El innombrable vive en New York -
Capítulo 19
Capítulo 19:
Cuando él estaba distraído lo mire y casi me da un infarto allí mismo, si me imaginaba que tuviera un buen cuerpo, pero jamás me imagine verlo de cerca y menos aún con mis propios ojos.
Probablemente Gabriel moriría si lo ve así.
“¿Me ayudas con la espalda?”, dijo Leonardo todavía aplicándose el bloqueador solar.
“Si”, dije tomando el bloqueador.
Empecé a poner toda la crema en su espalda y podría jurar que estos eran los segundos más gloriosos en mi vida, sentir cada uno de sus músculos de la espalda era algo inexplicablemente fascinante.
Cuando terminé de ponerle el bloqueador seguí poniéndome en los brazos, él se paró tomo el bote mis manos, se puso un poco en las manos y empezó a aplicar en mi espalda alta que era la única parte descubierta.
“Espero que sepa nadar porque no pienso arriesgar mi vida por usted”, dije caminando hacia la orilla del mar.
“Tome clases de natación desde los 12 años, podría hasta salvarla a usted de ser necesario”, dijo caminando a mi lado.
“Me alegra saber que uno de los dos si sepa nadar”, dije mientras me seguía metiéndome en lo más profundo del mar.
“Olivia ¿Enserio no sabes nadar?”, dijo tomándome del brazo para detenerme.
“¿Enserio crees que no sé nadar?”, dije tirándome de espalda al agua mientras empezaba a nadar.
Empecé a empujar juguetonamente a Leonardo cuando ola se acercaba para que él se cayera.
“No creo que quieras volver a hacer eso una vez más”, dijo mirándome con una mirada amenazante.
“¿Esto?”, dije empujándolo cuando se acercó una nueva ola.
De un movimiento rápido Leonardo me cargo en sus brazos y me tiro lo más alto que pudo, cuando logre volver a la superficie él se estaba riendo de mí.
“¡Eso no es justo! ¡Ni siquiera te podría levantar a ti!”, dije frunciendo el ceño.
“Lastima”, dijo riendo.
En ese momento empecé a nadar hacia él y cuando estuve lo suficiente cerca me subí en su espalda y empecé a tratar de sumergirlo.
“Si sabes que te podría sumergir de nuevo”, dijo Leonardo riendo de mis pobres intentos por sumergirlo a él.
“¿Qué dices?”, dije pasando mi brazo alrededor de su cuello.
“¿Acaso piensas asesinarme?”, dijo cuándo empezó a sentir la presión en su cuello.
“No hasta que…”, fui interrumpida por una ola que nos empujó a ambos.
Me levanté lo más rápido que pude y empecé a ver todos lados y empecé a reírme a carcajadas cuando vi que Leonardo había sido empujado hasta la orilla de la arena.
Empecé a acercarme a él para ayudarlo mientras seguía riendo a carcajadas.
“Te dije que lograría sumergirte”, dije riendo.
En ese momento él me jalo del brazo haciendo que quedara encima de él, nuestros caras se encontraban a pocos centímetros de distancia, él me sonrió y se empezó a acercar a mis labios hasta que otra ola nos empujó, esta vez ambos empezamos a reírnos.
Leonardo y yo empezamos a caminar por la orilla de la arena para encontrar un lugar en donde las olas no fueran tan violentas, después de unos minutos caminando y hablando encontramos un lugar en donde las olas no eran tan violentas, estábamos a punto de entrar al mar cuando a unos pocos metros de mi paso un anciano totalmente desnudo.
Abrí los ojos muy sorprendida, miré a Leonardo quien se veía igual de sorprendido que yo.
“Dime que no he sido la única que vio eso”, dije mirándolo a él para no seguir viendo al anciano desnudo.
“Yo también lo vi”, dijo escondiendo una sonrisa.
Cuando miré mejor, vi a más personas desnudas dentro del mar y otras acostadas en las sillas de playas.
“Creo que es una playa nudista”, dije sorprendida.
“¿Deberíamos de seguir su ejemplo?”, dijo mirándome con una sonrisa pícara.
Yo lo golpee levemente en su hombro y él empezó a reírse, empezamos a caminar de regreso a la parte de la playa en donde estábamos, es decir, en donde las personas si estaban usando ropa para bañarse.
En la noche fuimos a uno de los restaurantes que había en la isla, cuando terminamos de comer empezamos a caminar por la playa, mientras hablábamos vimos un lugar en donde había algunas personas bailando y se escuchaba música.
Cuando llegamos me di cuenta de que había personas cantando en vivo.
En el momento que llegamos empezó a sonar ´Como la flor`.
“¡Vamos!”, dije jalando del brazo a Leonardo.
Literalmente empuje a Leonardo hacia la pista de baile para que ambos empezáramos a bailar.
“Yo sé que tienes un nuevo amor, sin embargo, te deseo lo mejor”, empecé a cantar mientras yo bailaba.
Empecé a reír cuando vi que Leonardo ni siquiera sabía bailar, lo tomé de ambas manos y lo empecé a guiar para que bailáramos juntos.
“Como la flor, con tanto amor, me diste tú, se marchitó, me marcho hoy yo sé perder. Pero, ah-ah-ay, cómo me duele”, empecé a cantar con tanto sentimiento Leonardo solo reía mientras negaba con la cabeza.
Después de esa canción siguieron tocando más canciones de Selena que también las sabia, después de dos canciones Leonardo ya había agarrado los pasos de baile, seguimos bailando casi toda la noche hasta que ambos quedamos totalmente exhaustos.
“No sabía que te gustaba bailar”, dijo Leonardo.
“No me gusta”, dije sonriendo y él me miro sorprendido.
“Solo quería verte bailar ese tipo de música”, dije riendo, haciendo que él me fulminara con la mirada al ver su expresión empecé a reír más.
“Quien diría que el CEO de Spinter Enterprises aprendió a bailar en medio de unas vacaciones”, dije haciendo que él empezara a reír negando con la cabeza.
“Creo que te patee al menos unas 10 veces”, dijo Leonardo riendo.
“Si, creo que mañana ni siquiera voy a poder levantarme”, dije riendo.
“Yo podría cargarte todo el día de ser posible para que salgas”, dijo.
“Me duelen los pies así que podrías hacerlo ahora”, dije haciendo un puchero.
Leonardo era demasiado alto para que me lograra subir así que se acurruco en el suelo y así pude subirme en su espalda, todo el camino de regreso a nuestras habitaciones seguíamos tarareando las canciones que habíamos bailado toda la noche.
“Ten una linda noche”, dije dándole un beso en la mejilla antes de bajarme de su espalda.
Entre a mi habitación y me cambié de ropa para dormir.
…
Leonardo había llegado muy sospechoso esta mañana a mi cuarto, me dijo que me vistiera y que lo acompañara porque tenía una sorpresa para mí, desde que dijo la palabra ´Sorpresa` mi mente ha estado divagando, tratando de averiguar cuál es la sorpresa.
Él caminaba a mi lado con una sonrisa burlona, creo que sabía perfectamente que me estaba muriendo de las ganas por saber cuál era la sorpresa, le había preguntado antes pero solo negó con la cabeza y me dijo que tenía que verlo con mis propios ojos.
“¿Recuerdas los delfines que vimos en el yate?”, preguntó
Leonardo haciendo que mis ojos se iluminaran de la emoción, él sonrió.
“Sí”, dije.
“Ahora podremos nadar con ellos”, dijo señalando hacia una dirección.
Mire hacia donde él estaba señalando y vi que había unas personas nadando y jugando con algunos delfines que había en una parte de la playa que estaba apartada para que no entrara otro animal que le pudiera hacer daño a los delfines.
Ambos nos acercamos y esperamos a que nos dieran unos salvavidas después de eso nos metimos al agua y casi inmediatamente dos delfines se acercaron a mí y empezaron a poner sus cabezas en mis manos como para que yo los acariciara.
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