Capítulo 129:

“¿Qué sucedió? ¿Estás embarazada?”, preguntó impaciente.

Al ver que ni siquiera le respondía miro detrás de mí y vio todas las pruebas de embarazo que estaban sobre el mueble del baño.

“No puede ser…” me miró con una gran sonrisa

“Estas embarazada”.

Ya había pasado cinco días desde que me hice las primeras pruebas de embarazo, al día siguiente fui a una clínica y me hice unos exámenes de sangre para estar más segura y era oficial, llevaba al hijo de Leonardo Spinter en mi v!entre.

El simple hecho de pensar en mi embarazo me daba tantas nauseas de los nervios. No es que no quisiera a mi hijo, pero no pensé que esto sucediera tan rápido.

Casi inmediatamente recordaba todas las cosas que hicimos durante la luna de miel y mis mejillas empezaban a arder.

“¿Qué es lo que piensas tanto?”, me preguntó Leonardo mientras conducía hacia el departamento.

“Estaba pensando que fue del piano que me regalo Bradley”, dije y él me miró con media sonrisa

“¿Acaso piensas que lo vendí después de que terminamos?”

“No lo sé” reí.

“Está en el primer departamento en el que vivíamos” se limitó a decir.

“Quiero ir a verlo”, dije segura.

“¿No quieres comer antes?”, preguntó viendo la hora.

“Pensé que estarías cansada porque has trabajado duro todo el día”.

“Podemos pedir algo y comer en el departamento, hoy quiero estar en casa junto contigo”, dije y pude sentir como mis mejillas se tornaron de un torno carmesí.

“No sabes lo mucho que me gusta ver cuando te sonrojas” sonrió.

“Me hace recordar cuando nos conocimos, te sonrojabas casi todo el tiempo cuando me veías a los ojos”.

“Tu mirada era muy intimidante, sentía que con cualquier movimiento mala que hiciera me ibas a despedir” hice una mueca.

“Al final ese jefe presumido termino siendo tu esposo, vaya ironía del destino”, río.

Leonardo siguió manejando hasta su viejo departamento, cuando llegamos al sótano del edificio tomamos el ascensor hasta llegar al piso del departamento de él,

Cuando abrió la puerta empecé a tener muchos recuerdos juntos, fue como si por un momento todo el tiempo se hubiera detenido y muchos recuerdos se estuvieran reproduciendo en cámara lenta en todo el lugar.

Tal y como lo había dejado antes el piano estaba en el centro del departamento, me acerqué casi inmediatamente y quité una sábana blanca que lo cubría para evitar el polvo, deslicé las yemas de mis dedos sobre las teclas, no había ni un rastro de polvo en todo el piano.

“Me aseguré de que alguien viniera a limpiar el departamento todos los días” aseguró Leonardo.

“De hecho, esta es la primera vez que regreso después de todo lo que sucedió”.

“Fue el mejor obsequio que alguien me pudo haber dado”, dije refiriéndome al piano.

“Bradley te apreciaba mucho”, dijo Leonardo sincero.

“Hasta veía un gran futuro entre ambos” rio un poco.

“¿Qué quieres que pidamos?”

“Me gustaría comer pizza” hice un puchero.

“Entonces pizza será”, dijo sacando su celular para pedir la pizza.

Él se alejó hacia la cocina para llamar a la pizza, yo me acerqué al piano y me senté frente al piano.

“Bradley serás tío”, dije en voz baja sonriendo mientras miraba el piano.

“Ni siquiera sé cómo decirle a Leonardo que estoy embarazada, ¿Qué tal si todavía no quiere ser padre y arruino todos sus planes?” di un gran suspiro.

“Ni siquiera sé si seré una buena madre”.

“Ya ordené la comida”, dijo Leonardo regresando a la sala, él se acercó a mí y me abrazó por la espalda.

“¿Qué haces?”

“Solo pensaba”.

“¿Qué pensabas?”, dijo dándome un beso en la mejilla.

“Bueno…”, empecé a balbucear y al final no dije nada

“Olvídalo, solo eran cosas del trabajo”.

Él se sentó a mi lado y empezó a ver las teclas del piano, frunció un poco el ceño y luego me miro a mí.

“¿Es difícil tocar el piano?”, preguntó.

“No tanto” respondí segura

“Solo debes practicar… ¿Quieres tocar conmigo?” sonreí y él asintió.

Empecé a enseñarle unos acordes sencillos para que los memorizara rápido, cuando ya había dominado los acordes empecé a tocar yo otras teclas y ambos empezamos a tocar la balada.

Mientras ambos tocábamos empecé a cantar la letra de la canción que estábamos tocando, Leonardo miraba muy concentrado las únicas dos teclas que estaba tocando, yo lo miraba o mejor dicho lo admiraba como si de un premio se tratara.

Mirar a Leonardo Spinter era como ver un atardecer, simplemente te dejaba hipnotizada con su belleza, espero morir antes que tener que renunciar al amor de este hombre, porque no creo poder sobrevivir un día sin él, estaba tan enamorada de él que sería capaz de arruinarme a mí misma por verlo feliz,

Nuestra gran armonía fue interrumpida por el sonido del celular de Leonardo, él frunció el ceño al ver el número y contestó, por la respuesta que él había dado me di cuenta de que era el repartidor de pizzas.

“Dice que recepción no lo deja subir hasta aquí, bajare por la comida”, dijo y yo asentí.

Lo mire atentamente hasta que salió por la puerta principal.

“Bradley ayúdame a decirle a Leonardo que estoy embarazada” di un grito exasperado.

De repente se me ocurrió que tal vez no le debía de decir nada, sino que tal vez simplemente debería de dejar pruebas de embarazo por diferentes lugares en toda la casa y con suerte encontrara alguna prueba.

Empecé a correr de un lado a otro dejando las pruebas de embarazo, en el momento en el que estaba poniendo la última escuche a Leonardo entrar al departamento, escondí la prueba rápido y salí de nuevo a la sala, le sonreí inocente.

“Huele delicioso”, dije sintiendo el olor de la pizza.

“Jessica me invitó al cumpleaños de Betty”, puso la caja de pizza sobre un mueble de la cocina

“¿Qué regalo crees que deberíamos de comprarle?”

“Estaba pensando comprarle una casita de madera grande, al menos la suficientemente grande para que ella pueda entrar y jugar”.

“Es buena idea” admitió Leonardo, él abrió la caja de pizza y tomó un pedazo y le dio una mordida, me acerque a él y me acerco su pedazo de pizza a mi boca y yo lo di una mordida

“¿Por qué no dejaron subir al repartidor?”, pregunté mientras seguía comiendo.

“Dijeron que no sabían que había regresado al departamento y que pensaban que todavía estaba solo”, dijo Leonardo dándole otra mordida a su pizza

“Creo que Iván y Jessica están avanzando en su relación”.

“¿Enserio?”, pregunté sorprendida.

“Iván me llamo por la tarde para decirme lo de la fiesta de Betty, al parecer él mismo está organizando la fiesta”, dijo sonriendo.

“Iván está muy loco por Jessica, ni siquiera sabe disimularlo, la volverá loca sí sigue así” reí.

“¿Por qué? Solo trata de ser amable”, Leonardo tenía la boca llena y cuando hablaba por alguna extraña razón para mí se veía tierno.

“Creo que Jessica también está empezando a sentir algo por él” admití.

“¿Enserio?” me miró sorprendido.

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