El innombrable vive en New York -
Capítulo 120
Capítulo 120:
Ambas chicas empezaron a murmurar cosas entre ellas mientras que Leonardo tranquilamente le agregaba la azúcar a su café.
“¿Le pongo azúcar al tuyo?”, preguntó y yo asentí.
“Eres muy amable amor”, dije sonriéndole, él me devolvió la sonrisa y empezó a ponerle la azúcar a mi café.
Ambas chicas empezaron a fulminarme con la mirada y yo disfrutaba de la situación. Ambos empezamos a beber nuestros cafés, estiré una de mis manos sobre la mesa y tomé la mano de él y la pase por mi mejilla
“Creo que estoy caliente” hice un puchero.
“Lo siento, debí a apresurarme para que no nos mojáramos por la tormenta”, dijo Leonardo.
“Vámonos”, dijo una de las chicas, ellas recogieron sus cosas y salieron de la tienda.
Sonreí victoriosa, había logrado mi propósito, Leonardo se levantó y jalo la silla para sentarse a mi lado, cuando estuvo a mi lado me rodeo con uno de sus brazos y me dio un beso en la frente.
“En el avión hay medicamentos, estoy seguro de que encontraremos algo para tu fiebre”, dijo abrazándome.
Mi corazón se encogió de la ternura, Leonardo siempre es tan cariñoso y atento conmigo, a pesar de que le había mentido él pensaba que era verdad y se tomó las cosas en serio.
“Gracias”, dije dándole un tierno beso en los labios.
Pasamos abrazados mientras ambos nos terminábamos nuestros cafés, casi simultáneamente cuando terminamos de beber el café la lluvia ceso y nosotros pudimos seguir con nuestro camino de regreso al hotel.
…
Los días pasaron tan rápido por algunos asuntos que tenía pendientes debido e a la empresa, Leonardo y yo casi no nos vimos los últimos días antes de la boda.
Ambos estábamos haciendo todo lo posible por solventar los algunos asuntos que requieran de nuestra presencia para después poder disfrutar tranquilamente de nuestra boda y la luna de miel.
A petición de mis damas de honor todas fuimos a un spa el día de ayer para estar relucientes este día.
A pesar de que la boda sería por la tarde, para ser más exactos a las 3:00 pm yo no pude casi dormir durante toda la noche, cuando finalmente me pude dormir era la madrugada y apenas pude dormir quizás unas 4 horas.
Leonardo y yo habíamos llegado por separado al hotel en donde sería nuestra boda, yo llegue el día de ayer por la noche y por otro lado no sabía nada de Leonardo más que todo por mis amigas quienes me decían que no me preocupara por él y que todo saldría bien.
De no haber sido por un mensaje que recibí de él hoy en la madrugada estaría pensando de que tal vez me va a dejar plantada.
[Leonardo: Estoy muy ansioso por verte hoy]
[3:12 arm]
“Bien, ya estas lista”, dijo mi maquillista.
“Ay por Dios” estaba tan nerviosa que tenía ganas de vomitar.
“¡Te ves muy hermosa!”, dijo Jessica detrás de mí a quien habían terminado de maquillar antes que yo.
“Gracias” sonreí un poco nerviosa.
“Tranquila no estés nerviosa”, dijo Carolina a mis espaldas mientras me hacía un masaje en los hombros para tranquilizarme.
“Traigan el vestido”, dijo una de las personas que estaban ayudándose con el maquillaje y el peinado.
“¡Ay no puede ser ya están todos los invitados allá abajo!” Abigail sonaba muy emocionada, quizás más emocionada que yo
“Por cierto, Gabriel está en la puerta, dice que se niega a bajar con los demás invitados sin antes haberte visto”, todas reímos.
“Solo me pondré el vestido y lo dejan entrar” todas asintieron.
Las personas que estaban ayudando trajeron mí vestido con mucho cuidado, como si de un frágil jarrón de cristal se tratara, dejaron caer el vestido sobre la alfombra peluda que estaba en el suelo y yo puse ambos pies en el centro del vestido, subieron al vestido hasta mi busto y empezaron ajustarlo de la parte de atrás.
Cuando ya tenía puesto el vestido como último detalle me pusieron el velo en mi cabello recogido, cuando ya todos los preparativos habían terminado me mire por primera vez con el vestido de novia y con mi ramos de flores blanca.
¿Enserio soy yo?
Hasta yo misma debía admitirlo, me veía realmente hermosa, mi maquillaje era bastante sutil y nada exagerado, tal vez lo que más resaltaba de mi rostro eran mis labios rojos y mis ojos azules.
“¿Cómo me veo?” me di la vuelta para que los demás me miraran, casi inmediatamente todas mis amigas se cubrieron el rostro de la sorpresa y me miraban muy conmovidas.
“Te ves muy hermosa”, dijo Jessica con sus ojos un poco cristalizados.
“Ni siquiera tengo palabras para expresar lo linda que te ves Olivia, jamás había visto a una novia tan hermosa” Abigail sonreía tan emocionada.
Me acerqué a ellas y todas nos empezamos a abrazar.
“Quiero ver a mi niña” escuche la voz de mi mamá entrar a la habitación.
“No puede ser” cubrió su rostro de la impresión al verme.
“Estas muy hermosa Olivia” se acercó a mí y me tomo de la mano
“Gírate, quiero verte mejor” giré para que ella me viera mejor y cuando regrese mi vista para verla algunas lágrimas salían de sus ojos.
“Mami no llores”, dije muy conmovida.
“Ay hija” no pudo decir nada más y ser acercó a mí para abrazarme fuertemente.
“Te amo mucho” me dio un beso en la mejilla
“De seguro que tu papá llorara al verte” ambas reímos.
“¡Quiero ver a la novia!”, dijo Gabriel entrando a la habitación
“¡Olivia por todos los cielos!” su rostro estaba muy sorprendido al verme
“Por Dios, haces que quiera volver a ser heterosexual” todos empezamos a reír,
El fotógrafo que hablamos contratado entró a la habitación y nos empezó a tomar fotos a todos, eran de las primeras fotos que me tomaban con el vestido de novia porque antes solo me habían tomado fotos cuando me estaban maquillando y peinando.
“Señorita Baldinelli, todos los invitados han llegado, empezaremos con la ceremonia cuando usted este lista”, dijo Rebeca la persona que se había encargado de llevar toda la organización de la boda en el hotel.
“De acuerdo”, dije un poco nerviosa.
“¿Y Leonardo está listo?” estaba tan nerviosa que jugaba con mis dedos.
“Por supuesto señorita, él ya la está esperando”, dijo Rebeca con una gran sonrisa.
Sentí como mi corazón dio un brinco de alegría al escuchar eso, al parecer no sería una novia a la cual dejaron plantada el día de su boda.
“Que los invitados vayan al patio, iniciaremos la boda ya” soné tan segura que hasta yo misma me sorprendí.
“De acuerdo señorita, por cierto, se ve muy elegante”, dijo Rebeca sonriéndome antes de salir de la habitación.
“Yo me iré para buscar mi asiento, te quiero mucho Olivia” Gabriel se acercó a mí para darme un beso en la mejilla, después de eso salió de la habitación.
Las chicas y yo salimos de la habitación juntas y bajamos por las escaleras que llevaban a un gran salón el cual debíamos de cruzar para llegar al gran patio en donde sería la boda, ya nadie estaba en este salón, todas las personas estaban afuera esperando a que la boda iniciara.
Mi mamá se acercó a mí para arreglarme el velo de novia y luego me dio un beso en la frente antes de irse con los demás invitados. Mientras hablaba con mis amigas mi papá se acercó a mí y me tomo de la mano.
“Te ves muy hermosa hija”, dijo con los ojos lagrimosos, yo me acerqué y la abracé fuertemente.
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