Capítulo 26:

“Ella se quedará a dormir aquí hoy ¿No hay problema?”, dijo Jessica.

“Por supuesto que no, siéntete como en tu casa”, dijo Ángel.

Me alegra que nos hayas visitado, casi nadie viene a visitarnos, solamente mis padres para ver a sus nietos.

Jessica y yo preparamos la mesa y todos nos sentamos para comer.

“¡Que deliciosa te quedo la comida tía Olivia!”, dijo Betty.

“Gracias linda”, dije sonriéndole.

“¿Estás segura de que mañana regresas a Nueva York?”, pregunto Jessica.

“Si”, dije mientras seguía comiendo.

“Yo puedo llevarte al aeropuerto me queda un poco cerca de mi trabajo”, dijo Ángel.

“Te lo agradecería mucho”, dije sonriéndole.

Después de la cena todos nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones, ni siquiera me costó dormirme, casi cuando cerré los ojos me quedé dormida.

Al día siguiente me despedí de la pequeña Betty y Jessica.

“Visítanos cuando quieras”, dijo Jessica abrazándome mientras nos despedíamos.

“Gracias por todo”, dije sonriéndole.

“Adiós pequeña”, dije dándole un beso en la mejilla a Betty.

Después de casi 40 minutos de viaje llegamos al aeropuerto.

“Gracias por traerme Ángel”, dije bajándome del auto.

“No hay problema, cuídate mucho y puedes volver a casa cuando quieras”, dijo sonriéndome.

Después de eso él se fue y yo entre al aeropuerto, empecé a ver hacia todos lados tratando de buscar a Leonardo, pero no lo veía, saqué mi celular para llamarle.

“¿Necesita ayuda señorita?”, dijo la voz de Leonardo a mis espaldas.

Yo me di la vuelta y le sonreí.

“Vamos a casa”, dijo tomando mi mano.

“¿Qué tal tu viaje a Nashville?”, le pregunté a Leonardo una vez estuvimos en el avión.

“Bien, aunque habría sido mejor si tu hubieras estado a mi lado”, dijo sonriéndome.

“¿Lograste resolver tus problemas?”, dijo mirándome un poco preocupado.

“Creo que sí”, dije encogiéndome de hombros.

Después de este viaje a Nashville lo único que aprendí es que si realmente quiero ser feliz no debo volver a visitar a mi padre, no creo volver a casa, no para visitar a mi padre.

No podía creer lo egoísta que era Iván al mentirme y hacerme gastar dinero, pude haber ahorrado ese dinero para los gastos de la boda, pero ahora tengo que volver a recuperar ese dinero para solventar esa ´deuda´.

“¿Todo bien?”, me preguntó.

“Si, es solo que mi familia a veces puede ser un poco complicada”, dije.

“Entiendo”, dijo.

El resto del viaje lo pasamos en completo silencio, creo que Leonardo sabía que necesitaba un poco de serenidad en mis pensamientos y realmente se lo agradecía, no quería hablar del tema de mi familia.

Al llegar al aeropuerto nos subimos a un auto que me llevaría a casa.

“Bradley me contó que te encontró un día caminando sola en medio de la lluvia”, dijo Leonardo frunciendo el ceño.

En ese momento empecé a reír al recordar que literalmente había escapado de mi cita con Harold.

“¿Enserio quieres saber la razón por la que estaba sola en medio de la lluvia?”, dije riendo.

“Bueno no sé si algo que debería de saber”, dijo un poco inseguro.

“Fue por Harold”, dije haciendo que su expresión cambiara.

“¿Acaso te hizo algo?”, dijo preocupado, pero yo negué con la cabeza.

“Bueno de hecho sí”, dije admitiendo.

“Pero no algo como lo que imaginas”, la expresión de Leonardo cambio y parecía un poco aliviado.

“Esa noche había tenido una cita con él y las cosas no salieron tan bien, se podría decir que escape de mi cita”, dije encogiéndome de hombros.

“Podría despedirlo si quieres”, dijo y yo lo mire sorprendido.

“No”, dije asustada.

“No es para tanto, además solo salimos unas pocas veces no es que tuviéramos algo tan serio”.

“No me gusta hablar de él”, dijo frunciendo el ceño.

“¿Por qué?”, dije riendo.

“Me recuerda a las estúpidas flores que vi en tu escritorio y solo te recuerdo a ti viéndolas muy feliz”, dijo frunciendo el ceño.

“¿Acaso estabas celoso?”, dije mirándolo con una sonrisa burlona.

“Sí”, dijo mirándolo directamente a los ojos.

Me sonroje un poco, no pensé que admitiera tan abiertamente que estaba celoso.

“Me encanta cuando te sonrojas”, dijo sonriéndome.

Mis mejillas se empezaron a poner más calientes, gire mi cabeza para que él no me siguiera viendo. Leonardo solo rio en voz baja.

“Bradley me comento que se sentía un poco avergonzado por no haber podido cumplir con su apuesta, y que si estabas de acuerdo la podía cumplir hoy”, dijo Leonardo.

“¿Volverás a cocinar por mí?”, dije feliz.

“Claro”, dijo sonriéndome.

Leonardo me dijo que me podía tomar el resto del día libre así que aproveche para ordenar un poco mi departamento.

Hace unos días atrás había visto una tienda cerca de mi casa en donde vendían muchos instrumentos de música, en esa tienda había un piano que llamo mucho mi atención.

Estuve tratando de distraer mi mente para no pensar más en el piano, pero fue inútil, pase pensando en él toda la tarde que pase limpiando mi departamento.

Podría comprar el piano si vale menos de $5,000 dólares, pero no quería gastar ese dinero, no sin antes haber pagado los $50,000 dólares.

Cuando eran las 6 de la tarde empecé a ducharme y luego me vestí, Leonardo me había sorprendido al decime que la cena sería en la casa de Bradley.

Decidí ponerme un vestido que me queda un poco arriba de la rodilla, mangas largas y de color negro, lo acompañé con un collar de perlas blancas, me maquille un poco y deje mi cabello suelto con unas pequeñas ondas.

Exactamente a las 6:00 pm Leonardo me paso a recoger a mi departamento, no podía evitar sorprenderme un poco cada vez de que lo veía con ropa casual realmente se ve muy atractivo.

Después de una media hora de viaje llegamos al departamento de Bradley y tal como lo imaginaba era igual de lujoso que el de su hermano mayor.

“¡Olivia!”, dijo Bradley saludándome al verme.

“Me alegra que hayas aceptado mi invitación”.

“No pude resistir las ganas por conocer quién de los hermanos Spinter cocina mejor”, dije.

“Ten por seguro que lo conocerás hoy”, dijo Bradley guiñándome un ojo.

“Ni sueñes hermanito, ella elegirá mi platillo”, dijo Leonardo.

“Por favor, siéntete como si estuvieras en tu casa mientras nosotros cocinamos”, dijo Bradley.

Bradley y Leonardo se fueron a la cocina y yo me fui a la sala, había algunas fotos de Bradley, pero la que más me llamo la atención fue una en la que estaba abrazando a Leonardo, era una foto en la que ambos eran adolescentes y utilizaban su uniforme de un equipo de futbol americano.

Seguí caminando por la sala y me quedé apreciando la hermosa vista que se veía a través de la ventana, Bradley vivía en los últimos pisos y se podía ver casi a la perfección toda la cuidad desde su departamento.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar