El innombrable vive en New York -
Capítulo 16
Capítulo 16:
Lo miré muy sorprendida, jamás lo había escuchado hablar mal sobre alguien más, tomé un poco de valor.
“¿Entonces con qué tipo de hombre se supone que debería de salir?”, dije alzando una ceja, él al escuchar mi pregunta sonrió de lado.
“¿Realmente quiere saber mi opinión?”, dijo mirándome con un tipo de sonrisa con la que jamás que había visto, era una sonrisa entre coqueta y juguetona.
“Si”, dije segura.
Él se empezó a acercar lentamente hacia mí.
“Creo que debería de salir conmigo”, dijo en susurro y abriendo la puerta de mi lado.
¿Qué rayos acaba de suceder?
Abrí los ojos muy sorprendida y puedo jurar que ahora mismo parecía un tomate de la vergüenza, me bajé tan rápido como pude, él se deslizo en el asiento y se bajó de mí mismo lado.
“Lo siento, la puerta de mi lado no abre”, dijo acomodándose su saco mientras caminaba hacia la entrada de la empresa.
Con la poca coordinación que le quedaba a mi mente empecé a caminar detrás de él, ni siquiera podía concentrarme, ¿En realidad acababa de decir lo que escuché?
Mientras caminaba detrás de él, me di cuenta de que a diferencia de la otra empresa esta no tenía un ascensor solo para Leonardo así que tuvimos que esperar más de lo normal por el ascensor, cuando se abrió la puerta del ascensor sus empleados al verlo a él rápidamente salieron y lo dejaron que entráramos nosotros.
Ni siquiera fui capaz de decir algo durante el ascensor, cuando llegamos a su oficina había una señorita como de mí misma edad, al ver a Leonardo se levantó rápidamente.
“Buenas tardes Señor Spinter ¿Quiere que ordene algo para que almuerce o ya lo hizo?”, dijo la mujer, yo la mire muy sorprendida, no sabía que Leonardo tenía otra asistente.
“No, gracias por su atención Mónica”, dijo Leonardo él siguió caminando hacia su oficina.
¡A ella le agradece por cosas como esas y a mí no!
No pude evitar sentir un poco de envidia por Mónica, de seguro llevaba hasta menos días que yo trabajando para él y hasta se ha ganado más la confianza de él. Empecé a cuestionarme si realmente estaba haciendo bien mi trabajo.
Entre a la oficina y me sorprendí al verla, estaba toda hecha un desastre, había plástico por todo el suelo porque la estaban pintando todavía.
“¿Qué le parece Señorita Baldinelli?”, me pregunto Leonardo.
“Está bien”, dije seria, seguía pensando en cómo Mónica estaba haciendo mejor su trabajo que yo.
“Todavía no han terminado de pintar la oficina porque Mónica olvido contactar a las personas que lo están haciendo…”, lo interrumpí.
“Puedo contactarlas ahora mismo si lo desea”, dije sacando mi celular.
“No hace falta, vendrán dentro de dos días”, dijo Leonardo tranquilo.
“¿Esperara dos días a que su oficina esté terminada?”, pregunte sorprendida y él simplemente asintió con la cabeza.
Realmente me sentía un poco enfadada, a mí me exigía que resolviera sus asuntos en el mismo momento mientras que a Mónica por lo que se veía no le exigía de la misma forma.
En ese momento empezó a sonar mi celular, vi la pantalla y vi que era Harold, contesté.
“¿Paso por ti a las 8 para nuestra cita de hoy?”, pregunto Harold, no pude evitar que una sonrisa se dibujara en mi rostro.
“Si, está bien a las 8:00 pm”, dije sonriendo.
“Está bien, te quiero”, dijo antes de colgar la llamada.
En ese momento vi como Leonardo empezó a caminar hacia mi dirección muy decidido, me miraba con una expresión muy seria, yo empecé a caminar hacia atrás hasta que mi espalda choco contra la pared, él puso sus dos manos en la pared como para evitar que yo escapara, mi corazón latía demasiado fuerte, juraría que estaba a punto de salirse de mi pecho, sus ojos azules examinaron mi rostro, mis piernas empezaron a temblar.
Por una extraña razón tenía miedo, pero no de él sino de esta extraña sensación, jamás había sentido algo así.
“No puedo seguir actuando como si nada estuviera sucediendo así que dígame, Olivia”, dijo suspirando mientras cerraba sus ojos, su figura era mucho más grande que la mía y eso lo hacía ver más intimidante en este momento.
“¿Qué tengo que hacer para que usted salga conmigo?”
“¿Qué?”, fue lo único que pude decir.
“¿Me hará que le repita que quiero salir con usted?”, dijo Leonardo sonriendo de lado.
Estar tan cerca de él y sentir su aliento se sentía tan bien que me asustaba, no se supone que yo debería de sentir algo así por mi jefe.
“¿Qué pasa si me niego?”, dije tratando que mi voz no se escuchara nerviosa, su sonrisa se amplió más.
Su sonrisa es tan malditamente hermosa.
“Supongo que debería de conformarme con el beneficio de la duda por esta vez”, dijo quitando sus manos que antes acorralaban.
¿Qué diablos acaba de suceder?
“Puede retirarse Señorita Baldinelli, la veré mañana”, dijo saliendo de la oficina.
Calculé los minutos necesarios para no encontrarlo en el pasillo, para mi suerte cuando salí de la oficina él ya no estaba solamente Mónica, ella al verme salir de la oficina se levantó rápidamente y camino hacia mí.
“Señorita Baldinelli es un gusto poder conocerla”, dijo dándome una gran sonrisa.
“También es un placer conocerla”, dije dándole una sonrisa, aunque realmente era una sonrisa falsa.
“Espero que nos podamos llevar muy bien ahora que trabajaremos con conjunto”, dijo muy emocionada.
“Si eso espero”, dije con una media sonrisa.
“¿En que quisiera que le ayudara exactamente?”, dijo tomando una libreta, yo la mire confundida.
“Se supone que le ayudaras al Señor Spinter no a mí”, dije.
“Si, pero dijo que debía preguntarle a usted en que necesitaba ayuda porque últimamente había tenido más trabajo porque compro este nuevo edificio para la empresa, de hecho”, dijo dándose la vuelta para escribir en su escritorio.
“Aquí está mi correo para que me envié en lo que necesite ayuda, sería genial que ambas trabajáramos en conjunto y así no tengamos ningún retraso con algunos documentos”, dijo ella muy emocionada.
La mire con un poco de ternura, de seguro así me veía yo en mis primeros días de trabajo cuando Carolina me entrevistó. Le di mi correo y luego deje la empresa, ya era tarde así que podía regresar a mi departamento.
Cuando llegue busque mi laptop y le escribí a Mónica quien me respondió casi de inmediato, le envié unos documentos de la nueva empresa que debían ser firmados por Leonardo y le mande otros documentos.
Ella me pregunto muchas cosas con respecto a los documentos, realmente no me molestaba ella de hecho me parecía muy linda y tierna, era una chica un poco baja de gafas negras, cabello negro de tez un poco morena y delgada.
Empecé a trabajar en unos documentos que tenía pendientes, de no haber sido por el mensaje de Harold diciéndome que estaba emocionado por verme esta noche habría olvidado nuestra cita, mire la hora y eran las 7:15 pm
Me levanté de mi asiento y me empecé a vestir para esta noche, ni siquiera tuve que pensar mucho en mi atuendo porque simplemente me vestí con un conjunto casual y lo acompañé con un abrigo y una bufanda, ya casi empezaba el invierno y las noches cada vez eran más heladas.
Unos minutos después llego Harold, bajé de mi departamento y me subí a su auto.
Harold y yo fuimos a un restaurante que dijo que había conocido hace unos días, al llegar al restaurante más bien era un bar, nos sentamos en una butaca.
“Me alegra que hayas aceptado salir conmigo”, dijo tomando mi mano.
“Si”, dije sonriéndole.
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