El innombrable vive en New York -
Capítulo 130
Capítulo 130:
“Si, hoy por la tarde mientras estábamos trabajando, al parecer él le envió un mensaje y dibujo la típica sonrisa tonta de cuando estás enamorado, creo que…” me detuve al sentir nauseas.
“¿Estás bien?” me preguntó viéndome un poco preocupado.
“Si, creo que tal vez me hizo mal lo que almorcé”, mentí.
“¿Quieres que te lleve con un doctor para que…?”, lo interrumpí.
“¡No!” exclame y él me miro sorprendido.
“Ya fui, Jessica me acompaño por la tarde”.
“¿Segura?” pregunto no tan convencido.
“¿Qué te dijo?”
“Dijo que no era nada grave y me recetó unas pastillas” me encogí de hombros.
“¿Qué pastillas?”
“¿Para qué quieres saber?” fruncí el ceño.
“Has estado actuando extraño últimamente, ¿Está todo bien? ¿Hice algo mal?”, preguntó un poco preocupado.
“Claro que no”, dije inmediatamente
“¿Entonces?” me miró buscando como alguna explicación en mi expresión.
Di un gran suspiro y lo miré.
“Creo que me estoy sintiendo mal ¿Podrías traerme mis pastillas?”, dije mordiendo mi labio inferior.
“Claro, ¿Dónde están?”, preguntó.
“Fui al baño cuando te fuiste, creo que las deje allí”, dije y él asintió y se levantó para ir al baño.
Sentí como mi corazón se empezó a acelerar cuando se alejó de mí, miré a todos lados muy preocupada, quería salir corriendo, quería huir de este lugar.
“No las encuentro”, dijo desde el baño.
“Busca bien, allí deben estar” empecé a jugar con mis dedos nerviosa.
“Creo que no están aquí”, de repente de detuvo y no dijo nada más.
“Creo que lo encontró”, dije llevando un puño a mi boca.
Todo el departamento se quedó en silencio cuando de repente escuché sus pasos apresurados acercarse a la cocina, empecé a retener el aire en mis pulmones cuando lo vi aparecer en la cocina, al ver su expresión la sorprendida fui yo, sus ojos estaban un poco rojos y parecía como si estaba a punto de llorar.
“¿Es cierto?”, dijo levantando la prueba de embarazo
“Dime que no es una broma”.
“No es una broma” suspire profundamente
“Leonardo… Estoy embarazada”.
En ese momento el levantó su cabeza y miró el techo, dio un gran suspiro y luego sonrió enormemente, se acercó rápidamente a mí y me abrazó fuertemente.
“¿Enserio no estas bromeando?” me preguntó viéndome a los ojos con una gran sonrisa.
“No”, dije y él me dio un beso en la frente
“Realmente estoy embarazada”.
“Gracias, gracias, gracias” repitió muchas veces mientras dejaba un gran beso en mi frente.
Él se alejó de mí, empezó a caminar por la cocina y luego me volvió a ver con una gran sonrisa.
“¡Voy a ser papá!”, exclamo emocionado,
“Sh”, dije sonriéndole,
“¿Por eso estuviste tan rara últimamente?”, preguntó con una gran sonrisa.
“Estaba muy nerviosa, no sabía como ibas a reaccionar si te iba a gustar la noticia” mordí mi labio inferior.
“¿Bromeas?” empezó a reír.
“Ahora mismo me siento como si fuera el hombre más afortunado de todo el mundo”, se acercó a mí y me beso en los labios, se separó del beso y junto nuestras frentes.
“No sabes lo felíz que me has hecha Olivia”.
…
“¿Cómo que todavía no ha llegado el regalo de Betty?” exclame un poco enfadada.
“Las personas repartidoras se equivocaron de dirección”, dijo Leonardo en voz baja para que nadie más nos escuchara.
Después de que Leonardo y yo decidiéramos comprarle una gran casa la ordenamos con 3 días de anticipación, la casa medía al menos unos 3 metros de ancho y unos dos metros de alto, es una casa muy bonita que tiene sus propias ventanas y puertas.
El problema ahora es que ya empezó la fiesta de Betty y los repartidores no han venido a dejar la casa, lo que más me molestaba era que habíamos pagado dinero extra para que el envío fuera más rápido y sin embargo no había venido el regalo.
“Si, pero yo di la dirección exacta ¿Cómo se pudieron haber equivocado?” rodé los ojos.
“Además el regalo tuvo que haber venido desde la mañana y ahora son las 3:00 pm, Leonardo pagamos casi $200 dólares extras para que el envío fuera rápido”.
“Lo sé, lo sé, supongo que tal confundimos la dirección”, dijo apretando sus labios.
“¿Confundimos la dirección?” lo mire incrédula.
“Dijiste que tú te encargarías de los asuntos del envío del regalo porque yo le estaría ayudando a Jessica con la organización de la fiesta. Leonardo, te di la dirección exacta a la que deberían de haber enviado eso y te dije a la hora que quería que estuviera ese regalo aquí”, lo mire enfadada.
“Está bien me equivoque, fue un error no soy perfecto”, frunció el ceño.
“Tuve que haberlo hecho yo misma” rodé los ojos, pasé a su lado, pero él me tomó del brazo
“¿Qué?” lo miré con el ceño fruncido.
“No te preocupes, me encalcara del regalo, estará aquí antes de que termine la fiesta<3.
“Si claro”, dije restándole importancia.
“¿Dónde está Iván?” me pregunto,
“No lo sé” me cruce de brazos.
“¿Puedes tranquilizarte? Me tratas tan mal como sí lo hubiera hecho a propósito todo”, estaba a punto de responderle cuando me volvió a hablar.
“Regresaré después”, dijo antes de caminar en dirección contraria.
Tomé un gran suspiro y cerré los ojos con fuerza, realmente había sido muy dura con él, pero me molestaba mucho de que él mismo hubiera insistido en encargarse del regalo de Betty y al final no haya hecho las cosas bien.
Camine hacia el patio de la casa de playa y empecé a buscar a Jessica, como no la encontré en ningún lado me acerque al bar de bebidas y pedí un jugo de frutas.
“Te estaba buscando”, dijo Jessica.
“¿Enserio? Yo también te estaba buscando” le sonreí.
“Acabo de ver a Iván y Leonardo salir de la casa e irse en el auto ¿Sucedió algo?”, preguntó.
“Ni lo menciones”, bufé.
“Leonardo se equivocó de dirección y dio otra dirección y es por eso por lo que no ha llegado el regalo que le compramos a Betty”.
“Está bien, no tenían que preocuparse tanto, además Betty está muy alegre de que ustedes hayan venido a la fiesta”.
“Lo peor de todo es que creo que fui un poco dura con Leonardo”.
“¿Un poco?” sonrió burlona.
“Bueno quizás si fui bastante dura”, reí.
Jessica y yo seguimos hablando de otras cosas, mientras ambas hablábamos Betty se acercó a nosotras para pedirnos que la ayudáramos a hacer un castillo de arena.
Las tres fuimos al porche del patio y después bajamos las escaleras que llevaban hacia la playa, las tres nos sentamos en la orilla del mar y empezamos a hacer el castillo de arena.
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