El innombrable vive en New York -
Capítulo 128
Capítulo 128:
Casi inmediatamente que dijeron mi nombre los reflectores me iluminaran y empecé a sentir como mi corazón se aceleraba de la emoción, Leonardo se levantó para aplaudirme.
“Te mereces esto y mucho más cariño”, me dijo Leonardo con una gran sonrisa
“No sabes cuánto te amo” lo abracé fuertemente y después le di un beso.
Todo el lugar se llenó de aplausos y algunos gritos de emoción, empecé a caminar hacia el escenario, mientras caminaba por algunas mesas recibía muchas felicitaciones de otras personas muy importantes de la noche.
Subí al escenario y la personas que estaba presentando el premió me sonrió y me felicitó, me acerqué al micrófono para dar mis palabras de agradecimiento.
“Muchas gracias por este reconocimiento, me siento muy afortunada de estar aquí ahora con todos ustedes, quiero dar un especial agradecimiento a dos hombres muy especiales para mí que me ayudaron a hacerme un gran camino entre este mundo tan nuevo de los negocios. Quiero agradecerle a mi hermano Iván quien siempre confió en mí incondicionalmente y me ayudo a entrar a este mundo empresarial y también quiero agradecerle a mi esposo por siempre estar conmigo y ser una gran guía e inspiración para mi cada día. ¡Muchas gracias!”
Al finalizar mis palabras de agradecimiento todas las personas se levantaron aplaudirme, cuando baje del escenario y fue a la mesa en donde estaba antes, Leonardo me abrazó fuertemente y me dio un beso en la frente.
“No sé qué hice para merecer a una mujer tan hermosa e inteligente”, dijo todavía abrazándome.
“Yo tampoco sé que hice para merecerte” rocé nuestras narices tiernamente.
Ambos tomamos de nuevo nuestros asientos y puse mis dos premios sobre la mesa, por primera vez me sentía tan importante en mi vida y no solamente era la sombra de alguien más.
Pero siendo sincera, cuando trabajaba para Leonardo como su asistente jamás me sentí intimidada bajo su sombra, de una u otra forma siempre se encargaba de hacerme sentir incluida en sus conversaciones cuando hablaba con socios.
Después de que termino el evento nos quedamos unos momentos más porque hicieron una cena especial para todos nosotros, mientras Leonardo y yo esperábamos nuestra comida de repente se acercaban personas a nuestra mesa para conocernos o saludarnos.
Unos pocos minutos después se acercó uno de los meseros a nuestra mesa con nuestra cena, la mayoría de la comida eran mariscos.
Disfruten de su cena me declaró el mesero antes de Irse y dejarnos con nuestra cena
“Se ve delicioso”, dijo Leonardo viendo la gran langosta que estaba sobre el plato.
Casi inmediatamente que sentí el olor a mariscos sentí unas enormes ganas de vomitar, ni siquiera era capaz de ver la comida porque me daban ganas de salir corriendo al baño a vomitar.
“¿Sucede algo malo?”, preguntó Leonardo al ver la expresión en mi rostro.
“No, todo está bien” sonreí de lado.
Leonardo le dio el primer bocado a su comida y sonrió al sentir el sabor de los camarones en su paladar,
“Está delicioso, deberías de probar primero los camarones” me miró con una media sonrisa.
Tome uno de los camarones que estaban en mi plato e intenté llevarlo a mi boca, pero me fue muy difícil y al final regrese al camarón al plato e hice una expresión de asco.
“Mejor come tú, no quiero comer”, dije apartando mi plato de comida.
“¿Enserio? ¿Estás bien?” me miro un poco preocupado
“Siempre te han gustado los mariscos”.
“Lo sé, tal vez son los nervios” reí.
“No hace falta que nos quedemos, podemos ir a otro lugar para que comas algo más”, me sonrió.
…
“Jessica ¿Trajeron los documentos de finanzas que pedí ayer?” le pregunté mientras seguía viendo la pantalla de mi computadora.
“Si, de hecho, aquí están”, dijo poniendo los documentos en mi escritorio.
“Gracias” tomé los documentos.
“Revise los documentos y estaban ordenados tal y como los pediste así que no falta nada más” sonrió Jessica.
“Gracias, no sé qué haría sin ti” le di una media sonrisa.
“La otra semana es el cumpleaños de Betty y ella me ha insistido toda la semana de que los invite a ti, Iván y Leonardo ¿Crees que podrían ir a su cumpleaños?”
“Por supuesto, ¿Cómo crees que nos perderíamos el cumpleaños de Betty?”, le sonreí
“¿Qué crees que debería de comprarle para su cumpleaños?”, ella sola río y negó con la cabeza,
“Betty será muy feliz con cualquier cosa que le regalen” sonrió.
“La semana pasada la vi jugando debajo de las mesas de la cocina, había puesto algunas sabanas a su alrededor como para hacer su propia casita, creo e que…” me detuve al sentir de repente nauseas.
“¿Estás bien?”, preguntó Jessica preocupada.
La ignoré por completo y me levanté rápidamente, salí corriendo hacia el baño, empuje la puerta la puerta del baño y me incline para a vomitar.
“¿Quieres que llame un doctor?”, preguntó Jessica desde afuera.
Después de que termine de vomitar deje ir el agua de la taza del baño y me miré en el espejo. Al menos no me veía tan mal. Me lavé los dientes y después salí del baño.
“No llames al doctor, estoy bien” aseguré.
“¿Qué comiste ayer?”, preguntó curiosa.
“Ayer cuando estuvimos en la ceremonia nos sirvieron de cena marisco”, hice a una mueca
“No sé porque, pero el simple aroma de la comida me dio muchas nauseas, Leonardo y yo fuimos a otro lugar a cenar y comimos pollo”.
“Que extraño, siempre te han gustado los mariscos”, dijo Jessica
“¿Has tenido más nauseas?”
“De hecho, en la mañana cuando llegó Gabriel y trajo su comida me dio un poco de nauseas el olor de su comida”.
Jessica me miraba con una expresión que no lograba descifrar, estaba con los brazos cruzados y mordía sus labios mientras dibujaba una media sonrisa en su rostro.
“¿Se ha retrasado tu periodo?”, preguntó alzando una ceja.
“Bueno…” empecé a pensar y de hecho si, tenía 2 semanas de retraso.
“Si”, la miré asustada.
“¿Crees que…?” ella me interrumpió.
“Tal vez” mordió su labio inferior
“De hecho, si lo piensas, fue casi después de tu luna de miel”.
“M!erda”, cubrí mi rostro preocupada.
“¿Quieres que te consiga pruebas de embarazo?” pregunto.
“Si”, dije inmediatamente.
“Pero que no se dé cuenta nadie más, menos Leonardo” ella asintió.
Daba vueltas una y otra vez en el baño esperando a que se dibujaran las rayitas en la prueba de embarazo, jamás me había sentido tan nerviosa, ni siquiera el día de mi boda ni cuando recibí el premio a la empresaria del año.
“¿Qué voy a hacer?” mordí mi labio inferior mientras seguía dando vueltas.
Miré una vez más las pruebas de embarazo y vi que ya se les había dibujado las rayitas, puse las cinco pruebas de embarazo sobre una toalla y le fui dando vuelta una por una para ver el resultado.
La primera prueba daba positivo, sentí como me empezaba a faltar el aire, le di vuelta a la segunda y también decía positivo, no pude soportar más la tensión y les di vueltas a todas de una sola vez y mis ojos se abrieron mucho de la sorpresa.
“M!erda” cubrí mi boca.
“¿Qué sucedió?”, preguntó Jessica desde la puerta.
Inmediatamente abrí la puerta y la miré, ni siquiera podía articular alguna palabra.
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