El innombrable vive en New York -
Capítulo 119
Capítulo 119:
“Mientras tú seguías durmiendo por la mañana estuve viendo algunas casas en venta y encontré una que te podría gustar”, dijo haciendo que yo lo mirara muy sorprendida.
“Entonces si era enserio, ¿De verdad la compraremos?”, dije un poco conmovida.
“Si, ¿No me creías?” alzó una ceja.
“Te amo tanto”, dije levantándome del asiento y corriendo a su lado para abrazarlo.
“Te la mostraré” tomo su celular y empezó a buscarla.
Mientras él buscaba la casa yo me senté en sus piernas y empecé a partir su comida en pequeños trozos los cuales le daba en la boca mientras él seguía buscando la casa.
“Es esta”, dijo pasándome el celular.
Era un rancho en Canadá, estaba muy cerca del bosque y tenía un enorme patio y a su alrededor no había más que árboles y césped, la casa tenía un estilo muy acogedor.
Tenía una chimenea tal y como la había imaginado, grandes ventanas por toda la casa, dos cocheras, un gran porche por la parte de enfrente de la casa y lo mejor de todo es que está cerca de un lago, dice que al menos a 20 minutos caminando.
“Es hermosa”, dije mientras seguía pasando las imágenes de la casa.
“Podríamos ir a verla después de la luna de miel”.
“Me encantaría ir a verla” admití muy emocionada.
Me abrazó por la cintura y me miró con una sonrisa tierna.
“Te imaginas tu y yo solos en ese lugar sin nada ni nadie interrumpiéndonos, solo disfrutando de nuestra compañía”, dijo acariciando mi mejilla.
“Lo daría todo por estar siempre a tu lado” me acerque a su cuerpo para abrazarlo, el me rodeo con sus brazos, cuando nos separamos me dio un tierno beso en la frente,
Me levanté y jalé uno delos asientos para estar a su lado, tomé mi plato de comida y ambos seguimos hablando de la casa mientras terminábamos de comer nuestro desayuno.
Cuando ya hablamos terminado de desayunar ordenamos la habitación y otras partes de la casa las cuales habíamos desordenado la noche anterior, cuando toda la casa quedo limpia y ordenada salimos y caminamos hacia la moto.
El día estaba un poco nublado y parecía como si dentro de poco iba a llover,
“Creo que nos vamos a tener que apresurar antes de que llueva”, dijo él subiéndose a la moto.
Me puse el casco y me subí a la moto, abracé por la cintura a Leonardo y él encendió la moto y empezó a conducir de regreso al hotel.
A pesar de que el camino era el mismo de ayer se veía muy diferente al día de ayer, las olas del mar se veían muy feroces y golpeaban las rocas violentamente.
Las hojas de los árboles también se movían violentamente, realmente se veía como si estaba a punto de caer una gran tormenta, pero a pesar de todo el escenario tan gris y triste no parecía tener efecto sobre nuestras auras.
Unos pocos minutos después sentí como algunas gotas de lluvia empezaban a caer sobre nuestros cuerpos, Leonardo bajo un poco la velocidad de la moto cuando la lluvia empecé a caer más fuerte.
“Me detendré en el primer lugar que encontremos”, dijo en voz alta para que lo escuchara.
Yo asentí con la cabeza, aunque sabía que él no sería capaz de verme.
Leonardo siguió conduciendo por unos minutos más cuando llegamos a una gasolinera, él se detuvo allí y ambos nos bajamos de la moto rápidamente para no seguirnos mojando.
Cuando entramos a la tienda de la gasolinera todo estaba en completo silencio, como que, si nadie estuviera allí, a los pocos segundos vimos que una chica salió de la parte trasera de la tienda y nos dijo
“Bienvenidos”
“Compremos un café para calentarnos un poco”, dijo Leonardo y yo asentí, ambos nos acercamos a la caja
“Queremos dos cafés por favor”.
“¿Quieren café americano?”, preguntó la chica.
“Dos cafés normales por favor”, Leonardo pago el café y nos fuimos asentar a una de las mesas.
“Iré al baño”, dije levantándome, él solo asintió con la cabeza y caminó hacia el fondo de la tienda en donde había un gran cartel que decía
[Baños]
Cuando entré al baño aseguró la puerta e hice mis necesidades. Me lave las manos e intente secar un poco mi cabello porque estaba muy empapado de agua, me quiten casi toda la ropa y empecé retorcerla para quitarle el exceso de agua, al final ya no estaba tan mojada y no era tan incómodo.
Cuando salí del baño me di cuenta de que habían entrado más personas a la tienda, había dos chicas más sentadas en la mesa de a la par, me acerqué de nuevo a la caja y me quedé allí esperando los cafés.
Por el reflejo de la vitrina podía ver a Leonardo quien estaba muy concentrado viendo su celular, miré de nuevo al frente viendo como la chica preparaba los cafés cuando una conversación empezó a llamar mi atención.
“Míralo, es guapísimo”, dijo una de las chicas en voz baja.
Abrí los ojos muy sorprendida al escuchar eso ¿Acaso hablaban de Leonardo? Empecé a mirar disimuladamente por toda la tienda y efectivamente era el único hombre en la tienda, por la misma vitrina seguí viendo.
Pero esta vez mi atención estaba en esas chicas, una de ellas saco su celular y le tomó una foto muy disimulada, Leonardo estaba tan ensimismado que no se daba cuenta de nada.
“De seguro que la moto que esta allá afuera es de él” mencionó la otra chica.
Una delas chicas se acercó a la otra para susurrarle algo al oído y ambas empezaron a reírse, yo solo rodé los ojos y mejor dirigí mi atención a el café que estaba esperando.
De repente vi como una de las chicas se paró, miro con disimulo a Leonardo, camino justamente a su lado y cuando estaba atrás se tiró al suelo, ¡La muy desgraciada se tiró al suelo a propósito!
“Ay” exclamo la chica cuando cayó al suelo.
El sonido de ella cayendo al suelo llamó la atención de Leonardo y él se levantó rápidamente para ayudarla a levantarse.
“¿Está bien?”, preguntó él una vez la había ayudado a levantarse.
“Si, creo que me resbale por el agua que cae de tu chaqueta”, dijo la chica haciendo una voz tan estúpidamente inocente.
“¿Enserio? Lo siento, no me había dado cuenta de que estaba dejando mojada el piso” mencionó mirando el suelo, el suelo si estaba mojado, pero no era esa la razón por la que ella se había caído.
“Aquí están sus cafés” me dijo la chica entregándome una pequeña bandeja con los cafés.
“Gracias”.
Tomé la bandeja rápidamente y empecé a caminar a la mesa en donde estaba Leonardo.
“¿Eres extranjero? Nunca te había visto por aquí”, preguntó la chica.
“Bueno…”, interrumpí a Leonardo.
“Cariño aquí están nuestros cafés”, dije sonriendo falsamente.
Cualquier posibilidad que se había imaginado la chica desaparecieron al verme a mí, su sonrisa también desapareció.
“¿Quién es ella?” pregunte inocente.
“Bueno, ella se cayó por el charco que estaba dejando en el suelo mi chaqueta” Leonardo sonaba bastante tranquilo, ni siquiera sabía que la chica había hecho todo a propósito.
“¿Enserio?”, dije fingiendo estar preocupada.
“¿Estás bien?”
“Si estoy bien” sonrió falsamente.
“Deberías de fijarte por donde caminas no vaya a ser que te caigas de verdad” sonreí.
“¿Qué?”, dijo incrédula.
No respondí nada más y me senté en el asiento que quedaba frente a ellas para asegurarme de que no siguieran viendo a Leonardo, ella regresó a su asiento y Leonardo se sentó frente a mí.
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