueva York pero que nadie de mi familia lo sabía solo ella.

“Creo que mis padres habrían sido felices con una hija como tú”, dijo riendo.

“Y mis padres te habrían amado mucho a ti”, dije riendo.

“¿Entonces te reunirás con Erick?”, pregunto.

“Si, no quiero que piense que solamente porque ayudo a mi hermano yo estaré tan agradecida como para casarme con él”, dije.

“Olivia, sé que Ángel y yo no tenemos una gran casa tan grande ni tampoco ganamos tanto dinero, pero si algún día estas sola o necesitas estar con alguien no olvides que cuentas conmigo”, dijo tomando mi mano.

“Puedes venir a mi casa cuando quieras, siempre serás bienvenida”, dijo sonriéndome.

“Gracias Jessica”, dije abrazándola.

Después de ese encuentro tan lindo con mi amiga de la infancia regresé a casa, encontré a papá en la sala de la casa él me ignoro al igual que yo, subí a mi habitación, tomé una ducha y me vestí para ver a Erick.

Cuando baje encontré a mi madre haciendo el desayuno y también vi a Iván sentado en el comedor, me dirigí a mi mamá y le di un beso en su mejilla.

“Buenos días”, dije sonriéndole.

“Buenos días, cariño”, dijo sonriéndome.

Le ayude a mi mamá a terminar de preparar el desayuno, luego preparamos la mesa y todos se sentaron a desayunar menos yo.

“¿No te quedaras a desayunar?”, pregunto mi mamá, yo negué con la cabeza.

“Necesito ver a Erick”, dije haciendo que mi padre tirara los cubiertos bruscamente.

“¿Enserio todavía sigues con esa tonta idea de pagarle?”

“Todo es tan sencillo, solo necesitas casarte con él”, dijo mi padre.

“Si padre soy tan terca y seguiré con mi tonta idea de pagarle los gastos de hospital de mi querido hermano”, dije lo último con sarcasmo.

“Madre, ¿Erick sigue viviendo en la misma casa con sus padres?, pregunté y ella asintió temerosa de que le dijera algo mi padre.

“Gracias mamá”, dije dándole un beso para despedirme.

“Adiós”, dije despidiéndome de los demás si ni siquiera verlos.

Camine un poco para tomar un autobús que me llevaría a unas pocas cuadras de la casa de Erick, después de unos 30 minutos llegue a su gran casa y toque la puerta.

A los pocos segundos abrió la puerta la señora que hacia la limpieza en la casa.

“¿En qué puedo ayudarla?”, dijo la señora.

“¿Esta Erick en casa?”, pregunté, ella me miro con desconfianza hasta que alguien abrió más la puerta y vi que era Erick.

“¿Olivia?”, dijo sorprendido al verme.

“Que sorpresa, no esperaba que vinieras”.

“¿Podemos hablar?”, dije y él asintió.

Entramos a la casa y él me llevo al patio de la casa en donde ambos nos sentamos, a los pocos minutos nos llevaron dos tazas de té.

“¿Qué te trae por aquí?”, pregunto tomando un sorbo de su té.

“¿Acaso cambiaste de opinión y ahora quieres casarte conmigo?”, dijo escondiendo una sonrisa burlona, yo negué con la cabeza.

“Quería agradecerte por lo que hiciste por mi hermano”, dije y él sonrió arrogante.

“Son uno de los muchos lujos que podrías tener si te casaras conmigo”, dijo con su misma sonrisa.

“Si claro”, dije riendo.

“Vi las facturas hospitalarias y gastaste $7, 000 por mi hermano”, él asintió.

“¿Podrías decirme a que cuenta bancaría debería de depositarte ese monto?”, dije sacando mi celular para hacer la transferencia, él me miro sorprendido.

“¿Solo viniste por eso?”, dijo frunciendo el ceño, yo asentí.

“¿Puedes darme el número de cuenta?”, dije un poco impaciente.

“Enserio que eres terca”, dijo riendo.

“Podrías solucionar todo esto si tan solo te casaras conmigo”.

“¿Acaso pagaras los $50,000 de la boda?”, dijo riendo.

“Por supuesto, tal vez solo deba trabajar unos meses más para reunir todo el dinero y pagártelo”, dije haciendo que él se levantara enfadado.

“¿Crees que así de fácil te puedes deshacer de mí?”

“Bueno, eso fue lo que dijo tu madre la última vez que estuve en esta casa”, dije riendo.

“No te daré mi cuenta bancaria”, dijo.

“En ese caso”, dije levantándome.

“Creo que tengo que hablar con una persona más madura, ¿Esta tu mamá en casa?”, dije, pero él se fue muy enfadado.

Le dije a una de las personas que trabaja en la casa si podía ver a la madre de Erick, unos minutos después la vi, a ella no le pareció agradar mi presencia en la casa hasta que le mencioné que estaba aquí para pagarle.

Ella me dio el número de cuenta bancaria e hice la transferencia, ahora solo me quedaban los $50,000 y al fin sería libre de todo lo que me sigue atando a esta familia.

En la tarde que regresé a casa vi que mamá me esperaba en la puerta de la casa, al verme corrió a abrazarme.

“¿Estás bien?”, me pregunto.

“Sí”, dije confundida.

“¿Por qué no lo estaría?”

“Estaba preocupada porque fueras a ver a Erick”, dijo abrazándome.

“Ven, te hice tu sopa favorita”, dijo tomándome de la mano para guiarme a casa.

Mi madre me sirvió un poco de sopa en un plato y empecé a comer, cerré los ojos al tomar el primer sorbo de la sopa, estaba realmente delicioso.

“Está delicioso”, le dije sonriéndole.

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