El innombrable vive en New York -
Capítulo 118
Capítulo 118:
“Esta es tuya”, dije entregándole su copa.
Él tomó la copa y la puso en el suelo junto al jacuzzi, tomé un sorbo de mi copa mientras que ambos nos mirábamos atentamente a cualquier movimiento que hiciéramos, tomé un gran último sorbo a mi copa y me acerqué a él.
Empecé a tocar todo su pecho con mis manos, sus manos tomaron mi cintura con delicadeza y me acerco lentamente hacia él, sentía su m$embro debajo de mí y yo sonreí al sentirlo.
Empecé a besarlo mientras hacía movimientos lentos sabre su regazo, sus manos viajaban por todo mi cuerpo, desde mi cintura hasta mis glúteos los cuales apretaba
“¿Qué me estás haciendo Olívia?”, dijo con la voz ronca,
“Haciendo que disfrutes de tu última noche como soltero, porque desde ahora en adelante serás completamente mío”, dije susurrando lo último en su oído.
Mordí el lóbulo de su oreja y él gruño, me alejo de él y se deshizo de la única ropa que llevaba puesta.
“Así que quieres jugar”, dijo tirando fuera del jacuzzi su bóxer.
Se empezó a acercar peligrosamente a mí, yo empecé a retroceder hasta llegar a las gradas del jacuzzi y me acosté allí, el agua todavía cubría un poco la mitad de debajo de mi cuerpo.
Él tomó ambas piernas y las abrió, levantó una de ellas y empezó a deslizar su lengua desde abajo hasta llegar a mi entrepierna.
Se posicionó entre mis piernas y puso sus dos brazos a ambos lados de mi cabeza haciendo que yo quedara completamente acorralada por su cuerpo.
“Esta noche voy a cog&rte tan fuerte que no pararas de gritar mi nombre”, dijo muy cerca de mi rostro.
“Hazlo”, dije haciendo que se dibujara una gran sonrisa en su rostro.
Sin vacilar entro en mí y empezó a embestirme con gran fuerza que era imposible para mí no g$mir, cuando intenté tocar su pecho él tomó ambas manos mías y las puso por encima de mi cabeza quedando completamente inmovilizada.
“Leonardo…”, dije con la voz entrecortada.
“Puedes gritar todo lo que quieras cariño, aquí nadie nos escuchara”, dijo antes de salir de mi abruptamente.
Pasó su mano detrás de mí cuello y me levantó para empezar a besarme desesperadamente, empecé a pasar mis manos sobre todo su pecho y empecé a deslizarlas hasta abajo.
Cuando estuve a punto de llegar a sus genitales él me tomó de la cadera y me dio la vuelta empujándome hacia una de las paredes del jacuzzi,
En ese momento sentí nuevamente como volvió a entrar en mí, haciendo que yo soltara un gran gemido, él siguió con las embestidas tan rudas.
Todo mi cuerpo chocaba una y otra vez con la pared del jacuzzi, mis pechos nos dejaban de moverse abruptamente siguiendo el ritmo de las embestidas.
Este hombre me estaba volviendo loca y apenas estábamos iniciando.
Cuando pensé que las embestidas habían terminado entro tan abruptamente dentro de mí, empecé a seguir ese ritmo una y otra vez, a pesar de mis intentos de apretar mis labios para no g$mir era casi imposible.
Cualquier persona que estuviera cerca de nosotros ahora mismo pensaría que me están asesinando, aunque de cierta forma él lo estaba haciendo
Ni siguiera era capaz de llevarla cuenta de cuantos orgasmos llevaba ya, este hombre me estaba volviendo loca que ni siquiera era capaz de pronunciar otra cosa que no fuera su nombre
Me tomó delas piernas obligándome a salir del jacuzzi, me sentó sobre orilla y acercó su boca a mi entrepierna en donde empezó a introducir y mover su lengua repetidas veces.
Cada uno de sus movimientos hacia que yo me quedara sin aliento, enrede mis dedos entre su cabello y lo empuje más a mi animándolo a que siguiera con su juego.
“No te detengas”, dije casi sin aliento.
Él siguió con su trabajo hasta que nuevamente llegue a mi punto máximo, Leonardo ni siquiera se separó de mi cuando nuevamente empezó a embestirme violentamente de frente.
“Quiero que grites mi nombre”, dijo con la voz entrecortada.
No sé si ahora mismo estaba en el mismísimo infierno o el cielo, pero cada uno de los movimientos y besos de él se sentía tan malditamente bien.
“Te amo Leo” fue lo último que alcancé a decir cuando volví a llegar al clímax.
Me levanté a arrastre mi cadera para volver a entrar al jacuzzi, el retrocedió y se sentó recostando su espalda en la pared.
Me acerqué a él y me senté sobre su regazo y puse mi cabeza sobre su pecho él cual se movía muy rápido por su respiración que estaba igual de acelerada que la mía.
“Te amo Olivia”, dijo cuándo su respiración se había normalizado un poco.
“Yo también te amo”, dije dándole un beso en el pecho.
Lo rodee con mis brazos para abrazarlo, nos quedamos así por un largo tiempo hasta que él se empezó a levantar, yo rodee su cadera con mis piernas, él puso ambas manos sobre mis glúteos para sostenerme mejor y así salió del jacuzzi conmigo, ambos nos besábamos mientras que él caminaba hacia nuestra habitación.
Abrió el cerrojo de la puerta y la empujo con mi espalda y entramos a la habitación, me empujó hacia la cama y se subió a la cama para quedar sobre mí, ambos nos besábamos,
“Acuéstate” le dije sobre sus labios.
Él me hizo caso y se acostó a mi lado, yo me puse encima de él y empecé a moverme sobre su regazo lentamente, él miraba atentamente cada uno de mis movimientos.
Tomé su m$embro con una de mis manos y lo introduje en mí, él cerro los ojos y mordió su labio inferior al sentirme dentro de él, primero empecé a moverme lentamente, ambas manos de él estaban sobre mis glúteos.
Acariciaba mis pechos y me movía sensualmente mientras que él me seguía viendo, puse mis manos sobre su abdomen y empecé a acelerar el movimiento de mi cadera.
Sonreí al ver que también estaba causando la misma satisfacción que él causó en mí, seguí moviéndome así hasta que ambos tuvimos un orgasmo.
“Esta noche serás completamente mío Leonardo Spinter”.
Mantenía mis ojos cerrados mientras seguía disfrutando de las cálidas sabanas que me cubrían, moví un poco mi cabeza sobre la almohada para encontrar una posición más cómoda.
De repente sentí como si algo rozaba mi nariz y me dio cosquillas, moví incomoda mi cabeza y seguí durmiendo, a los pocos segundos de nuevo esa sensación incomoda de picazón sobre mi nariz, arrugue la nariz y fue allí cuando escuche una risita de Leonardo.
“Quiero seguir durmiendo Leonardo”, dije dándole la espalda.
“Son las 10:00 am” ni siquiera le puse atención y seguí durmiendo a los pocos segundos abrí los ojos sorprendida.
“Tenemos que estar en el hotel antes del mediodía” sentí un poco de fastidio al saber que me iba a tener que levantar, ahora mismo era muy feliz sintiendo el calor del cuerpo de Leonardo a mi lado.
Él no pronunció ni una sola palabra más y yo empezaba a cerrar los ojos para volver a dormir cuando empecé a sentir como acariciaba mi espalda y deja un camino de besos por mi clavícula.
Sonreí al sentir la barba de él sobre mi piel desnuda, sus barba me causaba un poco de cosquillas. Me di la vuelta para verlo a él y le di un beso.
“Buenos días” me dijo apartando algunos cabellos de mi rostro.
“Buenos días” hice un puchero.
Nos quedamos unos minutos más así abrazados hasta que supimos que ya era hora de que nos levantáramos, teníamos que estar en el avión a la 1:00 pm porque Leonardo debía regresar a la empresa para hacer algunas cosas que tenía pendiente.
Estábamos a tan solo dos días de nuestra boda y teníamos que lograr resolver todos los asuntos posibles en la empresa para no tener problemas al estar ausentes por la luna de miel.
Después de que nos ducháramos, fuimos a la cocina para comer algo. Tal y como lo esperaba Leonardo no me dejo cocinar y solo me quede con los brazos recostados sobre el desayunador viendo como mi futuro esposo picaba algunas verduras y luego revolvía algunos huevos para hacer unos omelettes.
¿Cómo es posible que aún cocinando se viera tan bien?
Después de que él terminara de hacer la comida me sirvió en un plato y me dio un jugo de zanahoria que él mismo había hecho.
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