El innombrable vive en New York -
Capítulo 17
Capítulo 17:
“No sabía que trabajabas directamente con el CEO de la empresa, debiste mencionarlo antes”, dijo Harold.
“¿Por qué? No me pareció tan interesante de mencionar”, dije encogiéndome de hombros.
“Creo que no fue una coincidencia haberte conocido”, dijo tomando un poco de su bebida que tenía un poco de licor.
“Ay ¿Eso crees?”, dije poniendo el peso de mi mandíbula en mis manos.
“¡Sí!”, dijo emocionado.
“Solo piénsalo, acabo de regresar de Paris y me gradué en una de las mejores universidades y ahora que regreso a Nueva York te conozco a ti que eres casi como la mano derecha de nuestro jefe”, mi sonrisa se borró, pensé que estaba a punto de decir algo sobre ´nosotros` no solamente sobre su futuro en la empresa.
Harold empezó a hablar tal y como lo hizo en el almuerzo con Leonardo, solamente hablaba de él mismo y sobre todos sus títulos que obtuvo, hablaba tan emocionado de todos sus triunfos que ni siquiera se detuvo uno sola vez a preguntarme que tal había ido mi día y cuando me preguntaba algo era solamente sobre Leonardo.
“¿Harold eres g$y?”, pregunte haciendo que su expresión cambiara a confusión.
“No, ¿Por qué?”, dijo riendo.
“Me has preguntado tantas cosas sobre Leonardo que empiezo a sospechar que estas más interesado en él que en mi”, dije alzando una ceja.
“Bueno no creo que tengamos mucho de qué hablar sobre ti, Carolina menciono que ni siquiera habías ido a la universidad y…”, en ese momento me levante de golpe de la mesa.
“Me voy”, dije tomando mis cosas.
“¿Dije algo malo?”, dijo preocupado.
“Por supuesto que no “, dije con sarcasmo.
“¡Olivia!”, me llamo desde la mesa mientras que yo abandonaba el lugar.
Empecé a caminar lo más rápido que pude para que él no me encontrara, entre a una tienda y fingí que compraba algo solamente para que Harold no me encontrara, lo vi salir del bar y ver hacia todos lados buscándome, empezó a llamarme por mi celular, pero no contesté, después de unos minutos fue hacia su auto y se fue del lugar.
“¿Comprara algo?”, pregunto el señor de la tienda viéndome con un rostro de pocos amigos.
Tomé unas galletas que estaban a mi lado y las pagué, luego salí de la tienda y empecé a caminar por las calles yo sola.
De repente sentí como unas lágrimas empezaban a salir y las sequé rápidamente.
“¿Enserio lloraras por ese imbécil?”, dije riendo.
Seguí caminando unas cuantas calles, esperaba seguir caminando hasta encontrar un taxi estacionado, pero llevaba ya 3 calles caminando y no había encontrado ninguno, seguí caminando hasta que un auto se empezó a estacionar a mi lado.
“¿Olivia?”, dijo una voz conocida.
“Bradley”, dije sonriéndole al verlo.
“¿Qué haces aquí sola a estas horas de la noche? Ven entra”, dijo abriendo la puerta de su auto.
Realmente no quería seguir caminando, hacía mucho frio y mis pies ya me dolían más con estos estúpidos tacones.
“Gracias”, dije subiéndome a su auto.
“¿Qué hacías a esta hora caminando sola?”, dijo Bradley mientras volvía a manejar.
“Quería cenar fuera de casa”, dije frotando mis manos para calentarlas un poco.
“Pondré la calefacción”, dijo estirando su mano para poner la calefacción, cuando estiro su mano puse ver que su muñeca tenía unas manchas moradas como si alguien lo hubiera golpeado.
“¿Qué le sucedió en su mano?”, pregunte preocupada.
“No es nada”, dijo apartando su mano rápidamente.
“Cada año voy al hospital a donar sangre y el catéter siempre me deja un hematoma”, dijo sonriendo de lado.
“No sabía que le gustaba donar sangre”, dije.
“No me gusta, lo hago como una costumbre de la familia, mamá siempre nos hacía donar sangre cuando estábamos más jóvenes y nos decía que nuestra sangre algún día podría salvar a otra persona”, dijo encogiéndose de brazos
Espero que en todos estos años al menos haya salvado a una persona mi sangre.
Me pareció un poco extraño que teniendo tanto dinero esa fuera la forma con la que quería ayudar a las personas cuando simplemente podría hacer una gran donación a un hospital, sin embargo, no dije nada.
“Lo siento por no haber podido asistir a la cena la última vez, tuve que atender unos asuntos muy importantes”, dijo Bradley cuando ya estábamos a unas pocas calles de mi departamento.
“No se preocupe, su hermano pago toda la deuda”, dije sonriéndole.
“Apuesto a que se lució en la cocina, siempre fue un gran experto en la cocina, es un imbécil y lo odio por eso”, dijo riendo.
“Tiene unas grandes habilidades culinarias, dijo que las aprendió de su madre”, dije y él asintió.
“Cuando éramos pequeños pasaba mucho tiempo en la cocina con mamá, se podría decir que siempre fue el consentido de ella”, dijo sonriendo de lado.
“Me pregunto cómo reaccionará mamá cuando sepa que está interesado en alguien”, dijo haciendo que yo lo mirara de reojo curiosa, quería que siguiera hablando sobre eso, pero Bradley cambio de tema y me daba pena preguntarle, unos minutos después llegamos a mi casa.
“Linda noche princesa”, dijo Bradley guiñándome un ojo antes de irse.
De no haber sido porque hace eso cada vez que lo veo, pensaría que me está coqueteando.
Estaba caminando hacia el ascensor para ir a la oficina y me encontré a Carolina esperándolo, cuando ella me vio me sonrió ampliamente, suspire profundamente y me acerque a ella con el ceño fruncido.
“¡Buenos días, Olivia!”, dijo alegre al verme, su sonrisa se borró al ver mi expresión seria.
“¿Sucede algo malo? ¿Le contaste cosas personales sobre mí a Harold?”, pregunte cruzándome de brazos, en ese momento llego el ascensor y ambas entramos.
“No”, dijo mirándome confundida.
“No sé cómo lo supo, pero ahora sabe que ni siquiera fui a la universidad”, dije haciendo que ella se quedara pensando.
“Te juro que pude haber dicho otras cosas inapropiadas, así como cuando estábamos en el ascensor con el Señor Spinter pero jamás le diría algo tan personal”, dijo mirándome preocupada.
“¿Acaso dijo que yo le había dicho?”, dijo frunciendo el ceño.
“Sí”, dije suspirando.
“Ya verás cuando lo vea, lo obligaré a que diga la verdad y me creas que no le he dicho nada de eso, tampoco creo que Gabriel le haya dicho eso, no sé cómo sabe esa información”, dijo.
En ese momento las puertas del ascensor se abrieron y ambas salimos del ascensor, estaba a punto de responderle a Carolina cuando vi un enorme arreglo de girasoles en mi escritorio, cubría todo mi escritorio.
“Al parecer volvió a enviarte flores ese mentiroso”, dijo Carolina seria al ver las flores.
“Es un imbécil”, dije acercándome a las flores, estaba a punto de tomarlas para llevarlas al basurero cuando me dio curiosidad por leer la nota que había entre los girasoles.
[No pude evitar sentir un poco de celos al ver el arreglo que había recibido el día anterior, así que me encargué personalmente de elegir otro mucho mejor. Espero que vuelva a recapacitar de lo que hablamos ayer porque yo no pienso rendirme tan fácilmente, Leonardo].
Sentí como si tuviera mariposas en el estómago, tapé mi boca automáticamente de la impresión mientras leía la carta.
Estuve a punto de botar las flores de Leonardo.
“Regreso después, olvide que tenía que ir al departamento de Gabriel a traer unos documentos”, dijo Carolina haciendo un puchero.
Ella se fue y cuando estuve segura de que ya no estaba conmigo empecé a saltar emocionada.
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